Los callos "estilo Oviedo" ya conquistan paladares: "Pequeñinos y picantinos son imbatibles"
"Son distintos a los de otros sitios por tamaño, sabor y textura", aseguran los clientes en el estreno de las jornadas de la receta local del plato
"Pequeñinos y picantinos son imbatibles, sobre todo con este frío". Santiago Alonso tiene pocas dudas sobre cuál es su plato favorito. Este ovetense de pro, con experiencia en el mundo de la moda y la hostelería, se convirtió este viernes en uno de los pioneros en participar como cliente en las primeras Jornadas Gastronómicas de los callos "al estilo Oviedo", una receta que muchos ignoraban, pero que existe. "Son distintos a los de otros sitios por tamaño, sabor y textura", explicó a escasos segundos de echar mano a los cubiertos para inaugurar la nueva fiesta culinaria carbayona, que se extenderá hasta el próximo día 12 en 32 establecimientos hosteleros.
Alonso cree que hay motivos suficientes para reivindicar el sello propio de los callos "a la moda" ovetense. "La diferencia es que con esta receta no hace falta ni el tenedor, con la cuchara te bastas", apunta desde Gascona, acompañado de una botella de sidra en un comedor abarrotado. "Aquí hay mucha crisis", comentó con ironía a escasos metros del responsable del local, optimista respecto a la marcha de la jornada. "Creemos que saldrán muchos kilos de callos de la cocina", reflexionó en voz alta Alberto Álvarez.
El primer día del evento gastronómico que la hostelería local aspira a poner con el tiempo a la altura de menús como el Desarme, la Ascensión o el Antroxu para reivindicar los 400 años de la receta local, tuvo como principales clientes a los devotos de los callos. El guiso, acompañado de manitas de cerdo, morro y patas de ternera difícilmente falla en esta época de bajas temperaturas. "Ya los comí una vez aquí, me encantó y quise repetir", declaró Ramón Fernández, entre cucharada y cucharada, acompañado por su mujer, Consuelo Díaz, en un restaurante de la plaza de la Catedral.
A pesar de tratarse de una receta clásica con varios siglos de historia, la creatividad de los cocineros locales todavía tiene cabida en estas jornadas. Desde las raciones habituales en cuenco de barro hasta tapitas metálicas, a una amplia variedad de acompañantes para un plato que tiene como nexo común "el cariño y la dedicación", según explican los restauradores.
En el caso de Diego Betancourt, jefe de cocina de un establecimiento de la céntrica calle Cimadevilla, una pequeña olla metálica llena de callos, acompañada de un cuenco metálico de color negro con patatas fritas y una jarra con un buen caldo "para empujar" componen la oferta de cara a unas jornadas pensadas como homenaje a la cocina casera. "La presentación es también muy importante", indicó un Betancourt inmerso en los preparativos para deleitar a los fieles de los callos, que hasta el próximo día 12 tendrán en las cocinas y comedores de Oviedo su particular paraíso gastronómico.
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