Vítores y aplausos para recibir a la Santina en la estación de Oviedo: "Es emocionante", afirma el padre Ángel

"Hacemos muchas locuras", afirma el presidente de Mensajeros de la Paz, complacido por la recepción a la imagen de la iglesia de San Antón, que hizo el viaje desde Madrid sentada a su lado en el tren

Con apenas siete minutos de retraso, en torno a las dos de la tarde, la Santina de la iglesia de San Antón, en Madrid, desembarcó entre aplausos del tren en el que cruzó la Variante de Pajares. Una comitiva de varias decenas de personas recibió en este día de Navidad en la estación de Oviedo a la imagen y al padre Ángel García, fundador y presidente de la ONG Mensajeros de la Paz, que quiso conmemorar de este modo los cincuenta años que han pasado desde que llevó la imagen a Madrid por carretera y en un Seat 600. El sacerdote mierense vivió este viaje distinto “con emoción e ilusión”, dijo al llegar, “pidiendo la paz para todos” junto a la Virgen y después de repartir saludos y abrazos y ser recibido por un coro que interpretó los himnos de Covadonga y Asturias en el vestíbulo de la estación. “Se nos nota en la cara y en los ojos que estamos emocionados”.

La Santina viajó esta vez en el coche 2, en un asiento junto al padre Ángel, nada que ver este cómodo viaje exprés con “las ocho o nueve horas” de aquel otro por carretera en un 600 “que se calentaba” y al que había que ir echando agua constantemente. “Hacemos muchas locuras, pero si fuimos con ella en un 600, ¿por qué no íbamos a volver en AVE?”, resumió el religioso, que atribuyó “muchos milagros a la Virgen de Covadonga”, como que Mensajeros de la Paz esté en setenta países ayudando a multitud de personas, o que hayamos celebrado la cena de Nochebuena en el Teatro Real... Todo eso son milagros”.

Es un viaje de “ida y vuelta”. La Santina, que abandonó la estación de Oviedo en una furgoneta de Mensajeros de la Paz, volverá a Madrid en el tren de las siete de la tarde después de visitar dos de las residencias de la ONG, en Ciaño (Langreo) y Colunga, y “cantar una Salve y un Ave María”.

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