Opinión | El Paragües

Limitación

Sobre las mentes preclaras y el único hilo conductor que viene desde Waterloo

Es de vital importancia conocer las propias limitaciones, en otro caso es fácil emitir juicios u opiniones que estén totalmente fuera de lugar. Nunca como ahora soy consciente de mi necedad y me siento obligado a rendirme a inteligencias superiores cuyas manifestaciones no alcanzo a comprender. Si nuestros designios están en manos de personas que orientan nuestro futuro es porque seguro no tienen mis limitaciones. Es que no entiendo que hasta hace cuatro días fuesen acusados de traidores quienes luchaban por la libertad y la democracia. Menos mal que ciertas mentes preclaras amnistíen sus acciones y manifiesten que en ningún caso su proceder fuese delictivo, con lo cual pueden hacerlo de nuevo. Tampoco entiendo que en democracia haya separación de los tres poderes, porque a mí me parece que el legislativo y el ejecutivo están movidos por un único hilo conductor que viene desde Waterloo y que además el judicial debe hacer lo que proponen, porque en otro caso... Pero como sé de mis limitaciones, quizás no alcance a comprenderlo.

Me dio por pensar si estas personas que están diseñando y definiendo nuestro futuro serían enfermos de síndrome de Hubris, que caracteriza a líderes que se sienten capaces de realizar grandes tareas, creen saberlo todo y que de ellos se esperan grandes cosas, por lo que actúan yendo un poco más allá de la moral ordinaria. Pero inmediatamente me dije que soy persona muy limitada y que no puedo entender a estos genios.

Lo tengo claro: el problema soy yo, no ellos. Debo pensar que si Cataluña fuese independiente y se produjesen movimientos, para unirse e España, si su presidente fuese Puigdemont, él lo vería como una expresión democrática y les facilitaría instrumentos para contrastar su criterio con el resto de catalanes. Seguro, porque otra forma de actuar sería fascista.

Y estas inteligencias superiores nunca harían nada en contra de la justicia, la libertad y la democracia. Ahora recuerdo una frase Einstein: «Cuando te mueres, no sabes que estás muerto, no sufres por ello, pero es duro para el resto. Lo mismo pasa cuando eres imbécil».

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