Asturias exporta talentos

Begoña Quesada: "Los asturianos somos gente con raíces, pero echada p’alante"

"Necesitamos mucha imaginación para pensar no lo que vamos a hacer mañana, sino pasado mañana, y en función de eso definir el presente"

Begoña Quesada

Begoña Quesada / LNE

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Begoña Quesada (Múnich). Natural de Pola de Lena, su carrera profesional abarca medios de comunicación y diplomáticos en España, Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, donde reside. Es autora de las obras "Alemania, el país imprescindible", "Nacidos después de muertos", "Líneas de fuga" y "El hombre sin pasos". Es doctora en Relaciones Internacionales y realizó un máster por la Universidad de Columbia con una beca "Fulbright". Premio internacional de ensayo "Jovellanos" 2023 por "En defensa de la imaginación".

Defendamos la imaginación. Qué hermosa palabra. A la escritora y periodista Begoña Quesada le gusta escalar su memoria y allí siempre están las montañas: "Me gustaba reconocer los picos y los perfiles. También las calles, saberme todos los caminos, a veces ahora las recorro en sueños. Encuentro también placer en cerrar los ojos y pensar en lo que oía al despertarme un sábado o un domingo, los ruidos de fuera –las campanas, los puestos del mercado, los columpios, las persianas metálicas de la pescadería en el edificio de enfrente, las conversaciones de los que volvían de fiesta o se dirigían a trabajar, el tren, la parada de taxis...– a través de los cuales imaginaba lo que estaba pasando".

Subir a lo alto de una montaña ¡y ver el mar a lo lejos!, recortando la tierra, es para mí lo más parecido a estar en un satélite. Te da una idea de las proporciones y las distancias".

Su vocación de periodista "nace en los atardeceres estivales en la terraza con mis abuelos, comiendo pipas y aprendiendo a leer en columnas, descubriendo que la tinta huele y mancha; de las conversaciones sobre esos periódicos entre mis tíos, que se habían recorrido medio mundo. Pero el interés por la gente me viene de estar detrás del mostrador, que es un crisol de las interacciones humanas. Sentada sobre los felpudos, ordenando los tiestos por colores, o las lacas de uñas, o junto a las cajas de las puntas en la ferretería de mis padres, a mí lo que fascinaba era escuchar y observar. Eso está en la esencia de cualquier buen escritor".

No recuerda cuál fue su primer viaje fuera de Asturias porque "a mi padre le gustaba conducir. Recuerdo subir y bajar el puerto de Pajares en un Simca naranja con los asientos de felpa negra y marearme. Llegar arriba y dejar el mar de nubes atrás. Imagino que especialmente relevante fue cuando me fui con una beca a Estados Unidos a los 20 años. Era una Universidad al norte de Nueva York, en una ciudad que no aparecía en los mapas normales españoles. El correo electrónico era aún algo raro, hablaba con mis padres una vez al mes, nos enviábamos cartas. Era todo más remoto. La ventaja de esa distancia física y mental es que te defines y te encuentras a ti mismo".

Se identifica con muchos rasgos del carácter asturiano: "Bajo una serie de configuraciones propias del aprendizaje, de las experiencias, de la adaptación, me veo muy asturiana en el alma. Somos gente con raíces, pero echada p’alante. La montaña nos prende, el mar nos extiende las velas".

Reveses ha tenido pocos, por lo menos "que se me hayan quedado en la memoria como tales. Me considero una persona con mucha, mucha suerte. Imagino que a menudo hay que inventarla, la suerte. Todo sirve si, incluso lo malo, lo transformas y lo conviertes en energía. Creo que lo que más me ha enriquecido siempre han sido los compañeros, la competencia, los jefes, las personas que me he ido cruzando".

Siendo asturiana, ve Asturias "desde el exterior como mi casa, no importa en cuántos sitios haya vivido. Cuando uno regresa a casa después de un tiempo fuera, se reencuentra con sus muebles, sus libros, su cocina, las vistas de la ventana, y todo hace una ilusión tremenda. Pasados unos días, uno también se da cuenta de que quizá la habitación no es tan grande o luminosa como recordaba y las razones por las que en principio salió. Pero la respeta y la defiende porque siempre será la casa de uno, la lleva consigo. Es más fácil opinar desde fuera y mayor el riesgo a equivocarte. Las cualidades de Asturias están claras y quizá el mayor de los riesgos es dormirse en los laureles, contemplando esas virtudes o creyendo que algo es eterno y perdurará si no se cuida".

Asturias podría aprender mucho de los alemanes, pero "también hay muchas cosas que los alemanes podrían aprender de los asturianos. Hay gestiones con la Administración asturiana que he hecho desde Alemania que un alemán no podría soñar hacerlas con el Ayuntamiento de su pueblo, por ejemplo. Otra: el nivel, la calidad y calidez de la sanidad asturiana no la he encontrado en ninguna otra parte del mundo. Se me saltan las lágrimas por la emoción al pensar en algunos de los profesionales que trataron a mi padre o a mis hijos en Asturias. De alguna forma, sirva esto para volver a darles las gracias". Además de los tópicos alemanes positivos "del orden, la planificación, la eficacia –con sus magnas excepciones, que confirman la regla–, yo destacaría la solidaridad intergeneracional y la capacidad para reconocer un error sin que esto lleve a la inquina o la parálisis. Reflexionar y debatir sobre el problema, de acuerdo. Pero también usar la información para intentar hacerlo mejor la próxima vez. Trasladar el foco del yo al nosotros".

Vidas ejemplares: "Mis padres, sin duda. Recuerdo conversaciones alrededor de la mesa de la cocina sobre ser libre, no tener miedo, ser honrado, ser trabajador, ser constante. Son las fibras con las que me tejí, junto a mis hermanos, Alfonso y Myriam. Mis maestros también fueron clave en los primeros momentos, algunos todavía siguen en activo en el colegio de El Pilar de Pola de Lena. Mi profesor de Universidad Felipe Sahagún ha sido siempre gran apoyo e inspiración. También algunos de mis tíos han sido referente y cuidado. Algunos de mis jefes me enseñaron y me impulsaron con mucha generosidad. Gracias, porque sé que estaréis leyendo esto. Y ya en la edad adulta, mi gran compañero de vida, Jesús, y mis hijos son mis maestros en el día a día".

¿De qué forma puede la imaginación ayudar a Asturias? "Hay gente que ya lo está haciendo: imaginar otra forma de vivir y trabajar en Asturias porque el ‘statu quo’ permanente no existe. A veces me admiran estas iniciativas de intentar hacer las cosas de otra forma, con imaginación, iniciativas empresariales o asociativas. Muchas fallarán, pero otras no. Son valientes, tienen imaginación, necesitan nuestro apoyo. Si no me equivoco, Asturias pierde población desde hace tres décadas. Posee la tasa de mortalidad más alta de España y la de natalidad más baja. Es la comunidad autónoma con mayor edad media y con menor número de jóvenes. Necesitamos mucha imaginación para pensar no lo que vamos a hacer mañana, sino pasado mañana y en función de eso definir el presente. Lo que pasa es que esto puede no dar votos. Son decisiones complejas".

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