El infierno de vivir en Anieves: "No hay ni agua caliente porque roban las tuberías"

Los vecinos de San Roque piden ayuda contra los vándalos y los okupas

Josefa de Busto señala un cuarto de contadores con las puertas destrozadas en su portal de Anieves. | F. Vallina

Josefa de Busto señala un cuarto de contadores con las puertas destrozadas en su portal de Anieves. | F. Vallina / Félix Vallina

Cuando salió su numero en aquel sorteo y Josefa del Busto supo que a su familia le había tocado una vivienda de protección social en el barrio de San Roque, en la localidad ovetense de Anieves, se convirtió en la mujer más feliz del mundo. Iba a estrenar uno de los pisos recién construidos por el Principado (Vipasa) en el bloque 30-32, una vivienda reluciente y con todas las comodidades que, tiempo después, acabó comprando tras apretarse mucho el cinturón. Hoy en día, tres lustros más tarde, aquel hogar en el que fue feliz se ha convertido en un infierno por culpa de los vándalos y los okupas, en un edificio totalmente destrozado, insalubre, peligroso y completamente al margen de la ley. "Esto es horrible. Así no podemos vivir", asegura la mujer.

Josefa del Busto prefiere alejarse del bloque en el que vive para que algunos de sus "vecinos" no la escuchen. Dice que la han amenazado de muerte en varias ocasiones por denunciar la situación, pero ya no aguanta más. Entre otras cosas, lleva sin calefacción ni agua caliente desde el pasado 22 de diciembre, cuando alguien se llevó las tuberías que suministraban el gas a las viviendas. "Mi marido está enfermo, le han trasplantado el hígado y para ducharnos tenemos que calentar agua en un hornillo eléctrico", explica.

El infierno de vivir en Anieves

Más destrozos en el inmueble y uno de los pisos abiertos. / F. Vallina

Josefa del Busto es una de las dos propietarias que aún aguantan viviendo en un bloque de edificios que tiene alrededor de sesenta viviendas. "Las familias normales se han ido marchando al no poder soportar este calvario", asegura. Algunos de los inquilinos más problemáticos han sido desahuciados y también se ha conseguido echar a varios okupas en los últimos años, pero el problema persiste. "Tapian las puertas de los pisos y las echan abajo con mazas para volver a meterse", dice a la entrada de un edificio que parece un escenario de guerra. Los cristales del portal están rotos, todo está lleno de basura, los porteros electrónicos han sido quemados, todo está lleno de pintadas y en los pisos que están abiertos no queda ni una sola tubería. "Se lo han llevado todo. Esta lleno de ratas, hay peleas, trapicheo de drogas, entran a robar en otras casas... Esto no puede seguir así", denuncia otra vecina que prefiere mantener su anonimato.

Porque en Anieves todos tienen miedo. Muchos cuentan la odisea que están viviendo, pero a escondidas y con cuidado de no ser vistos por quienes los tienen sometidos. "Esto siempre ha sido una barriada de trabajadores, de vecinos de toda la vida, pero desde que se han construido esos bloques de protección oficial vivimos con miedo. Roban hasta las puertas de las carboneras porque son de aluminio y pueden venderlas, todo el cobre que pillan y la gasolina de los coches", señala una mujer que lleva más de sesenta años viviendo en uno de los bloques antiguos de la barriada de San José. "A mí me pegaron una patada a la puerta el día de Nochebuena y se llevaron la televisión, un reloj y una tablet de la niña. Esto aquí está a la orden del día", apunta un joven sumándose a la conversación.

El infierno de vivir en Anieves

Ls cristales del portal rotos y el portero automático quemado. / F. Vallina

Quien sí quiere dar la cara es María Jesús Areces, que hace de portavoz del colectivo vecinal. Sabe que el pasado miércoles la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, dijo que se iban a tomar cartas en el asunto, pero pide que esas actuaciones no se demoren ante la "gravedad" de la situación. "Esto ha pasado de ser un barrio tranquilo a convertirse en el Bronx de Oviedo. Tenemos que cortar de raíz", señala.

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