Marea naranja de 3.500 personas en Gijón en la carrera de Galbán contra el cáncer infantil

"Es una lucha que nunca puede caer en el olvido", destacan los participantes de una prueba solidaria sobre un trazado de 4 kilómetros

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Más de 3.500 personas participaron en Gijón en una nueva edición de la carrera solidaria de Galbán, para visibilizar el cáncer infantil y su lucha. “Es una pelea que no puede caer nunca en el olvido. Hay que apoyar y estar aquí”, señaló Jesús Palencia, uno de los muchos componentes que integraron la marea naranja por las calles de Gijón, en un recorrido que tuvo salida y llegada en la playa de Poniente.

“Esta la mañana muy bonita, con este solín, está perfecto para salir a correr, o ir paseando, y luego ya aprovechamos el día y disfrutamos en familia”, destacó Iker Fernández, acompañado de su mujer Rocío Flores, y sus hijos Noa y Miguel. Niños, adultos e incluso mascotas también se unieron a esta marcha solidaria, que comenzó con el ambiente a primera hora de la mañana en la explanada de Poniente, donde la música animó la previa, junto a un manifiesto en el que se apuntó que “queremos recordar que siguen existiendo muchos niños que siguen exigiendo cuidados y atención” y en el que se agradeció a los sanitarios que “os preocupáis para que los adolescentes tengan una vida mejor y sus familias puedan coger aire para respirar, gracias porque una mejor supervivencia es posible”.

En el instante previo a la salida se soltaron globos “en recuerdo a niños y adolescentes que ya no están”, y con un grito desde la megafonía de “vamos a disfrutar y pasarlo bien” echó a rodar la carrera de Galbán en Gijón, en un trazado de 4 kilómetros, que pasó por Rodrñíguez San Pedro, Marqués de San Esteban, la plaza Mayor o la plaza del Marqués.

“Veníamos siempre antes de la pandemia a todas estas carreras solidarias y ahora lo volvemos a recuperar. Es necesario estar aquí para aportar nuestro granito de arena”, apuntó Juan López, que acudió junto a Laura Bermúdez, María Corral, Marcos Salas y Ana Suárez, y con los pequeños Mateo López, Yulia Bermúdez y Manuela Salas. “Es importante que se conciencien desde pequeños de la importancia de la importancia de colaborar”, recalcó López. “Por fortuna no nos ha tocado esta situación en nuestro entorno, pero de aquí hay gente que por ejemplo ha vistos casos en el trabajo y eso siempre sensibiliza aún más”, añadió.

Elena de Castro y Javier Díaz llevaron en su silla a su hijo Nicolás de cuatro años, para que participase de nuevo en otra prueba. “Lo traemos prácticamente desde que nació, queremos que tome conciencia para el día de mañana”, recalcaron sus padres. En el caso además de Elena de Castro su participación en la carrera contra el cáncer infantil le viene además por su día a día. “Soy fisioterapeuta y trabajo con niños con discapacidad, hay que ayudar a todo tipo de lucha e investigación para cualquier situación relacionada con niños”, comentó.