Opinión

Epílogo pascual femenino

El Papa Francisco es un gran admirador de la mujer en la iglesia de nuestro tiempo

La Resurrección de Jesucristo revelada y creída y no demostrada con ninguna prueba de laboratorio, ni externa ni interna, constituye el núcleo esencial del Cristianismo. Sin la Resurrección solo sería una forma líquida mental de constructo, una ideología religiosa sin base en la historia, producto de algunos iluminados, que vieron tocaron las llagas de Crucificado y comieron y bebieron.

El llamado Jesús de la Historia solo tiene sentido en el Cristo de la Fe, y éste en aquel. En el plano meramente histórico, la Resurrección, creída y no demostrada sino con encuentros personales con el Resucitado que vive en una dimensión que supera el espacio y el tiempo físicos, se forma la comunidad cristiana primitiva y la Iglesia dio un impulso definitivo para la extensión de mensaje cristiano por toda Asia Menor y el Mediterráneo, con Pablo de Tarso como principal apóstol del Mensaje de Jesucristo. Por eso la exclamación de San Pablo: si Cristo no ha resucitado vana es la fe. A algunos como sucedió a San Pedro, cuando María Magdalena le dijo: "He visto al Señor y me ha dicho que os lo comunique". Pedro, líder de los discípulos, no solo no la creyó, sino que para él eran ilusiones de una mujer que amaba mucho a Jesús y estaba trastornada por la pena.

Pedro como buen judío se gloriaban de no haber nacido pagano, ni esclavo, ni mujer. Además, las mujeres eran marginadas en la justicia judía y no podían dar ninguna clase de testimonio en los juicios: fundamentar la Resurrección en el testimonio de una mujer no tenia ningún valor. La Realidad histórica es que María Magdalena fue la elegida por su maestro para comunicar a los incrédulos discípulos la verdad fundamental del cristianismo, que se funda en una persona, Jesucristo. La oposición del Jesús de la Historia al Cristo de la Fe es un constructo propio de la teología liberal racionalista protestante, según el modelo Bultmann. No es de extrañar que el máximo teólogo, Tomás de Aquino, afirmara que María Magdalena es el primer apóstol de los apóstoles. Una función esencial de la mujer en la Iglesia hoy corresponde a las mujeres pascuales, la Primera de todas la Madre Santísima de Jesucristo, sin las cuales la Iglesia es menos Iglesia. El Papa Francisco es un gran admirador de la mujer en la iglesia de nuestro tiempo por su creatividad, entrega y generosidad.

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