¿Quién tiene la superioridad moral?

José Antonio Noval Cueto

José Antonio Noval Cueto

La crítica apresurada, diaria, quizás en aras de una supuesta claridad y brevedad, persiste en utilizar una técnica que persiste incomprensiblemente en este mundo tan técnico, tan deshumanizado y es su obsesión por la implantación de un orden binario en un mundo bipolar como el que vivimos, que clasifica o divide todo en blanco o negro, izquierda y derecha, buenos y malos, cuando todos sabemos que hay más matices, más clasificaciones , divisiones. Yo hace mucho tiempo , desde los convulsos tiempos de Facultad, – preámbulo de la Transición, 1974-,  que no admito la tópica y simple división de izquierda y derecha, creo que es incompleta e interesada y que se usa con intención peyorativa, malévola. Siempre he sido discípulo de la verdad, incluso en la época de mi militancia político, y siempre he defendido que la verdad, como la solidaridad, el ansia de hacer y sembrar bien, no es patrimonio de ninguna fuerza política en exclusiva, sino de quien la practica con sus acciones y hechos. Y con ese fin escribo estas palabras.

Es de sobra sabido que el PSOE siempre ha tenido más perdón, más inmunidad que la UCD, PP y otros partidos de centro y de derecha , y que ha tardado años en perderla y todavía aún , por esa leyenda de los descamisados- de los que no se preocupa cuando gobierna- juega con ventaja, a pesar de los errores, abusos y decisiones tomadas en acción de Gobierno, sirva de ejemplo los ERES. Es de sobra conocido que uno de los líderes que más daño ha hecho al pueblo español, hasta el punto de poner en peligro su propia subsistencia económica ha sido el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y a pesar de ello, aún le sacan a pasear y se le concede audiencia y tiempo de telediario. Y últimamente es de sobra conocido, padecido y temido  que las decisiones del actual Presidente, señor Sánchez. - suprimir la sedición y rebajar la malversación y lo que venga…-   para asegurarse un año más en la Presidencia, generan preocupación, desesperanza, fomenta la desigualdad y habilita una España de doble velocidad. La de los independentistas que quieren romper España, con cuantiosas aportaciones económicas y ventajas políticas, penales… Y el resto de España, que paga y tributa y su único futuro es subsistir y soportar los desprecios y abusos que recibe: parece que hay interés en desmotivar al pueblo y apartarlo de la política, pues quizás con menos votos sea más fácil mantenerse en el poder. Las prisas con que se quieren llevar a cabo estos ultrajes hace más evidente la naturaleza del delito y más tratándose de temas de vital importancia para la existencia del vigente ordenamiento jurídico.

Antes este tipo de conductas y comportamientos se demuestra que la supuesta superioridad moral que durante décadas se esgrimió con orgullo por la izquierda, se queda sin aval, sin fundamento, pues creo que no hay mejor muestra de superioridad moral que acatar las leyes que el propio Estado se ha dado a sí mismo. Este intempestivo mes de diciembre demuestra con hechos que el Acuerdo que se firmó en la Transición para pasar de la dictadura a la democracia lo ha incumplido el Partido Socialista que, huérfano de ideología, fundamenta su única existencia en la lucha por el Poder y el reparto del mismo .

No hace mucho un conocido comentarista dijo que el gobierno de Sánchez se caracteriza por “legislar, legislar, legislar”, y aún así  el ejercicio del Derecho no ha impuesto en la vida española, sino al contrario…¿Por qué? … Cada vez hay más impunidad y arbitrariedad, y más incomprensión y frustración entre los ciudadanos y basta para ello preguntar a los afectados de ocupaciones, violaciones, corrupciones…y es que es muy diferente legislar para todos que legislar al servicio de unos pocos, y más aún cuando se busca tensionar, enfrentar…

La sociedad española no se merece esto. Pide regirse por las pautas que deben imperar en un Estado de Derecho donde la ley debe ser su mayor garante.

Este episodio negro y cainita de la política española debe corregirse. No todo vale en política, debe haber unos mínimos, unos principios, sin los cuales se suplanta la deseable convivencia y se pone en peligro el futuro de todos. Hace mucho tiempo que no admito esa falsa e interesada división de izquierdas y derechas,- cada vez es más difícil concretar qué es ser de izquierdas o de derechas ¿oponerse al aborto y a la eutanasia es de izquierdas o de derechas?-,  prefiero más hablar de personas, , ya que son ellas las que hacen avanzar o retrasar a los pueblos.

La superioridad moral se demuestra con hechos, y en lo que llevamos de diciembre de 2022 la superioridad moral de la llamada izquierda reina por su ausencia. Hace unos días, con motivo de la celebración del 44 aniversario de la Constitución el Presidente de la Junta General del Principado decía que “acatar la Constitución es el principal criterio para saber si alguien es constitucionalista” y yo añado: ¿Gobernar, perdonar y obedecer a los que se han sublevado contra ella es de constitucionalistas?

P.D   Supongo que se puedan exigir responsabilidades económicas por las decisiones de Gobierno que afecten seriamente a los intereses de los gobernados; de ahí que me gustaría saber a qué importe ascendió el total de gastos generados por el macrojuicio del “Procés” y si está previsto reponer su importe en las arcas del Estado.