Las rederas asturianas celebran la ley para adelantar la jubilación: "Este oficio tiene mucho desgaste"

La decena de mujeres dedicadas a este oficio en la región llevaban años peleando junto a gallegas, vascas y cántabras por el coeficiente reductor del sector pesquero

Teté Costales, en Lastres.

Teté Costales, en Lastres. / Ana Paz Paredes

Son pocas rederas las que quedan en Asturias, pero todas están de enhorabuena. Las profesionales expresan su satisfacción tras haber logrado en la nueva ley de Pesca Sostenible, que pone en valor el reconocimiento a oficios como el suyo, que se modifiquen los coeficientes reductores que determinan la edad de jubilación para poder adelantarla. Así pasará a ser en el caso de las rederas, además de las empacadoras y neskatillas, colectivos que llevaban tiempo demandando una medida de la que gozan ya, por el desgaste físico con conllevan, otros oficios relacionados con la pesca.

Teté Costales, que lleva algo más de 30 años trabajando como redera en el puerto de Lastres (Colunga), señala a LA NUEVA ESPAÑA que este logro "es conjunto de todas las compañeras del Norte, aunque las de Galicia han sido las que más han luchado porque, claro, allí son muchas más que aquí, y tienen más fuerza. Llevábamos luchando por ese coeficiente reductor desde hace muchos años y por fin nos lo concedieron. Es muy poco, vaya, pero algo es algo". Costales explica que su profesión "es muy vocacional además de imprescindible" para el sector pesquero. "Hay mucho trabajo, sí, pero es un trabajo mal pagado y duro. Si no tienes otra cosa de la que vivir, de redera no puedes. Ahora claro, los barcos también están en precario porque la economía de la pesca también va mal, esto es todo una cadena. Somos imprescindibles en el sector de la pesca, pero la vez resulta que no podemos vivir de ello", se lamenta.

María Luisa Suárez Picos es una veterana que lleva trabajando como redera, en el puerto de Luarca, unos 35 años. "Muy pocas se llegaron a jubilar y dejaban esto por trabajos mejor remunerados. No sé, yo creo que en activo en Asturias seremos unas diez como mucho", explica esta profesional que empezó a trabajar muy joven al ser de familia de pescadores. Su padre tenía dos barcos. "En Asturias lo que más se arma es para la pesca artesanal de bajura, que suele ser de volanta", explica. En cuanto al reconocimiento profesional de su sector, así como la modificación del coeficiente reductor, opina que "es algo muy positivo por lo que llevamos luchando muchos años. Es muy importante que el Gobierno reconozca a las rederas como profesionales, porque es un trabajo muy penoso, es una profesión con mucho desgaste y con enfermedades derivadas del mismo como por ejemplo tendinitis, cervicales y de espalda, pero sobre todo, tendinitis. Sobre la dureza del oficio también habla otra redera de Luarca, que se jubiló recientemente: Autelia Rodríguez Fernández.

A la izquierda, Raquel García y María Luisa Suárez, durante el taller de  rederas. Sobre estas líneas, Teté Costales, en Lastres.

A la izquierda, Raquel García y María Luisa Suárez, durante el taller de rederas. / Ana Paz Paredes

"Estaba en la Asociación de Rederas de Asturias y andábamos siempre en contacto con las de Galicia. Yo, aunque a mi ya no me ha tocado porque ya me retiré, me alegro por mis compañeras. El aparejo tiene que estar todo hecho a mano, por eso las rederas son indispensables. Es un trabajo artesanal de muchas horas y mal pagado, tiene que gustarte mucho. Se pasa mucho frío. Yo estaba en un local con techo, pero otras compañeras que tenían que trabajar el cerco tenían que coserlo a pie de muelle e incluso en los propios barcos. Yo vengo de familia marinera: bisabuelo, abuelo, padre, hermanos, tíos, marido, como tantas rederas. Éste es un logro de todas las rederas del Norte, de Galicia al País Vasco". El año pasado la Organización de Productores Artesanales del Principado (OPA) organizó un curso gratuito para mujeres para aprender el arte de armar redes para la pesca en el que participaron 19, de ellas diez en Luarca, curso que impartió María Luisa Suárez, mientras que en Lastres fue Teté Costales, que contó con nueve alumnas.

Todas ellas están pendientes de que la Consejería de Medio Rural apruebe la convocatoria de los procedimientos de evaluación y acreditación de competencias (PEAC), según explica Irene Fernández, bióloga a cargo del plan de producción y comercialización de OPA Asturias.

Este procedimiento, que sabemos ya está en marcha, es necesario para poder convalidar el certificado de profesionalidad de Confección y Mantenimiento de Artes y Aparejos de Pesca, que es lo que necesitan estas 19 mujeres que han hecho el curso, para poder trabajar. La convocatoria de 2022 fue un éxito y es posible que repitamos este año", anuncia Fernández.

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