Retiran la característica fachada de acero del Credine al desprenderse varias placas

La cubierta de la zona administrativa del centro para enfermos neurológicos de Barros será repuesta con garantías de seguridad

Estado que presentaba ayer la fachada del Credine, en Barros, sin la cubierta de acero corten. | D. O.

Estado que presentaba ayer la fachada del Credine, en Barros, sin la cubierta de acero corten. | D. O. / David Orihuela

David Orihuela

David Orihuela

La llamativa fachada de acero corten que cubre la zona administrativa del Centro de Referencia Estatal para Personas con Discapacidades Neurológicas de Barros, en Langreo, ha desaparecido, solo queda la estructura que la soportaba. La cubierta se ha retirado al detectar defectos en su colocación inicial que habían provocado el desprendimiento de alguna de las planchas. El problema es que en la colocación no se tuvo en cuenta que el material se dilata y se contrae. Según fuentes cercanas al Credine, no se mantuvieron las juntas de dilatación y eso provocó que algunas de las planchas del lateral del edificio se desprendiesen. El defecto no ocasionó daños, pero sí obligó a precintar durante meses la entrada principal del edificio.

Ahora se han retirado todas las planchas de acero corten y serán repuestas manteniendo las juntas de dilatación para evitar nuevos inconvenientes.

La cubierta se colocó en 2012, en la parte final de la construcción del edificio, con la intención de conferir al conjunto un aspecto singular. El acero cubre la fachada principal y un lateral, justo en la zona más visible desde el corredor del Nalón. Se trata de una estructura de planchas de acero corten autoxidante con agujeros y en la que se puede leer el nombre del centro propiedad del Imnserso.

Retrasos

Ya en 2017 hubo problemas con la fachada. Cuando el centro aún se llamaba "CRE Stephen Hawking. Discapacidades neurológicas", cinco años después de que las placas fuesen instaladas en la zona administrativa del edificio, que aún no estaba en funcionamiento, tuvieron que ser retiradas para aplicarles un tratamiento específico ante los signos de deterioro que presentaban.

El centro empezó a construirse en el año 2009. Según los plazos iniciales de la obra, tendría que estar abierto desde 2012. Tras varios problemas (entre ellos la quiebra de la constructora), retrasos y arreglos, los trabajos concluyeron en 2017. El complejo abrió sus puertas en marzo de 2020, pero no para su objetivo inicial, sino para tratar a pacientes con coronavirus. Lo hizo hasta junio de 2021. Después volvió a cerrar.

Fue necesario acometer una serie de mejoras con un coste de 335.506 euros. Estas actuaciones estuvieron motivadas por el retraso en la apertura, cuando se detectaron una serie de deficiencias que fueron subsanadas. Algunas de ellas estaban relacionadas con la aparición de humedades en varios despachos de la planta inferior, con lo que hubo que actuar en la impermeabilización de las cubiertas, así como en los patios interiores. En este último caso, se debió a la poca altura de los zócalos, que hicieron que entrase el agua de la lluvia. También había humedades en los techos de las salidas a patios, que se deformaron.

Se actuó también en el revestimiento en suelos de juntas de dilatación, ya que, en algunas zonas se había utilizado una chapa de acero que, además de la oxidación que se producía, provocaba el deterioro de la propia baldosa, por lo que dificultaba el tránsito en sillas de ruedas. También se intervino en las escaleras de acceso, en las barandillas y los protectores de pasillo.

Suscríbete para seguir leyendo