La Ilíada de Alberto Conejero

El Niemeyer acoge y se conmociona con la revisión de la tragedia del amor compartido de Aquiles y Patroclo

Pie de fotoxxxxxxx. | firma

Pie de fotoxxxxxxx. | firma / S. F.

S. F.

En "En mitad de tanto fuego" hay amor y hay muerte. El amor es el que Patroclo (Rubén de Eguía) recuenta que compartió con Aquiles al pie de las murallas de Troya. La muerte, la que se sembró en las playas más clásicas de todas, las que primero cantó el ciego de Quíos: Homero. Estos dos elementos fueron fundamentales para que Alberto Conejero compusiera su tercer monólogo, que ayer tarde se representó en el Niemeyer, cosechando tanto el aplauso como la conmoción del público que se juntó en su sala Club.

Público durante la función. | M. Villamuza

Público durante la función. | M. Villamuza / S. F.

La representación de anoche sirvió como una especie de prólogo del Festival de Cine LGTBI que está previsto que se desarrolle la semana que viene en el complejo cultural de la ría.

Conejero es uno de los dramaturgos más importantes de su generación. Y ayer se notó. Y lo subrayó un Rubén de Eguía en su mejor momento: haciendo de un Patroclo que recorre los tres mil años que separan la guerra de Aquiles del momento presente.

El dramaturgo no es nuevo haciendo monólogos: el de anoche es el tercero. No hace mucho, en la misma sala Club del Niemeyer, se representó "Los días de la nieve", que es un lamento largo de Josefina Manresa, la esposa de Miguel Hernández, el de "Tanto dolor se agrupa en mi costado, / que por doler me duele hasta el aliento". Y hace años se descubrió con una de las primeras reencarnaduras de "¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift?" En los tres, la historia verdadera florece, pero de la mano de los secundarios.

"En mitad de tanto fuego", la función que llegó ayer noche a Avilés, se presentó el pasado año en Madrid en los teatros del Canal, pero también se ha visto en el teatro del Barrio... Conejero se mueve por los escenarios enormes –estuvo en el teatro Palacio Valdés hace algunos años con "Todas las noches de un día"–, pero se bregó en los circuitos más alternativos, los que modernizaron la escena nacional.

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