Tamara y sus socios han diseñado un mercante único en el mundo

ASTURIANOS EN GIJÓN: Tamara Fernández

Julián Rus

Eduardo Lagar

Tamara Fernández, socia de la ingeniería Ingeniacity. Tiene 41 años y en su familia se ve el salto de la economía asturiana: es hija de un minero de La Camocha y ella es ingeniera mecánica socia de una empresa instalada en el Campus Tecnológico especializada en el diseño de embarcaciones, tanto de alta competición como para mercancías, con un alto componente de innovación.

"Yo soy del Cerillero. Mi padre fue minero en La Camocha –por suerte ya está prejubilado– y mi madre es ama de casa, dejó de trabajar para cuidarnos a mi hermano y a mí. Empecé Ingeniería Química en Oviedo y luego pedí una simultaneidad de estudios y fui a la Escuela Politécnica a hacer Ingeniería Mecánica. Luego terminé en Inglaterra, en Coventry, con un programa de Erasmus".

"Al volver de Inglaterra me contrataron en una empresa en Pamplona. Era de energías renovables, tenía varias divisiones y yo hacía plantas de biogás. Luego, cuando retiraron las subvenciones para las renovables, se frenó de golpe y quedó todo en el aire. Entonces me volví a Asturias y entré en el programa ‘Motostudent’ de la Universidad de Oviedo. Tenía el título de Inglaterra, pero aquí me faltaba traducir el proyecto y presentarlo; entonces todavía constaba como estudiante y pude entrar en ese programa".

"Es un proyecto que sigue activo. Participé en la tercera edición. Consiste en el diseño, la fabricación y la búsqueda de patrocinadores para hacer una moto de competición. La última etapa es ir al circuito de Alcañiz y competir con universidades de todo el mundo en pista. Yo era la directora del equipo. Me gusta mucho el tema del motor. Me aficioné por mi tío. Él es muy buen piloto y desde muy pequeña me levantaba a las tantas de la mañana para ponernos en las cunetas los fines de semana a ver rallies".

"En ese proyecto teníamos unos patrocinadores, Totalmar. Nos ayudaban muchísimo. Primero hicimos amistad y luego decidimos que queríamos hacer algo juntos. De ahí salieron mis socios de este proyecto, de Ingeniacity. Ellos venían del sector náutico, se dedicaban a fabricar veleros de competición. Somos muy complementarios entre nosotros. Por un lado está Alberto Fernández Alonso, una persona con conocimientos muy amplios no solo navales. Es el jefe de tecnología de la empresa. Es una maravilla estar aprendiendo de él todos los días. Y luego está Laura Álvarez Cubillas. Ella es marina mercante y, además, tenía mucha experiencia en toda la parte de administración de la empresa. Yo me dedico a la parte más comercial y al trato con cliente, pero también me ocupo de gestión de proyectos".

"Empezamos a trabajar en julio del 2015 con la idea de aplicar ingeniería avanzada en diferentes sectores, aunque estábamos especializados en la náutica de competición. Ahí trabajamos a un nivel muy alto. Hacemos la parte del cálculo estructural de barcos que están en las competiciones más importantes a nivel mundial, como veleros de la Copa América".

"Tenemos también la parte naval más industrial. Estamos trabajando en un barco mercante de 98 metros de eslora, para carga general, muy innovador. Va a ser una novedad mundial muy importante. Es un barco mercante sin lastre. Los mercantes siempre llevan en la parte de abajo agua de lastre. Cuando el barco va cargado consigue la estabilidad gracias a la carga, pero cuando lo descargas le das la estabilidad incluyendo agua en esos compartimentos que tiene el barco en la parte de abajo. Se carga agua directamente del mar, pero eso tiene un problema medioambiental importante, aparte de que estás moviendo agua, con el coste de combustible que supone: cuando llegas a destino tienes que soltar esa agua. Entonces transportas especies de unos puertos a otros. La normativa te obliga a instalar unos sistemas de tratamiento de esas aguas antes de expulsarlas y no es 100% efectivo".

«En Gijón, innovamos a nivel mundial, pero nos cuesta decirlo»

"Al final conseguimos eliminar el lastre gracias a aplicar ingeniería, a trabajar en las formas del barco. Hemos hecho un barco más eficiente que consume menos y que no lleva el sistema del lastre. No se está construyendo todavía, está en las fases finales de diseño. Es un barco para una empresa asturiana, para Junquera, un armador de Gijón. No habrá otro igual en el mundo. Trabajamos mucho en las formas del casco para mejorar la resistencia al avance y hacer que consuma menos y, además, también vas a ahorrar tiempo porque, cuando coges el agua del lastre y la expulsas, lo haces a una velocidad de navegación más lenta. En este mercante los costes de operación son más bajos".

"Algo que nos caracteriza es que siempre seleccionamos proyectos innovadores. Donde más valor aportamos es cuando se trata de hacer algo disruptivo y diferente. Este mercante será un buen demostrador de las capacidades que tenemos".

"También trabajamos en energía renovables. Llevamos desde años trabajando en solar ‘on shore’ y ahora estamos trabajando ‘off shore’. Ahí te puedo contar poquito por temas de confidencialidad, pero estamos trabajando en una plataforma de solar flotante muy innovadora".

"No veo que tengamos ningún hándicap por trabajar desde Asturias. Además, desde la pandemia es aún más sencillo porque todo se digitalizó más. Eso facilita un montón las reuniones con empresas que están en otro lugar. Antes todo tenía que ser in situ, viajar, y ahora puedes haces reuniones online, lo que te facilita mucho todo".

"Creo que hay mucha innovación en Asturias y, además, en sectores muy diferentes. Cada vez que voy a cualquier jornada me encuentro con empresas nuevas que van surgiendo y que están haciendo cosas muy interesantes. Hay mucha más innovación de lo que se conoce. Nos falta vendernos mejor y creérnoslo más. Creo que en Asturias somos muy conservadores a la hora de decir que haces algo bien; nos cuesta decir: ‘Nosotros somos buenísimos en esto’. Pero creo que poco a poco vamos llegando, vamos poniendo las cosas en su sitio. Desde aquí, desde Gijón, estamos haciendo proyectos que a nivel mundial son muy innovadores. No a nivel local ni regional. Y como nosotros, muchas más empresas. Falta que se pongan en valor y se conozca desde fuera".

"Todo lo que hay en torno a la ‘Milla del conocimiento’ ya está generando puestos de trabajo con estabilidad y buenas condiciones. Se están haciendo cosas interesantes y hay un montón de ejemplos. Falta aumentar el número de oportunidades. Venimos de tener una industria tradicional, y ahora nos toca cultivar para recoger mañana".