Maite Orozco, presidenta de la asociación de vecinos San Juan: "Después de todas las penurias que pasamos La Corredoria es ahora un barrio de lujo"

«Nuestras casas ya están unidas al núcleo urbano de Oviedo y acabarán también unidas a Lugones porque no paramos de crecer año tras año» 

Maite Orozco, presidenta de la asociación de vecinos San Juan.

Maite Orozco, presidenta de la asociación de vecinos San Juan. / Julian Rus

Maite Orozco Jiménez (Oviedo, 1956) es la presidenta de la Asociación de Vecinos San Juan y la alcaldesa de barrio de La Corredoria, donde vive desde el año 1979 y de donde no piensa marcharse. “Estoy orgullosa de vivir en La Corredoria. Llegué hace 44 años a La Carisa y aquí me quedo hasta que me lleven”, asegura orgullosa.  

-¿Cómo era La Corredoria cuando usted llegó a vivir al barrio?

-Solo estaban las casas que había al lado de la carretera general, el resto eran todo praos y alguna que otra casería. La barriada de La Carisa, donde vivo desde que llegué, fue la primera que se construyó en el barrio. Estas casas las hizo la Constructora Covadonga, que era del Obispado.

-¿Entonces La Carisa es el germen de La Corredoria moderna?

-Claro. Fuimos los primeros. Antes no había nada y estaba todo sin urbanizar, casi no había calles. Para ir desde La Carisa hasta la carretera general tenías que atravesar un barrizal. Cuando iba a coger el autobús tenía que llevar dos pares de zapatos, unos para caminar por el barro y otros para estar limpia cuando llegaba.

­-¿Y cuándo comenzó el despliegue poblacional?

-Yo diría que a finales de los años noventa del siglo pasado. A partir de ahí ya se comenzó a construir y empezó a venir gente a vivir a esta parte de Oviedo. Desde entonces no hemos parado de crecer año tras año y las cosas han cambiado mucho.

-¿Cómo asumieron ustedes, los pioneros, la llegada de toda esa gente?

-Pues muy bien porque eso sirvió para que mejorasen muchos las cosas. Por poner sólo un ejemplo, antes llegabas a La Carisa y la barriada estaba cerrada, no había salida para ningún lado. Después de todos esos cambios y con el paso de los años ahora estamos en el centro de La Corredoria y nos consideramos un barrio de lujo. Después de todas las penurias que pasamos, ahora estamos encantados.

-Una de las cosas que les trajo de cabeza fue la droga, pero ustedes lucharon contra ella con las históricas patrullas ciudadanas, ¿no es así?

-Pues sí, la droga fue sin duda el mayor de los problemas porque de aquella había mucha heroína, mucha jeringuilla y mucho peligro para nuestros hijos. La mayoría de nosotros veníamos de otros barrios en los que el problema de la droga no era tan grave. Yo nací en El Cristo y me crie en San Lázaro y allí no pasaba lo que pasaba en La Carisa. Tuvimos que luchar mucho.

-¿Cómo lo hacían?

-Salíamos todas las noches a la calle y a la gente que veíamos extraña o sospechosa de trapichear con ese veneno no los dejábamos entrar. Éramos como los guardianes de La Carisa. Eso nos costó muchos problemas y enfrentamientos, pero lo cierto es que la Policía siempre nos apoyó y mereció la pena.

-¿Aquello sirvió para sacar la droga del barrio?

-Conseguimos que mejorasen mucho las cosas. Tristemente la droga está en todos los sitios y este barrio no es una excepción, pero ahora hay focos puntuales y el problema no tiene nada que ver con el que había antes. Cuando nosotros salíamos a la calle el barrio era peligroso en este sentido y ahora no lo es, al contrario. 

-¿La Corredoria es un barrio solidario?

-Lo es, pero lo era más antes. Y me explico. Cuando empezó a venir gente joven a vivir aquí ya se encontraron con un barrio totalmente cambiado y todo estaba bien, así que no tuvieron tanta necesidad de luchar por las cosas. Si lo hubiesen encontrado como lo encontramos nosotros hubiesen luchado como lo hicimos los que llegamos aquí primero. Yo creo que la gente de mi época es más peleona, pero por ese motivo.

-Pero la de San Juan es una asociación de vecinos activa, ¿cierto?

-La verdad es que funcionamos muy bien. Las plataformas de internet nos facilitan mucho las cosas y nos ayudan a enterarnos de todo para poder conocer los problemas y las necesidades del barrio. Además, colaboramos con otras asociaciones y colectivos que hay en La Corredoria, tenemos muchas actividades en el local de la asociación, hacemos recogidas de ropa y de juguetes para la gente necesitada… Bueno, hacemos todo lo que podemos por el barrio.

-¿Se sienten ustedes integrados en la ciudad de Oviedo o se ven como un barrio de las afueras?

-Yo creo que estamos integrados. Habrá gente que diga que no, pero pienso que el Ayuntamiento nunca nos ha dejado de lado y que todo está bastante cuidado. Todavía tenemos necesidades, es evidente, como en todos los sitios, pero poco a poco se van solucionando.

-¿Cuáles son esas necesidades que faltan por cubrir?  

-Pues, entre otras cosas, tener unas piscinas mayores, porque las que hay se nos han quedado pequeñas. También queremos tener los parques en condiciones, un centro de día para la gente mayor, que se necesita como el comer, u otros servicios, como el centro social que se va a hacer en la plaza de abastos o el mercadillo de los sábados que se nos prometió y no acaba de autorizarse. Hay más cosas, siempre hay cosas que mejorar.

-¿Y ahora que es usted alcaldesa de barrio se atreverá a levantar la voz en el Ayuntamiento y a pedirle cuentas a Alfredo Canteli?

-Por supuesto. Siempre que sea por el bien del barrio le pediré cuentas al Ayuntamiento, al Principado o a quien sea, en ese sentido igual me da porque lo primero es lo primero.

-¿Cree usted que La Corredoria va a seguir creciendo?

-Yo creo que sí. El ejemplo está en el núcleo de La Malata, que no para de crecer.

-¿Acabará el barrio físicamente unido a la ciudad?

-Acabará unido a Oviedo y también a Lugones.