Entrevista | Isidro Fernández Rozada Fundador e histórico del PP asturiano

"Los asturianos desconfían de los partidos que no son capaces de ofrecer unidad interna"

"Necesitamos un liderazgo claro, de integración"

"Asturias exige un proyecto de centro-derecha creíble porque ya vemos adónde nos llevan las políticas actuales del PSOE"

Isidro Fernández Rozada en la Plaza del Fresno.

Isidro Fernández Rozada en la Plaza del Fresno. / MIKI LÓPEZ

El PP es su vida, no en vano fundó el partido en los tiempos de Alianza Popular, fue secretario general con seis presidentes distintos, entre 1977 y 1982, antes de presidir la organización regional desde 1982 hasta 1999. Ha pasado por todos los cargos electos, desde diputado autonómico hasta parlamentario en el Congreso y en el Senado, y sigue el día a día del centro-derecha asturiano, ahora desde el Instituto del Conocimiento para el Avance de Asturias. A sus casi 80 años Isidro Fernández Rozada (La Cerezal) tiene las ideas muy claras sobre el presente y el futuro del PP asturiano ante la celebración de un congreso que se ha hecho esperar más de seis años.

–Once meses después el PP de Asturias vuelve a quedar huérfano de liderazgo. ¿Esperaba este desenlace con Diego Canga?

–Diego Canga midió mal sus grandes ilusiones, puso empeño y trabajo, pero con todo ello no fue suficiente.

–¿Cómo valora su marcha?

–Respeto profundamente las causas que él mismo dice que le llevaron a abandonar, basadas en razones personales y familiares. En cuestiones de esta naturaleza, la familia ha marcado siempre mi trayectoria.

–¿Cómo ve a la organización del PP, está igual, mejor o peor que cuando llegó Diego Canga a Asturias?

–Mi lealtad a las siglas y mi coherencia política me permiten aconsejar la unidad. La organización está necesitada de un liderazgo claro. Espero que se consiga con el esfuerzo de la actual dirección en trabajar para la unidad y la integración y en disminuir la confrontación con quienes legítimamente, como afiliados, opten por un escenario con más de una candidatura, si es que al final se da una situación distinta a la unidad que planteo como escenario preferible en la situación actual.

–¿Prefiere una candidatura única, de consenso?

–Sí. Siempre luché por un candidato de consenso porque si hay más de una candidatura nos llevaría a mantener la convulsión entre los ganadores y perdedores, una situación bastante peor que partir de una integración y una unidad en la que la dirección tenga claro que en el PP no sobra nadie. Es fundamental conjugar la valía de la juventud con la experiencia.

–¿Cree que el centro-derecha tiene margen de mejora en Asturias?

–Asturias exige un proyecto de centro-derecha creíble. Si sabemos lograr la unidad en este congreso, los asturianos tendrán más confianza en el PP, dado que ya vemos adónde nos llevan las políticas del PSOE en Asturias y en España en estos momentos. Pedro Sánchez parece dispuesto a todo para lograr su investidura, rompiendo los consensos y empleando las instituciones de todos en su propio beneficio, y mientras tanto Adrián Barbón mira para otro lado de forma cómplice. Pero no nos engañemos, las cesiones de Sánchez supondrán un enorme coste para el Estado de derecho y para todos los españoles.

–¿Hace más falta que nunca un congreso autonómico en el PP, del que salga un partido unido?

–Hace falta un congreso donde la gente piense más en la unidad de la organización que en cuestiones que se alejen del trabajo por esa unidad. La confianza política de los asturianos solo se consigue con unidad y democracia interna en el desarrollo del congreso que se vaya a celebrar. Los asturianos no confían en las promesas de partidos políticos que no son capaces antes de ofrecer unidad interna. Es bien sencillo de entender. Quien tiene problemas para organizar su propia casa difícilmente podrá organizar la de los demás.

–¿Qué le parece que no haya habido un congreso autonómico en más de 6 años? ¿Fue un error de la dirección nacional?

–Hubo una dilación no pensada, ni madurada suficientemente, que generó un estado de frustración. Muchos afiliados esperaban que Asturias tuviera más fuerza en la exigencia de celebración de un congreso.

–Reclama un consenso que no siempre es fácil. Usted ganó congresos regionales, en ocasiones contra rivales muy fuertes.

–Sí, pero luego trabajé, por ejemplo con Francisco Álvarez–Cascos hasta que él decidió crear otro partido porque Rajoy no lo quiso como candidato. Nunca pensé en abandonar las siglas del PP y perdí la fluidez y la relación con Cascos para siempre. Mi referente político ha sido Manuel Fraga, una persona honrada, preparada, seria y con un proyecto humanista que mucha gente en España no llegó a valorar. Las claves de nuestra acción política de entonces estaban claras y siguen vigentes: democracia, unidad y el bien de Asturias. Nadie sobraba en ese empeño. Antes al contrario, nos afanábamos en buscar a gente debajo de las piedras que creyeran en esos valores. Los afiliados en aquellos tiempos eran la base real del partido, se les consultaba y se les escuchaba en congresos y en otras citas menos decisivas para tratar de tomar las mejores decisiones. Aunque pudieran existir diferencias de criterio, que resultan lógicas en toda organización, la democracia, la unidad y el bien de Asturias era el santo y seña de nuestra organización, algo que debiera perdurar.

–¿Cómo valora las intervenciones de Génova, en los últimos años, poniendo y quitando candidatos autonómicos en Asturias, sin contar apenas con la organización regional?

–Es verdad que la decisión última sobre la designación del candidato al Principado y al ayuntamiento de Oviedo, como capital, es competencia de la dirección nacional, conforme a los estatutos. Pero faltó mesura para implicarse un poco mas en las tripas del PP de Asturias. De haber sido así, otro gallo cantaría.

Isidro Fernández Rozada en la Plaza del Fresno.

Isidro Fernández Rozada en la Plaza del Fresno. / MIKI LÓPEZ

–¿Qué faltó para ganar las elecciones al Principado el 28M?

–Los resultados están ahí. Lamento profundamente la falta de empatía para un pacto electoral con Foro en Gijón y en el Principado frente a la inteligencia que demostró Alfredo Canteli al incorporar a Nacho Cuesta, que era el líder de Ciudadanos, una decisión que le valió la mayoría absoluta. Al final se ha visto la necesidad de pactar con Carmen Moriyón en el ayuntamiento de Gijón y el buen resultado en las generales, en las que Foro no se presentó. La mayoría para gobernar Asturias la perdimos al no alcanzar ese acuerdo preelectoral con Carmen Moriyón para ir en coalición o, al menos, no enfrentados a las elecciones autonómicas.

–Hace ahora un llamamiento claro y explícito por la unidad del PP en Asturias. ¿Por qué no hizo esa llamada hace un año, cuando también se pedía un congreso?

–No me quedé de brazos cruzados. Yo informé a la dirección nacional de cuál era la preocupación de los asturianos, de cómo penalizaban la discordia interna y de que había que buscar una fórmula en cuanto a la elección del candidato que fuese aceptada por los afiliados asturianos del PP.

–¿En qué consistió ese aviso?

–Le pedí a Alberto Núñez Feijóo que considerase bien las decisiones a tomar y le advertí, antes de la designación de Diego Canga, que la unidad del partido pasaba por la elección de un candidato en la que se cumpliesen los requisitos de los estatutos. Lo ideal era que el candidato fuera propuesto por el comité electoral regional y que la decisión final correspondiese a la dirección nacional. Así lo advertí y Alberto Núñez Feijóo me contestó que agradecía mis consejos y que los pasaba, con mi permiso, a Elías Bendodo y a Miguel Tellado. A partir de ahí, ocurrió lo que ocurrió.

–¿Qué ocurrió?

–Una serie de cosas que, indudablemente, pesaron mucho en el resultado electoral y otras que han sucedido después.

–¿A qué se refiere?

–Nunca faltaron dentro del partido personas capaces para cubrir los puestos. Al fomentarse la participación de los afiliados, eran ellos los verdaderos protagonistas de la vida organizativa. No hubo nunca necesidad de reclutar a cuadros de fuera porque un partido no es una administración pública, sino algo bien distinto. Y no digo nada raro porque el resto de partidos del arco parlamentario también lo han entendido así, con toda justificación. No es normal sacar a convocatoria pública los puestos de un partido político, como se ha hecho aquí. Un partido es un cauce de participación para los que creen en ese proyecto, no para los que no creen. ¿Cómo va a venir a asesorar al partido alguien de una ideología distinta, no comprobada por ti porque fue un proceso abierto? ¿Qué es esto?

–¿Le duele el PP?

–Me duele mucho, las siglas del PP son mi vida. La mejor prueba es que Cascos no consiguió incorporarme a un partido con siglas distintas al PP. Yo no podía verme viajando por Asturias y que me dijeran: "¿Rozadina, ahora vienes a pedirnos que ya no hay que votar al PP, que hay que votar a otru?". Yo no me vi en ese papel y me quedé con las siglas de siempre, con gran dolor pero no arrepentido de lo que hice.

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