Duelo de gaitas en Avilés

Una gaitero asturiano y otro escocés explican en el Intercéltico las diferencias de sus respectivos instrumentos y cada uno revela qué características sonoras admira más de la cornamusa ajena

Daniel Alonso y Chris Mckenzie.

Daniel Alonso y Chris Mckenzie. / MARIA FUENTES

Irene Robinson

Gaiteros asturianos y escoceses deleitaron ayer al gentío congregado en La Exposición, en el marco del XXV Festival Intercéltico de Avilés y comarca. Unos y otros portan gaitas, pero ni se tocan igual ni suenan parecido. El gaitero escocés Chris Mackenzie y el asturiano Daniel Alonso aceptan la propuesta de LA NUEVA ESPAÑA de explicar las diferencias y similitudes de un instrumento cuyas características varían en función del lugar del mundo en que se toca.

Los materiales con los que se fabrican ambos instrumentos dan la primera diferencia. La gaita asturiana se hacía tradicionalmente con madera de cerezo, ahora por cuestiones económicas la de boj es la de uso más frecuente. En Escocia se mantiene el empleo de maderas africanas, como la de ébano y la de granadillo, una madera de alta impermeabilidad y baja dilatación.

El clima y las condiciones acústicas del espacio donde se toca, comentan los gaiteros, afectan a la sonoridad, que varía dependiendo de si el instumento es asturiano o escocés: "Para mí, la gaita escocesa es mucho más dulce que la asturiana, no suena tan estridente en espacios cerrados", dice el asturiano Alonso para a renglón seguido añadir que la gaita autóctona está pensada para ser tocada en espacios abiertos: "Además, cambia mucho el sonido según el tiempo que haga. Los días nublados es cuando mejor suena, ya que el sonido se difunde por el aire mejor que en un día soleado".

El escocés Mackenzie reconoce que los gaiteros asturianos son "muy habilidosos": "Poseen un gran dominio de sus dedos. Esto se debe a que la digitación cambia mucho de una gaita a otra. La asturiana es semicerrada, frente a la nuestra que es abierta". No obstante el músico escocés recalca : "La gaita escocesa es la más difícil de tocar de todas y esto se debe a la dureza de la boquilla". Otra diferencia notable es que la gaita asturiana se afina sobre en Do Mayor y la escocesa, en Si Bemol Mayor. Además, la asturiana tiene un solo roncón y la escocesa tres: un bajo y dos tenores.

Para todos aquellos que estén pensando en empezar a tocar este instrumento. Mackenzie recomienda practicar durante un año con un puntero, y tras ese período pasar a la gaita. Él lleva catorce años dedicándose a este instrumento y piensa que cualquier persona que practique de manera constante y disciplinada podría adquirir un nivel considerable en dos años.

Por su parte, Alonso se inició a los ocho años: "Cuanto antes empieces, mejor, aunque nunca es tarde. Yo diría que a partir de los 5 años de práctica ya comienzas a tener soltura en los dedos y sientes que incluso van solos. En total suma 32 años de práctica en los que ha notado varios beneficios, y no solo a nivel psicomotor, sino respiratorio: "Soy asmático desde crío y desde que toco la gaita he aumentado mi capacidad pulmonar".

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