Ventana indiscreta

El cinismo en política

Del idealismo a la realidad del desempeño de un cargo público

José Manuel Barreal

José Manuel Barreal

Vive con su familia, la política es su pasión y piensa que, tal vez, puede llegar a "ser alguien" en ese campo. De momento, solo ambiciona el nivel local, que es el más cercano al pueblo, a la gente. Después ya se verá.

Lo de "servir al pueblo" es su meta, su ambición. Lo máximo, comenta con sus amistades y en las redes sociales, donde denuncia lo divino y lo humano. No lleva bien la incoherencia en la política. Le resulta inmoral.

Le subleva ver a niñas y niños pidiendo limosna. Las injusticias sociales y un largo etcétera. Se promete que si llega a concejal de su pueblo, la empatía será su mejor arma de lucha. Sí, su partido que defiende la justicia social; lo público por encima de lo privado y que es laico, lo apoya. Aún no lo hablaron. Pero, es casi seguro que lo presentarán en las próximas elecciones locales.

Llegaron las ansiadas elecciones. El partido ganó y él fue uno de los elegidos, junto con otras personas, para el gobierno local de su pueblo. Está feliz.

Semanas después de la formación del gobierno local y la distribución de las concejalías, la cruda realidad se da de bruces con la empatía que él manifestaba hacia los problemas tanto de la gente concreta como de su localidad. Estos últimos resultan los más problemáticos: obras sin terminar, falta de dinero para otras que se presentan acuciantes… La limpieza del pueblo, tema recurrente, y parece que complejo de resolver. En algún ayuntamiento de izquierda, la han privatizado. Espera que no sea el suyo el siguiente. Pero, su posible privatización o semiprivatización, puede ponerse encima de la mesa… Complejidad que no parecía tal, cuando su partido estaba en la oposición. El mapa de dificultad se agranda. Pero, nada de dejarse vencer por el pesimismo. Servir al pueblo es sacrificio. Y él está dispuesto a sacrificarse hasta, si acaso, contradecirse en lo dicho en campaña con lo que deba hacer en la realidad.

Porque, vamos a ver, reflexiona, el pueblo que elige no siempre comprende los vericuetos que pueden entorpecer las buenas acciones de la política.

Entonces, él que sí está en la acción política institucional, puede y debe girar en lo que en su momento dijo y ahora se ve con dificultades, sobre todo económicas, para llevarlo a cabo. Sobre todo si favorece a la gente. Al final, son prácticas comunes que siempre se hacen en política. Es así la política: "El fin (a veces) justifica los medios". Y él está en ese dilema.

Por supuesto, que se cabrea y se deprime por tener que realizar una práctica política que no es la que él defendía y defiende. Pero, peor es la corrupción. Y él, no es un corrupto por "decir Diego, donde dijo digo". Es la miseria del desempeño político. Porque una cosa es tener valores éticos y otra más compleja (él lo sabe, está en ello) es la coherencia con los mismos.

Además, "qué tire la primera piedra quien esté limpio de pecado". Esta frase que leyó, pero no se acuerda dónde, resume que "la política es así". Y que los políticos estamos hechos de otra pasta. El problema –piensa– es que se han normalizado prácticas que son inmorales, todo esto está bien "porque así es la política". Y, claro, él está ahí. Qué le van a decir, que no sepa.

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