Opinión

En memoria de Reyes de Aspe Llavona

Recibo consternado la noticia del fallecimiento de Reyes de Aspe Llavona, hija de Marichu, de Carajitos del Profesor de Salas. Reyes era la tercera de los hermanos de esta casa que puso a Salas en el mapa cuando lo analógico permanecía, justo antes del vendaval digital que no mantiene nada estable en estos tiempos líquidos que nos ha tocado vivir. Pero nuestra generación vivió mundos muy distintos y tenemos media memoria analógica y media digital, lo que hace que haya cosas que permanecen en nuestras memorias grabadas a fuego.

Reyes fue mi compañera de pupitre en parvulitos, mi compañera de juegos, junto con María del Viso y otros que siempre nos juntábamos para jugar a cosas tan curiosas como Hombre Rico, Hombre Pobre, una serie de los setenta que emulábamos cada día. Nos gustaba aquel juego de interpretación y nos metíamos en los personajes de aquella serie que habíamos visto el día anterior, seguramente en una televisión en blanco y negro. Reyes fue con cinco o seis años mi pareja actoral en esa serie que de niños construíamos en el patio del colegio de Chamberí en Salas.

Me enteré hace unos pocos meses de su enfermedad y guardé total discreción porque me habían dicho que el pronóstico era reservado. Pensé en ella muchas veces. Esta mañana al llegar a mi trabajo lo hice preguntándome cuál sería su situación. Me apenaba lo que pudiera ocurrir. Pudo ser una premonición. Horas después me daban la noticia de su muerte. De repente quise llorar por ella, por su juventud y por su calidad humana. La que yo conocí en mis años de niño donde los recuerdos se hacen eternos e imborrables.

Nuestras vidas tras el colegio se fueron distanciando, pero Reyes siempre mantuvo ese reconocimiento de la amistad, la de la infancia que es imposible de cambiar. Hoy lloro por Reyes porque era una buena chica, joven, una amiga de la infancia que no se merecía, como nadie se merece este final. Querida Reyes, que la tierra te sea leve. Mi más sincero pésame a tu familia porque pierden una buena persona que aún tenía mucho que dar. Permanecerás siempre en el recuerdo de quienes te conocimos.