Entrevista | Blanca Fresno Maestra cervecera, primera jueza española en la World Beer Cup

"La mejor cerveza debe ser muy fiel al estilo que dice representar"

"El cervecero es un mundo más bien de hombres; somos pocas mujeres, y eso que nosotras empezamos a elaborarla"

Blanca Fresno, maestra cervecera: "Hay que recuperar la presencia de la mujer en el mundo de la cerveza"

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

Mariola Riera

Mariola Riera

La gijonesa Blanca Fresno hará estos días dos de las cosas que más le gustan. Una, probar cervezas. Otra, romper un techo de cristal. Y todo al mismo tiempo, ya que formará parte de la selecta lista de más de doscientos jueces, procedentes de treinta países, encargados de elegir la mejor cerveza del mundo en la World Beer Cup –las "olimpiadas" de la bebida– en EE UU. La maestra cervecera será la primera mujer de España en ser jueza del concurso.

–¿Es el de la cerveza un mundo de hombres?

–Bueno, sí, somos pocas mujeres, pero cada vez más, afortunadamente. Y es curioso porque la cerveza la empezamos elaborando nosotras. Desde la antigüedad. Es una bebida que nos lleva acompañando más de 6.000 años. En un momento determinado, las mujeres desaparecimos un poco del mapa, incluso como consumidoras. Espero que cambie.

–Usted pone su granito de arena como jueza en Nashville. Otra barrera superada.

–La World Beer Cup es la competición por antonomasia del mundo cervecero. A la que todo el mundo querría ir como juez, en la que todo el mundo presenta sus cervezas. Y voy a ser la primera asturiana y española jueza mujer. Así que estoy muy orgullosa y muy contenta. Espero que cada vez seamos más juezas.

–¿En qué consiste su labor?

–Hay que juzgar cervezas acorde a su estilo. No comparamos una con otra, sino cuánto se parecen esas cervezas al estilo que dicen representar.

–Parece complicado elegir entre tantas.

–Se presentan 2.500 cervecerías de sesenta países y las muestras rondan las 10.000.

–¿Qué debe tener la ganadora?

–Representar muy bien y de forma muy fiel el estilo que dice que es. O sea, se tiene que parecer a lo que promete. Eso es lo que consideramos calidad en una cerveza.

–¿La elaboración de cerveza en Asturias?

–Estamos un poco como en el resto de España y Europa, frenados por la pospandemia. Pero recuperamos terreno y está comenzando a haber nuevas marcas con mucha calidad, muy prometedoras.

–¿Somos cerveceros los asturianos?

–Los asturianos somos de cualquier cosa que nos pongan en el vaso. Cerveza, sidra, vino... Pero sí, sí, hay un gran consumo.

–¿Gran consumo y gran entendimiento?

–No, pero entiendo que haya un desconocimiento generalizado. La cerveza no lleva tanto entre nosotros en España. En este país no resurgió hasta que vino Carlos I, por Asturias, por cierto, pues desembarcó en Tazones, y reintrodujo el consumo. Pero aquí no hubo esa tradición tan continuada. Es normal que se desconozca.

–¿Hay apoyo a la cerveza en Asturias?

–En general la hostelería asturiana es proclive a asumir nuevos productos. Cuando entienden que ese producto es de calidad y que van a proporcionar una experiencia diferente y placentera a sus clientes, pues sí se comprometen y eso es muy positivo. Se ve cada vez más la cerveza en las mesas de los restaurantes.

–¿Qué tendencia predomina ahora en las elaboraciones nuevas?

–Ahora mismo se están haciendo cervezas que tienen apariencia como de batido casi, de frutas. Hay tendencias que todo el mundo sigue y los consumidores quieren probarlas. Yo creo que está bien un poco volver a los orígenes e innovar con eso que ya teníamos, con esas cosas clásicas o tradicionales, para darles un enfoque diferente.

–En su caso es fan de la cerveza belga y, en concreto, del estilo saison. ¿Por qué?

–Te permite mucho jugar, agregarle cosas, especias, aromas, frutas, paso por barrica... Es divertido para mí como cervecera utilizar esa base de cerveza. Por eso me gusta. Y después porque te permite remarcar aún más que con un producto tradicional, con una receta de siempre, puedes crear algo innovador.

–¿En qué anda ahora?

–A punto de sacar con Ricardo (Aftyka), que es mi marido y también socio con Dúa, una cerveza con café y un blend de especias marroquí. Y otra con miel y romero. Son otras dos "chicas" Dúa. Esas son las dos cervezas en las que vamos a estar centrados, además de Marilyn, que es superinnovadora, porque es la primera vez que una cerveza pasa por una barrica de sidra de hielo asturiana. Y además tiene el inóculo de la levadura de un lagar.

–Oiga, el mundo de la cerveza, ¿no se complica mucho? Ir a un bar y pedir con tanta oferta cada vez es menos sencillo...

–Lo ideal a la hora de pedir una cerveza es que la persona que te la va a ofrecer te sepa recomendar en función de tus gustos. No nos tienen por qué gustar todas.

–¿Alguna recomendación?

–Recomiendo a la gente probar cosas nuevas, investigar por qué gusta un ingrediente, satisfacer esa curiosidad.

–¿Por qué el éxito indiscutible de la lager, la popular rubia?

–Es apta para todos los públicos, no tiene aristas, es bastante fácil de entender, hemos visto muchísima publicidad, se consume en todo el mundo... Y es una cerveza que si está bien hecha es muy agradable de tomar, sobre todo la tipo pils, la mundialmente conocida.

–¿Cómo acabó de maestra cervecera?

–Es toda mi vida. Después de estudiar Magisterio en Oviedo, comencé a trabajar en hostelería. Hice un viaje y en Eslovaquia entré por primera vez en un local que producía su propia cerveza. Así que pensé que era buena idea poder ofrecer aquí la experiencia de poder probar una cerveza recién hecha. Para mí es tanto la cerveza que incluso a mi marido lo conocí en un certamen cervecero en Japón, así que eso lo dice todo. Y por ella viajo por todo el mundo.

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