Más de 10 minutos de escalofriante tortura: el relato del asesinato de Tatiana Coinac en Oviedo, según la Fiscalía

La acusación pública narra cómo el cabo lenense Adán F. D. actuó "sin que la víctima pudiera prever el ataque, utilizando técnicas militares y con intención de causarle el máximo sufrimiento posible"

Detención de A. F. D. por el crimen de Tatiana Coinac

POLICÍA NACIONAL

P. T.

Un relato más que duro, escalofriante. El de los más de diez minutos que la Fiscalía estima que duró la tortura a la que sometió el militar lenense Adán F. D. a Tatiana Coinac, la prostituta moldava de 44 años asesinada en Oviedo en marzo de 2023. La acusación pública narró hoy en una vista ante el acusado, en prisión provisional, su versión de los hechos, que describe una truculenta muerte en la que, aseguran, Adán F. D., de 35 años y que estaba en proceso de vuelta al Ejército tras una sanción, actuó "sin que la víctima pudiera prever el ataque, utilizando técnicas militares y con intención de causarle el máximo sufrimiento posible".

La Fiscalía ha dado a conocer lo que las pruebas indican que sucedió, bajo su punto de vista, y que sustentará su petición de condena. Un relato que describe una brutalidad fuera de lo común. Adán F. D. sometió a Tatiana Coinac a vejaciones y torturas antes de causarle la muerte mediante asfixia con la técnica del "mataleón", que, según la Fiscalía, el acusado conocía a través de su formación militar.

El Ministerio Fiscal sostiene que "el investigado la conoció aproximadamente a principios de febrero de 2023 a través de diferentes páginas web de contactos, donde la víctima ofrecía sus servicios sexuales". Ya se habían visto antes del día del asesinato, dado que "ambos mantuvieron un primer encuentro en la casa de la víctima, en Oviedo".

A partir de ahí, "el investigado, interesado en mantener un nuevo encuentro sexual con la mujer, contactó de nuevo con ella, por teléfono, acordando que la cita tendría lugar el 9 de marzo" de 2023. Así, "el hombre se dirigió a la casa de la víctima, desde Pola de Lena, no sin antes realizar diversos contactos, tanto telefónicos como por whatsapp, con ella".

Pero lo que ella pensaba que iba a ser un encuentro sexual más dentro de su quehacer profesional se convirtió en un infierno por sorpresa. Tatiana Coinac abrió el portal y la puerta de su casa sin problema a Adán F. D. "Sin embargo, una vez dentro de la vivienda, en el dormitorio, el investigado, con claro ánimo de satisfacer su deseo sexual, cogió dos fundas de almohada que se encontraban sobre la cama y les hizo un nudo fuerte, amordazando con ellas a la víctima, impidiendo así que la mujer pudiera pedir auxilio".

Así comenzaron unos largos minutos de sufrimiento extremo para la mujer moldava, que también tenía nacionalidad española. "Además, valiéndose de otra prenda, le anudó fuertemente las dos muñecas, imposibilitado cualquier opción de defensa. A continuación cogió un bote cilíndrico de lubricante y, de forma absolutamente violenta, se lo introdujo reiteradamente por el ano, sin que la víctima pudiera hacer nada para evitarlo, causándole de esta forma múltiples desgarros", sostiene la Fiscalía en el relato hecho público.

La descripción de los hechos continúa así: "En ese momento, el investigado, con la única intención de terminar con la vida de la mujer, así como de causarle el máximo sufrimiento posible (más allá del estrictamente necesario para causarle la muerte), y sin que ella pudiera prever el ataque, se colocó por detrás y, utilizando la técnica del “mataleón -que conocía a la perfección por su formación militar-, le agarró fuertemente el cuello entre sus brazos, dejándose caer sobre la cama, con la víctima encima. Todo ello, durante un intervalo de entre 7 y 10 minutos y apretando sus brazos con fuerza y una violencia de gran magnitud".

La frialdad del torturador y asesino descrita por la Fiscalía va más allá con los hechos posteriores a la muerte de Tatiana Coinac. "Acto seguido, el investigado, perfectamente consciente de que había logrado acabar con su vida, ya que la mujer no respiraba ni tenía pulso ni signo vital alguno, la colocó en posición lateral para trasladarla al cuarto de baño y colocó el cadáver dentro de la bañera. Se dirigió a la cocina, cogió una tijera de un cajón y regresó al baño, donde cortó a jirones la ropa que llevaba puesta la mujer, que tiró a una papelera junto con las dos fundas de almohada que había utilizado como mordaza, desnudándola completamente. A continuación, abrió el grifo, volvió a la cocina a dejar las tijeras y regresó al cuarto de baño, cerró la bañera una vez se hubo llenado de agua y se fue".

Es la historia de lo que nunca debió suceder. Más de diez minutos de escalofriante e inexplicable tortura en un piso de Teatinos (Oviedo) que estremecieron a toda Asturias.