Fallece Ricardo Larraínzar, último gobernador civil de Asturias y figura clave para detener el golpe del 23-F
Nacido en Navarra en 1945, mantuvo una fuerte vinculación con la región y fue colaborador de Francisco Laína, director general de Seguridad del Estado en 1981
Ricardo Larraínzar Zaballa, último gobernador civil de Asturias y figura clave para abortar el intento de golpe de estado del 23-F de 1981, falleció en las últimas horas en Madrid tras haber estado varios días ingresado en un centro hospitalario. Larraínzar, nacido en Viana (Navarra) en 1945, tuvo una gran vinculación con Asturias hasta el final de sus días, por motivos laborales y familiares, y en clave nacional destacó por su importante papel en la intentona de Antonio Tejero. En aquella tarde del 23 de febrero, Larraínzar era uno de los colaboradores más cercanos de Francisco Laína, director general de Seguridad del Estado y, en ese momento, con el Gobierno secuestrado por los golpistas, la mayor autoridad civil del país. Recientemente, Larraínzar concedió una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA en la que repasó todo aquel episodio.
Larraínzar, casado, con cuatro hijos y nueve nietos, licenciado en Derecho, sacó las oposiciones al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado. En 1969 y 1970 desempeñó la vicesecretaría general del Gobierno Civil de Logroño y la secretaría del Polo de Desarrollo. En 1974 fue destinado a la Dirección General de Política Interior, en Madrid. Tras su paso por Asturias, en 1981 y 1982, pidió la excedencia en la Administración y se incorporó a la Unión y el Fénix como director de relaciones laborales. Después de tres años en el Banco Español de Crédito, como director general adjunto, volvió a la Unión y el Fénix, donde se jubiló de vicesecretario general en 1995. Desde ese momento llevó la dirección de las empresas familiares, compaginada con su afición náutica, practicada en Asturias, y la caza.
Larraínzar tuvo mucha relación con Asturias después de su retiro y concretamente estuvo muy vinculado a San Juan de la Arena (Soto del Barco), donde era un habitual. La pasión por Asturias la inculcó también a su familia. Hace dos años uno de sus nietos, Miguel Larraínzar, donó al Real Oviedo una bandeja de la Federación Argelina de Fútbol que fue elaborada con motivo del Mundial 82, que tuvo lugar en España. Oviedo fue una de las sedes y Argelia jugó ante Chile en el viejo Tartiere. Tras sus encuentros en Asturias, representantes argelinos le entregaron a Larraínzar la bandeja y cuarenta años después su nieto, que reside en Londres y es oviedista desde que nació, la donó al museo del Oviedo, acompañado por su abuelo Adolfo Casero, y su padre Enrique Larraínzar.
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