Teresa Valdés Solís | Científica y divulgadora, participó ayer en el ciclo «Conversa2» del CSU

"Irse al extranjero no es malo, el problema es que no logramos que ese talento vuelva"

"A los 6 años es cuando las niñas empiezan a pensar que las ciencias no son para ellas y comienzan a ver unas dificultades que son irreales"

entrevista Teresa valdes solis iglesias divulgacion cientifica

entrevista Teresa valdes solis iglesias divulgacion cientifica / MARIA FUENTES

Myriam Mancisidor

Myriam Mancisidor

Teresa Valdés Solís es científica del Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbón, (CSIC), doctora en Tecnología del Medio Ambiente y, entre varias cosas más, divulgadora científica. Ayer participó en Avilés, junto a Rosa María Sainz Menéndez, al frente del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA), en una nueva edición del ciclo "Conversa2", organizado por el Centro de Servicios Universitarios e ideado para que se establezca un diálogo entre dos profesionales o expertos en un tema determinado.

–Pasan los años y los números parecen tercos: ¿aún hay pocas mujeres en los puestos de responsabilidad?

–Sí, hay pocas mujeres en puestos de responsabilidad. Las razones no están muy claras, pero los hechos son contundentes. Hay menos mujeres de las que debería teniendo en cuenta la cantidad de mujeres que tienen la capacitación necesaria para desempeñar los puestos de responsabilidad.

–¿Hay una brecha mayor en campos científicos o tecnológicos que en letras o humanidades, o da igual el ámbito al que se mire?

–Efectivamente la brecha no es la misma en todos los campos de la ciencia. En realidad, hay más brecha en campos tecnológicos. A veces hablamos de ciencia en general pero, en algunas, la participación de las mujeres es muy significativa: biología, química, ramas sanitarias… Sin embargo, la física o las ingenierías tienen una presencia femenina muy inferior. En el caso de las carreras de letras no tengo los números tan frescos, pero en el caso del CSIC es verdad que los institutos que pertenecen a esa rama del conocimiento, a lo que en el CSIC llamamos "sociedad", tienen mayor presencia femenina, pero aún así es una proporción inferior al 40 por ciento, con lo cual hay mucha capacidad de mejora.

–¿Cuáles son los obstáculos que todavía hoy frenan la presencia femenina en los altos niveles de la investigación y las carreras más técnicas?

–El diagnóstico de razones que hay detrás para que las mujeres no hayan alcanzado puestos de responsabilidad en la proporción necesaria es difícil de hacer. Hay muchos factores que intervienen. Estamos viendo que no solo en los puestos de responsabilidad, también en el número de catedráticas o profesoras de investigación no se están produciendo los cambios en la medida que tendrían que hacerse. Esto tiene varias causas: una causa clara, pero no única, es la maternidad; también el cuidado de padres o personas dependientes a nuestro cargo, pero también hay una parte de separación de tareas por decirlo de alguna forma.

–¿A qué se refiere?

–A veces hay tareas, por ejemplo las burocráticas, que asumimos fundamentalmente nosotras y que son poco rentables en término de currículo. Con la divulgación ocurre lo mismo: los hombres se dedican a actividades más lucrativas que proporcionan unos réditos a nivel de currículo más importantes. Luego, además de esto, hay actividades que parecen que son objetivas pero no lo son tanto. Por ejemplo: cuando a alguien le invitan a una conferencia es eso: una invitación. Pero los comités científicos no tienen alta presencia femenina sino la del científico estereotipado y esto hace que acabes acudiendo a tu red de amigos y que invites a estas conferencias a personas que son como tú. Esto hace que no se escoja al mejor, sino al que otra persona cree que es adecuado. Estos hábitos perjudican principalmente a las mujeres.

–Desde hace unos años se intentar despertar en niños, y especialmente en niñas, la vocación por las carreras STEM (científicas). ¿Ya se están recogiendo los frutos de estas campañas en universidades y centros formativos?

–Los números son reticentes al cambio. Estamos dirigiendo actividades de fomento de vocaciones a edades cada vez más tempranas porque hemos visto que a los 6 años es cuando las niñas empiezan a pensar que las ciencias no son para ellas y comienzan a ver unas dificultades que no son reales, y si son reales no son diferentes para niños o niñas.

–Le preguntaba a su compañera, con la que hoy (por ayer) comparte mesa en Avilés, lo siguiente: ¿Cómo convencer a una niña que ahora ve como sus primas, madre, hermanas… se deben ir al extranjero para investigar o desarrollar una carrera científica?

–Irse al extranjero no es malo, es enriquecedor. El problema en España es que no somos capaces de ofrecer unas condiciones dignas e interesantes para que ese talento vuelva. Hay algunos que regresan porque priman las relaciones familiares, la vida personal por encima de las dificultades del entorno investigador, pero nos resulta imposible atraer a talento externo de otros sitios. Igual que para un investigador es enriquecedor tener una experiencia fuera también es enriquecedor atraer talento de otros países.

–Además de científica, divulgadora. ¿Por qué?

–Para compensar la pena por no tener contacto diario con estudiantes como sí tienen en la universidad. Entiendo que la divulgación es una obligación para los científicos porque la mayor parte del dinero que utilizamos en investigaciones es dinero público y hay que dar cuenta de cómo lo gastamos, en qué y qué conseguimos. Ahora tenemos obligación de que los artículos estén disponibles para todos los ciudadanos, pero es cierto que el lenguaje científico no es el más comprensible. Con divulgación traducimos nuestros méritos a un lenguaje comprensible.

–¿Es más complicado dar con la fórmula exacta o captar la atención de cien críos?

–Puede ser más difícil captar y mantener la atención de cien chavales... En ciencia todo es útil, incluso las investigaciones que no salen bien, porque nos enseñan por qué hemos cometido el error. Pero un auditorio de cien chicos... Esa sensación es extraordinaria.

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