"Deberíamos acometer una intervención más ambiciosa en el entorno del Naranco", defienden los expertos

El arqueólogo César García de Castro y el arquitecto Román Villasana destacan "elementos distorsionadores" como la carretera o el parking cercano a Santa María en su charla en el Club Prensa Asturiana

Por la izquierda, Román Villasana y César García de Castro, ayer en el Club Prensa Asturiana.

Por la izquierda, Román Villasana y César García de Castro, ayer en el Club Prensa Asturiana. / David Cabo

María José Iglesias

María José Iglesias

Los recientes trabajos realizados en el entorno de Santa María del Naranco, la joya arquitectónica del periodo ramirense, pueden dar un giro muy relevante a las teorías vigentes hasta ahora sobre el uso que tenía el icónico monumento, patrimonio de la humanidad declarado por la Unesco. Las investigaciones que alimentan ese cambio de interpretación sobre una construcción de belleza y refinamiento únicos fue explicado ayer en un abarrotado Club Prensa Asturiana por César García de Castro, arqueólogo de la Consejería de Cultura del Gobierno del Principado, y por el arquitecto Román Villasana, director del proyecto de las obras destinadas a combatir las humedades en el edificio, iniciadas en octubre del pasado año.

Ambos, a lo largo de una conversación con el periodista Eduardo Lagar, redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA, coincidieron en defender una actuación más ambiciosa para adecuar el entorno del edificio a su importancia real. «No sabemos exactamente qué es lo que rodeaba a Santa María del Naranco y probablemente nos hagan falta más estudios, pero la carretera actual es un elemento muy distorsionador y habría que arreglarlo; las masivas visitas a lo largo del año producen un desgaste continuado, y cuanto menos ordenado tengamos el entorno y el acceso, mayor será ese desgaste. Deberíamos acometer una intervención más ambiciosa», señaló Villasana. «Suscribo lo que dice Román Villasana, yno sólo es la carretera. Cerca del monumento hay edificios en ruinas y granjas abandonadas. En la fachada sur, detrás del pequeño camino que va al lavadero, hay un aparcamiento irregular de caravanas; es inconcebible un uso de parking industrial a cien metros del edificio cumbre del Prerrománico. La carencia de acera, aparte de ser un peligro da impresión de cutrez. A ello se une el pésimo asfaltado; todo da una impresión que deshonra a un edificio de esta categoría», lamentó César García de Castro.

«El Naranco sufrió un incendio hace unos meses y sigue aflorando piedra; hay plantaciones salvajes de eucalipto. La retirada de la ganadería va generando más matorral, y cuando se jubilen los últimos ganaderos aquello acabará hecho un bardial; hay mucho que hacer» , recalcó García de Castro, convencido de que la morada del Rey debería haberse situado muy cerca de Santa María. «Sí sabemos que la casa de Ramiro tuvo que estar por allí. Tenía que haber caballerizas, pocilgas, almacenes de todo tipo de enseres y no tenemos ni idea de dónde puede estar todo eso», señaló el arqueólogo.

García de Castro se ganó la atención del público que llenó el Club con un relato que parte de la identificación de una losa en la entrada norte de la iglesia prerrománica como el posible soporte del sarcófago del rey Ramiro I. «Eso descarta que el edificio fuese un palacete de verano», expuso el arqueólogo. A su juicio, el descubrimiento apunta más bien a que Santa María, en un alarde del poderío del monarca, pudo estar destinada a albergar su sepulcro tras su fallecimiento. Como señaló García de Castro, Ramiro I se trasladó a vivir al Naranco para alejarse de sus enemigos en la corte de Oviedo. «El reinado de Ramiro supuso una ruptura en la monarquía asturiana. Es un individuo que vive aislado en el Naranco porque tiene miedo», explicó el arqueólogo César García de Castro.

Las obras en cuyo contexto se ha realizado la investigación son continuidad de los trabajos de mantenimiento que realiza de forma periódica la Consejería de Cultura y tenían como objetivo acabar con las humedades que se producían por las filtraciones en la entrada norte de Santa María, la más castigada por la meteorología, como explicó Román Villasana, el arquitecto que dirigió esas labores.

La Guardia Civil de Tráfico y sus 65 años de presencia en Asturias, hoy a las 19.30 horas

La Guardia Civil de Tráfico cumple 65 años y de su labor y evolución en Asturias hablará esta tarde en el Club Gerardo Suárez Gorris, comandante jefe del sector de Tráfico de la Guardia Civil en el Principado. Le presentará José Ángel Rodríguez Getino, vicepresidente de la Hermandad de Amigos de la Guardia Civil (HABECU-Asturias). La Agrupación de Tráfico es la unidad de la Benemérita especializada y preparada para la vigilancia, regulación, auxilio, prevención y control del tráfico y del transporte, y la seguridad vial en el ámbito de las vías interurbanas, principalmente. El acto también se enmarca en la conmemoración de los 180 años de la fundación de la Guardia Civil.