En territorio comanche

La opinión sobre la temporada del Sporting: Un epílogo a la altura del año

El epílogo a una de las peores temporadas en toda la historia del Sporting tenía que estar a la altura de lo vivido a lo largo del curso. Mucho se tendrán que aplicar los artistas, los domadores y el jefe de pista para tratar de que el circo no acabe siendo un caos

Pablo González

Pablo González

El epílogo a una de las peores temporadas en toda la historia del Sporting tenía que estar a la altura de lo vivido a lo largo del curso. Y por eso pasó lo que tenía que pasar: un equipo de Primera Federación pintándole la cara a un conjunto que acaba por segundo año consecutivo llamando a las puertas del descenso. Con estos antecedentes, que a nadie le extrañe si con vistas a la próxima campaña el Sporting del proceso orlegiano aparece en la lista de candidatos a dejar el "fúrgol" profesional. Hace un año, los rojiblancos también acabaron los 17º. Y por debajo de ellos, el Málaga, equipo que esta temporada se ha ido al pozo.

Mucho se tendrán que aplicar los artistas, los domadores y el jefe de pista para tratar de que el circo no acabe siendo un caos. Sobre el partido ante la Ponferradina, poco o nada que decir, ya que el encuentro se convirtió en un ejercicio de bienquedismo por parte rojiblanca. Que si retirada de uno, que si guiño hacia otro… Y menos mal que como contó MAR, con hashtag o sin él, los jardineros fliparon esta semana de cómo los chicos habían dejado el césped de los campos de entrenamiento por tanta intensidad que le pusieron al asunto a pesar de estar ya de vacaciones. Menos mal. Bajada la persiana llegan las horas de los análisis de lo ocurrido y, como suele ocurrir en la vida misma, la caza y captura de los culpables. A ver por dónde suenan los disparos en Mareo.

Mientras, a 28 kilómetros, se espera que la semana sirva para despedir, por ejemplo, a Borja Sánchez, al que ya ha quedado claro que el Almirante no quiere volver a ver por su vestuario. Luego empezará el carrusel de nombres de todos los veranos. Estén o no Pachuca, Orlegi o el del carrito de los helados, la vida sigue igual y el mercadeo es el mercadeo, ¿oyisti, güey?

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