Devoción al paso de las Fuerzas Armadas por Oviedo: "Es algo que pasa una vez en la vida"

Multitudes de distinta edad y procedencia se hacen hueco para ver el mayor desfile de la historia de la capital

Aplausos, vítores y una emoción que se percibía en las caras. Era el aspecto de Oviedo, con las calles por las que transcurrió este sábado el gran desfile militar del Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS) completamente teñidas de rojigualdo. Parte del público procedía de distintos puntos de Asturias y de otras comunidades cercanas, como Galicia y Cantabria, aunque los que jugaban en casa, los ovetenses, eran los más conscientes de la importancia de la ocasión. "Es algo único que igual no se vuelve a repetir", coincidían. El multitudinario desfile fue el colofón final a unos días donde el Ejército ha puesto "patas arriba" la capital asturiana. Aunque la devoción se ha impuesto a las molestias generadas: en los algo menos de 2 kilómetros que separan la plaza de la Paz de la Estación del Norte, soldados y vehículos fueron aclamados por niños, jóvenes, adultos y ancianos. Cada uno con su historia y con sus preferencias.

La ilusión de los niños

Darío Rolo. Acompañado de su padre Nuno, Darío Rolo nunca ha visto un despliegue así en su corta vida. Con una mezcla entre curiosidad y fascinación, se bajó del tren procedente de Pola de Lena. Aunque será difícil encontrar un buen sitio en la abarrotada avenida Hermanos Pidal. Al final, la solución son los hombros de su padre haciendo de tribuna. "Quiero ver a los militares y, sobre todo a los tanques. Me hace mucha ilusión", confirma el pequeño lenense.

Mateo Fernández. Más preparado aún está el carbayón Mateo Fernández. Ataviado con la bandera nacional, se sube a una caja de luz desde hace una hora para no perderse detalle. "¡Que pasen ya!", le dice a su madre mientras llegan las primeras unidades del desfile a Llamaquique. No se conocían de nada, pero Ulpiano Cervero le explica el desfile como si fuese su abuelo. "Es muy importante que el ejército se acerque al pueblo con cosas así. Y los niños flipan", asegura.

Paula Argüelles. Mateo comparte esta improvisada "tribuna" con Paula Argüelles, de 5 años. Sus padres, Iván Argüelles y Ángela Lasso, no son grandes fanáticos del Ejército, pero no quisieron perderse un momento único en la ciudad. Sin entender aún demasiado lo que supone el mundo militar, la niña se queda obnubilada ante el paso de los caballos. "Es un animal que le encanta y lucen impecables", dicen sus padres.

La emoción de los más veteranos

Carlos Bastida. Encontrar sitio en primera fila no fue nada fácil ante tanta devoción. Carlos Bastida, de 74 años, tuvo la ayuda de sus hijos para estar lo más cerca posible de los efectivos que desfilaban. "Vinieron a las 8 y media de la mañana a coger sitio y me trajeron una silla para que aguantase todo el desfile. Saben que me apasiona el mundo militar", remarca.

Mari Carmen Fernández y José García. La misma pasión por el Ejército tiene la avilesina Mari Carmen Fernández, que ya fue a Gijón para ver el espectáculo aéreo y no se decide por cuál es la unidad que tiene más ganas de ver y finalmente acaba decantándose por el Rey Felipe VI. Fernández no necesita hacer guardia para encontrar un buen sitio, ya que quedó con José García para ver el desfile desde el balcón de éste, situado en un punto estratégico junto a la plaza de la Paz. "Da gusto ver todas las armas y la cantidad de gente que está aquí apoyándolos", señala.

Gonzalo Camino. Una hora antes del desfile, Gonzalo Camino, de 82 años, contempla como la Guardia Real se prepara para formar ante los Reyes. Con el mismo interés, su plan para el DIFAS es diferente. No ha madrugado para ver el paso insitu, sino que lo disfrutará por televisión. "Se ve mucho mejor y te puedes fijar en todos los detalles", justifica.

El interés de la "generación Leonor"

Beatriz Huerta. La carbayona Beatriz Huerta nació en 2005, el mismo año en que lo hizo la Princesa de Asturias. Dice compartir los valores de la Monarquía, a los que considera "unos representantes muy buenos". Se dirige a buscar un buen punto para contemplar el desfile con su madre Belén San Juan, aunque lamentan no haber llegado antes. "Va a estar difícil", vaticinan. "Este desfile es una forma de poner a Asturias en el panorama nacional e internacional", coinciden madre e hija.

Rocío Cobo y Nuria Arce. Santanderinas pero residentes en Oviedo, donde estudian Contabilidad y Finanzas, a Rocío Cobo y Nuria Arce les picó la curiosidad de ver el desfile. "Nos interesa sobre todo el espectáculo y si se puede ver a los Reyes que no se les ve todos los días", explican.

Paula Fernández, María Marín, Ana de la Vallina, Ines Vaes y Cayetana Canga. El Ejército y la Monarquía tienen tirón también entre las jóvenes ovetenses. El grupo formado por Paula Fernández, María Marín, Ana de la Vallina, Ines Vaes y Cayetana Canga madrugó para tomar posiciones en la calle Real Oviedo. Después, se fueron a la puerta del Hotel Reconquista a intentar ver a Sus Majestades, todas enfundadas con la bandera de España. Del desfile destacan a la Legión. "Son los que tienen más marcha", bromean.

Los visitantes

Juanjo Buenaga. La jornada era especial para Juanjo Buenaga, que fue hace 50 años miembro del Cuerpo de Regulares. "Me vienen tantos recuerdos... Aún he saludado a muchos antiguos compañeros, que vienen de África y de Melilla". Aunque los achaques de la edad le complican la movilidad y le obligan a sentarse en un banco lejos de la primera fila, ha viajado desde Santander solo para ver el desfile: "He visto muchos y lo seguiré haciendo mientras pueda".

Julia Huete. La toledana Julia Huete es una especialista en DIFAS, a los que viaja siempre que puede. Se encuentra agazapada tras la valla que cortaba el paso de la plaza de América a la Avenida de Galicia, pero encontró buena posición para ver a los aviones sobrevolar el cielo de Oviedo formando los colores de la bandera nacional. Espera que el desfile "se pueda repetir muchos años" y destaca una de sus partes favoritas, que mucha gente se pierde porque se hace al final. "El arriado de bandera es maravilloso", dice.

Helena Cotelo y María López. Desde Coruña llegaron Helena Cotelo y María López, madre y pareja de uno de los paracaidistas, al que acompañan allá donde va. Aunque no tendrán apenas tiempo para disfrutar de la ciudad. "Nos vamos en cuanto termine el desfile, que es la fiesta del ascenso del Deportivo de la Coruña y no nos la podemos perder", confirman.