Asturias exporta talentos

El ingeniero asturiano que ayuda a poner a punto las aplicaciones de Google

"Hay una buena apuesta por el sector TIC, que cada vez tiene más peso en el PIB y el empleo de la región, y el turismo tiene más atractivo"

Ramón Medrano Llamas.

Ramón Medrano Llamas. / Tino Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Ramón Medrano Llamas (Zúrich). Nacido en León en 1986, al poco tiempo su vida pasó a Asturias. Trabaja como «site reliability engineering» en Google, o sea, «ingeniero de fiabilidad de sistemas». Lidera a un grupo de nueve personas que apoya a equipos de desarrolladores en Mountain View, Tel Aviv, Múnich y Zúrich. Ganó el II Premio CSC al mejor trabajo fin de carrera, trabajo fin de grado y trabajo fin de máster de Informática de la Universidad de Oviedo.

Ramón Medrano Llamas trabaja en Zúrich como ingeniero de fiabilidad de sistemas en Google. Busquemos cómo llegó hasta allí: "Profesionalmente he tenido mucha suerte desde el principio. Aunque me incorporé al mercado laboral justo al principio de la crisis de deuda de la Eurozona en 2010, logré trabajar para el CERN primero y luego para Google, empezando con sendas becas, donde aprendí un montón de cosas".

Inciso: "Aprovecho para recomendar estos programas a todos los estudiantes, tanto de ingeniería como de otras ramas. Aunque parezca un tópico, uno a veces es el mayor obstáculo al que enfrentarse. Me costó solicitar la beca en el CERN, ‘total para qué’. Y en pocos meses te ves desarrollando software que se usa en la mayor máquina jamás construida por el ser humano y contribuyendo al descubrimiento del bosón de Higgs en 2012. Por eso hay que creérselo, y valorar lo que somos".

Tecleamos: orígenes. Y encontramos: "Llegamos a Asturias desde León a principios de los noventa. Era esa Asturias de los años duros de la reconversión durante los noventa, la de las huelgas mineras y los encierros. Nosotros tuvimos más suerte. Vivíamos a caballo entre Avilés, donde mi padre trabajaba, y Salinas, donde vivíamos. Recuerdo con mucha nitidez la playa, el mar, ¡aunque el paseo marítimo estuviese en obras durante años! Después vivimos en otros lugares, como Oviedo, pero uno duerme mejor con el sonido de las olas".

Asturias, reflexiona, "está completando una larguísima reconversión industrial que empieza con la crisis del petróleo y sigue hasta nuestros días. Se insta a cambiar de un modelo económico basado en la posesión de carbón y la producción industrial a un modelo donde el sector servicios es el mayoritario. No es nada fácil. Además, por el medio nos han tocado varias crisis".

Medrano pide "pasar a la primera división en España, querernos y creérnoslo"

Ramón Medrano. / Tino Pertierra

Con cada generación "hemos cometido diferentes errores, pero siempre es fácil apreciarlos a toro pasado. Posiblemente lo más doloroso para mi generación haya sido ver cómo tantos jóvenes se han tenido que ir a vivir a otros lugares en las últimas décadas. De hecho, quizás el envejecimiento y la pérdida de población sea el problema más importante que tenemos en Asturias en nuestro tiempo".

Es optimista: "Hay que ver las cosas que están saliendo bien. Hay una buena apuesta por el sector TIC, que cada vez tiene más peso en el PIB y el empleo de la región; el turismo tiene más atractivo, como estamos viendo este año; y se tiene claro que la ‘transición verde’ tiene que hacerse preservando en lo posible el sector industrial".

Su primer viaje fuera de España fue a Ginebra en 2010 para una estancia de tres meses en el CERN. "Y ya van doce años. Profesionalmente, marca cómo aprecian a los estudiantes y recién graduados: muy buenos salarios incluso en contratos en prácticas, muchísimo apoyo para formación y bastante confianza: estás escribiendo código de producción desde el primer día. En aquellos tiempos en España no era posible comenzar una carrera profesional así".

Asturias tiene una historia "muy larga y rica, y pocas cosas creo que nos faltan por hacer. Hoy en día pienso que debemos intentar pasar a la primera división en España, querernos y creérnoslo. Hay que escuchar a los jóvenes, ver qué necesitan y atenderlos. A fin de cuentas, son el futuro". A ellos les diría que tienen el mundo a su disposición, "sobre todo en esta nueva era pospandemia. No solo los trabajos en remoto están en auge, también es posible crear y distribuir contenido y llegar a audiencias globales con una barrera de entrada cada vez más baja. Diría que, aunque irse fuera es cada vez menos difícil, no se lo tomen a la ligera y no se infravalore, que apunte arriba, que todo es posible. Y que la consistencia siempre gana a la intensidad: es una carrera de fondo, se encontrará con obstáculos, pero eso solo es temporal".

Buscamos imágenes de Zúrich: "Es una ciudad magnífica para vivir. Tiene un tamaño estupendo, con oferta de toda clase de ocio, alta calidad de vida y tranquilidad. Tienes los Alpes a un paso y, al estar en el centro de Europa, acceso a multitud de destinos. Por otro lado, resulta complicado integrarse: la lengua es la principal dificultad, pero también ese cúmulo de pequeñas costumbres a las que hay que ir adaptándose poco a poco. Hay que armarse de paciencia, pero poco a poco uno echa raíces".

Asturias es una "región muy querida y conocida fuera de España. Conozco a mucha gente española y no española que vive por aquí y que hace viajes cada año durante sus vacaciones o es familiar con facetas de nuestra cultura como la gastronomía. Mismamente, un compañero alemán siempre viaja todos los años a hacer surf por la cornisa cantábrica y para por Asturias, claro".

Una de las grandes fortalezas de la región "es la generación de talento. Hay una muy larga lista de ingenieras e ingenieros asturianos brillantes que están, literalmente, repartidos por todo el mundo, algunos de ellos liderando proyectos y empresas punteras. A la vez que esto es una gran fortaleza, es también un reto: ahora menos, pero muchos de estos jóvenes tenían que irse de Asturias o de España para poder tener una carrera profesional acorde a sus expectativas. Los formamos, pero durante su etapa profesional contribuyen a las economías de otras comunidades o países. Como todos los retos, también es una oportunidad: podemos formar un sector TIC más potente si queremos, tenemos el principal ingrediente".

Su trabajo en Google es un trabajo "altamente satisfactorio: no recuerdo haber tenido un mal día en nueve años trabajando aquí. Mi equipo y yo trabajamos en el entorno de producción y cada día puede ser diferente: desde días tranquilos en los que hacemos nuestros proyectos, que son la mayoría, a otros donde tenemos algún incidente en producción y los servicios están inaccesibles. Estamos entrenados para conocerlos muy bien y poder resolver incidentes lo antes posible. A veces te da algunos momentos de estrés por lo importante de nuestras aplicaciones, pero siempre terminas con satisfacción por ver cómo los diseños que has puesto en marcha o los cambios que haces permiten operar sin problemas y dar servicio a todos nuestros usuarios".

La agenda también va variando en el tiempo: "Algunos días están cargados de reuniones, en otros puedo dedicarme a programar casi toda la jornada. Un día por semana lo dedico a estudiar y practicar cosas nuevas, que es la base para poder innovar".

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