Los cancios de chigre se imponen a la lluvia en Gijón

"Parece que va a llover, pero pararemos el agua". Así arrancaba ayer la noche Carlos José Martínez, el encargado de dirigir los cancios de chigre, que se sobrepusieron al agua para hacer vibrar a una plaza Mayor entregada a la causa. La Sociedad Torner brindó un nutrido repertorio de clásicos que hicieron las delicias de los asistentes al ágora gijonesa.

Como no podía ser de otra forma, la cita comenzó con "Gijón del alma" para que el público entrara en temperatura. "Allí estáis mojados pero aquí estamos congelados", bromeaba Martínez, que tuvo unas palabras de cariño hacia Gijón. "¡Sois el mejor coro del mundo!", gritaba. Uno de los primeros temas en sonar fue "Axuntábense", de Sergio Domingo. Carlos José Martínez se esmeraba en pedir "un poco más de energía" al público, en el que no faltaban ni los paraguas ni los deseos de cantar a viva voz.

Un par de pantallas permitía a la gente seguir las letras de las piezas. Apenas había espacio en los soportales, pues muchos querían protegerse de la lluvia. "Tened cuidado, que el pavimento resbala", advertía el director del coro. "Mocina, dame un besín", "La romería de San Andrés" o "En el campo nacen flores" fueron algunos de los cancios que resonaron en la plaza Mayor, que cumplió con creces dadas las circunstancias del cielo. "¡Otra, otra!", pedían algunos. Carlos José Martínez tuvo un recuerdo para Julio Ramos, cantautor asturiano fallecido recientemente. En su honor se interpretó "En el pozo María Luisa". Martínez destacó el "poder transformador" de la música en una noche en la que la lluvia no diezmó el ambiente festivo.

"Ya estuvimos viendo ayer los ensayos y hoy también nos acercamos. Aprovechamos el paseo", comentaba Amparo Fernández, que acudió junto a su marido, José Luis García. De Oviedo venía Florentino González, que ni por asomo se quería perder la Fiesta de la Sidra en Gijón. "Últimamente me coinciden las fechas y llevo años viniendo a los cancios", afirmó. Para él, el componente participativo es fundamental para explicar por qué es tan querido este evento. "No venimos solo a escuchar, sino a participar activamente. Es una noche de tradición, música y gente", subrayó.

Desde el barrio de Pescadores se acercaron José Gabriel Fernández y María José Fuego con un objetivo. "Si venimos es para cantar", señaló Fernández, que reivindicó que "solo nos perdimos los cancios en la etapa de la pandemia". "Son canciones típicas asturianas, eso es lo más especial", resaltó José Gabriel Fernández. Para Fuego, la de ayer era una oportunidad para mostrar sus dotes al canto. "Ya que no podemos cantar en otro lado…", bromeaba María José Fuego.

Pilar García, bien atechada en un soportal, cantaba a pleno pulmón ayudándose de una pequeña "chuleta". "Aquí estoy, con la letra para poder cantar bien alto", apuntó García, para la que la velada de ayer tenía un mayor significado si cabe. "Vine a ver a mi hija, que está en el coro", sostuvo la gijonesa, una apasionada de los cancios de chigre. "Me encantan los auténticos cancios, Hay que colaborar para nuestras fiestas sigan para adelante", ensalzó.

Paraguas en mano, Ángel Vázquez alternaba entre mirar al escenario y al papel donde seguía las letras de las canciones. "Vengo todos los años", aseguró Vázquez, que tenía un motivo simple pero contundente para asistir a los cancios. "Soy un poco antiguo, me gusta el folclore de chigre y la música de pueblo", explicó el gijonés en una noche en la que la tradición chigrera batió a las inclemencias meteorológicas.

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