Cae un constructor gijonés que intentó introducir en España más de 400 kilos de cocaína

El empresario asturiano aportaba dinero a la red, pero la operación fue intervenida por la Policía, que capturó la droga y detuvo a 25 personas

Cae un constructor gijonés que intentó introducir en España más de 400 kilos de cocaína

Cae un constructor gijonés que intentó introducir en España más de 400 kilos de cocaína

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Un conocido constructor casín afincado en Gijón, Juan B. C., de 54 años, fue detenido días atrás acusado de intentar introducir en España entre 400 y 500 kilos de cocaína, incautados en alta mar por la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera tras el abordaje de un pesquero de bandera venezolana, el "Sophie", el pasado 22 de julio.

Según la investigación, el empresario gijonés sería el representante en España de una potente organización colombiana que habría contactado con otra gallega para trasvasar el cargamento a otro pesquero, presumiblemente el "Massif", que presuntamente trasladaría la droga hasta cerca de la costa de Galicia para su desembarco con lanchas rápidas.

La investigación, desarrollada por la UDYCO (Brigada Central de Estupefaccientes) y el GRECO (Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado) de la Policía Nacional, se ha saldado por el momento con 25 detenidos –11 de ellos tripulantes del pesquero "Sophie– y el resto dirigentes y subalternos de la red de tráfico a gran escala, que venía siendo investigada desde octubre de 2021.

Fue en esa época cuando los agentes supieron que había una organización de narcos que había adquirido el pesquero "L’Espoir", con la intención de introducir en Europa ingentes cantidades de cocaína. El barco, renombrado "Massif", tenía como base Guinea Bissau, en África Occidental. En 2022, el "Massif" pasó varios meses en el puerto de Oza, en La Coruña, para luego salir a alta mar, con Ismael C. B., como tripulante, quien había sido detenido en abril de ese año en la "operación Pantín", que permitió la incautación de 3.800 kilos de cocaína en el buque "Karan".

A través de éste, los agentes llegaron a identificar a los presuntos dirigentes de la organización gallega: el riojano aunque instalado en Pontevedra Alberto M. P., "El Gordito", de 43 años y con antecedentes por drogas en 2011, 2018 y 2019, y el ganadero de Valga (Pontevedra) Francisco C. C., de 54 años, con antecedentes por delitos contra la Hacienda Pública en 2009, y que no dudó en meter en sus negocios de tráfico a su hijo Martín, de 18 años.

Tanto "El Gordito", como Francisco, tenían según la investigación policial dos plantaciones de marihuana en San Juan de Moeche, en Ferrol (La Coruña), y Castelo, en Outeiro de Rei (Lugo), que les daban pingües beneficios. La organización contaba con diversos subalternos que se encargaban desde el cuidado de las plantaciones de droga a la venta de la cocaína, sin olvidar el blanqueo del dinero procedente de la venta de estupefacientes, función de la que se encargaría presuntamente un promotor inmobiliario coruñés, Juan Eusebio R. G.

La organización aseguraba tener contactos además con un capitán de la Guardia Civil del Campo de Gibraltar, aunque la Policía Nacional no ha podido identificarlo.

Inicialmente, la organización gallega trató de conseguir financiación para traer la cocaína desde Sudamérica a través de una banda albanesa, pero abandonaron esta vía y trataron de obtener el dinero necesario a través de una red malagueña con la venta de 30 kilos de cocaína servidos por Edgar Armando P., "El Chino", de 55 años natural de Cali (Colombia), aunque residente en Madrid, que en el pasado trabajó para el archiconocido Pablo Escobar.

El personaje central de esta trama es Juan B. C., administrador único de las empresas Encofrados Tarna, Inversiones El Pareu o Hispana de Estructuras del Noroeste Siglo XXI entre otras, todas con sede en Gijón, y alguna de ellas con problemas económicos en el pasado. El constructor, según la investigación, pagó cierta cantidad de dinero a la organización gallega para que acercase la droga a tierra desde alta mar, primero con unos pagarés que fueron rechazados, luego con dinero en efectivo distribuido en paquetes de 50.000 euros.

Incluso se reunió en una conocida sidrería de Gijón, cerca de la playa de Poniente, con Francisco C. C. y un trabajador de la ganadería de éste, Jesús D. N., "Suso", al que habrían convencido para que actuase como "notario"; es decir, el encargado de supervisar la cadena de custodia de la droga entre su lugar de origen, Trinidad y Tobago, y su punto de destino, en la costa gallega.

El constructor Juan B. C. instruyó además a "Suso" para que viajase a Trinidad y Tobago desde Vigo, vía Madrid y Panamá. Una vez en la isla caribeña sería recogido por miembros de la red colombiana. Para ser reconocido tendría que llevar un ejemplar de una conocida revista del corazón.

"Suso" se encontraba en el interior del pesquero "Sophie" cuando fue abordado por los agentes de Vigilancia Aduanera. Al detectar la presencia policial, los tripulantes lanzaron al mar numerosos fardos. Los agentes se incautaron de 16 fardos, con un peso de entre 25 y 30 kilos, entre 400 y 500 kilos, aunque el cargamento podría haber sido muy superior. De hecho, la organización gallega contaba con transportar hasta 5.000 kilos de cocaína, de la que se llevarían un 12,5 por ciento –unos 625 kilos–, o lo que es lo mismo, 14 millones de euros.

Tras la incautación de la droga, en la que fue esencial la información facilitada por la agencia DEA de Estados Unidos, avisada con antelación del viaje de "Suso" a Trinidad y Tobago, los agentes de la UDYCO Central y el GRECO se centraron en la detención de los otros trece implicados en diferentes puntos de España. Están imputados por un delito contra la salud pública de sustancias que causan grave daño para la salud, así como organización criminal. La detención de uno de los principales encausados, Alberto M. P., "El Gordito", se produjo el pasado 1 de agosto, siendo asistido por el letrado asturiano Francisco Miranda.

En algunas de las conversaciones grabadas al constructor gijonés Juan B. C., se evidencia su peligrosidad manifiesta. Después de que Francisco C. C. le comentase sus problemas para dar con un abogado malagueño de nombre Carlos, que al parecer le habría estafado una gran cantidad de dinero, el constructor asturiano se ofrece a mandar a "gente para meterlo en un coche y picarlo", algo que finalmente no se materializa. La droga incautada pertenecería a un colombiano, un tal "don Alfonso", un personaje al que tanto Juan B. C. como Francisco C. C. tratan con un respeto y temor reverencial.

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  • La operación. Una organización gallega intentó traer cocaína en barco desde sudamérica cocaína. La red pretendía acercar a la costa gallega 5.000 kilos, de la que se quedarían un 12,5 por ciento, lo que tendría un valor de 14 millones de euros.
  • El inversor. Para llevar a cabo la operación, los narcotraficantes buscaron financiación a través de una banda albanesa, pero no fraguó. Finalmente entró en escena, según la investigación, el gijonés Juan B. C., un constructor que llegó a pagar dinero a la banda para que acercasen la droga a tierra. La operación quedó abortada al detectar la Policía uno de los transportes.

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