Velando el fuego

Encantado de que me suban los impuestos

Javier García Cellino

Javier García Cellino

El título de esta columna no es mío, pues pertenece a unas palabras de Raúl García, jugador del Athletic, a las que sigue: "Si van a los que deben". Es decir: "Encantado de que me suban los impuestos si van a los que deben". "Hay que entender el momento en el que estamos. Si queremos un Estado de bienestar en el que todo el mundo pueda tener una vida digna…." son algunos de los comentarios del futbolista en la entrevista que le hicieron recientemente. Reflexiones como estas o "Parece mentira que estamos hablando de gente que no tiene empleo, que no llega a fin de mes, que no tiene dinero para la alimentación. Lo veo en amigos míos", solo hacen que engrandecer la figura de alguien relevante en el césped (ya es el tercer jugador con más partidos en Primera al alcanzar los 551) y, a un tiempo, un ejemplo de persona solidaria y cabal que prefiere disertar sobre el claroscuro de la realidad antes que sobre los falsos resplandores en los que viven la gran mayoría de las estrellas, preocupadas solo por lo que sucede en su galaxia particular. (Borja Iglesias, el delantero internacional del Betis, también es un buen ejemplo cuando se refiere al éxito y al fracaso deportivo, a su compromiso con las causas sociales y a la burbuja que rodea el entramado futbolístico.)

Estos eran algunos de los pensamientos con los que acudí a la tertulia de este fin de semana. Avisado estaba de que el tema iba a ir de los árbitros, ya que era circunstancia obligada para mí, dado que –no hacía falta que me lo recordaran– mis siete años vestido de negro hacían difícil que pudiera escaparme sin dar una opinión sobre lo que se conoce como el "caso Negreira".

Lo cierto es que el examen resultó más sencillo de lo que me había imaginado. A la pregunta sobre las presuntas intrigas arbitrales, sobre las conspiraciones, perfidias o ventas de partidos, respondí con el manual al uso. ¿Acaso en los demás gremios –todos los que queráis imaginaros, dije– no hay siempre alguien que deshonre el buen nombre del colectivo? O por usar un lenguaje más llano: ¿Una manzana podrida es el mejor ejemplo de un cesto lleno de frutas? En cuando a las líneas, es decir, esos trazados geométricos que perfilan milimétricamente los fuera de juego, ¿acaso no han formulado quejas sobre el VAR todos los entrenadores, directivos y futbolistas a lo largo de una competición? Todo depende de la importancia de los puntos en juego, por lo que la doble moral se va repitiendo una y otra vez según hacia dónde apunte el brazo, el talón o la última uña del jugador pillado in fraganti. ¿Por qué el gol anulado a Asensio tiene más valor que el que otras veces le niegan a otros equipos que juegan contra el Madrid?

De regreso a casa me dio por pensar en la frase: "El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes" (Sachi, o Valdano, o Galeano). Y de inmediato –ya saben que todo tiene que ver con todo– me vi reflejado en una nueva realidad virtual, cual es el metaverso. Se supone que en ese futuro mundo inmersivo, en el que se pretende que pasemos muchas horas, tendremos que usar unas gafas especiales que nos den la sensación de que estamos transitando por otro lugar. Tal vez entonces nos demos cuenta de que en la nueva dimensión lo menos importante ya no es lo más importante, y así dediquemos más tiempo a los problemas principales: el desempleo; la precariedad laboral; la desigualdad entre ricos y pobres…

Si bien, tengo también la duda de si esas nuevas gafas no servirán precisamente para lo contrario: invisibilizar aún más los problemas. Como dice el proverbio atribuido a un ciego: "Amanecerá y veremos".

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