El agua, un recurso en permanente cambio

El agua es un recurso con impacto económico y social a nivel mundial. En Asturias también, donde numerosas empresas de gran relevancia en sectores como el agroalimentario, el siderometalúrgico o el energético dependen directamente de su disponibilidad y calidad.

Esta elevada necesidad del recurso hídrico, junto con la afección del cambio climático que también se empieza a notar en Asturias con una mayor prolongación de los períodos de estiaje, unidos a la crisis energética y al impacto del elevado coste de los combustibles fósiles, empujan hacia la racionalización del ciclo del agua y a la eficiencia sostenible en el uso de los recursos para mitigar los efectos del cambio climático que llegan de forma inevitable.

Para Aqualia los aspectos climáticos no son un asunto nuevo. La empresa lleva años trabajando en los municipios para frenar los efectos del cambio climático. La sequía es solo uno de ellos. Hasta ahora las labores preventivas de los operadores han sido suficientes para evitar graves problemas, pero quizá en el futuro inmediato no lo sean y el servicio se pueda ver afectado.

Las empresas del sector han demostrado una enorme resiliencia, tanto a crisis económicas del tamaño de la de hace diez años, como a crisis sanitarias del tamaño de la pandemia del covid. O incluso energéticas, como en la que nos encontramos inmersos en la actualidad. En todas estas crisis no se ha visto mermado lo más mínimo el servicio prestado, lo que muestra de forma clara su fortaleza.

Las empresas que gestionan el ciclo integral del agua están íntimamente ligadas con el municipalismo, donde la colaboración público-privada con los ayuntamientos, la administración más cercana al ciudadano, es tan íntima que hace que las empresas gestoras sirvan de herramienta al poder municipal para acometer y financiar inversiones necesarias en el ciclo integral del agua de los concejos asturianos, dilatando la recuperación económica de las mismas a lo largo de un período de concesión.

Sin esta colaboración, difícilmente podrían haber acometido muchos ayuntamientos parte de estas inversiones. "Pero queda mucho camino por recorrer y retos que afrontar", señalan responsables de Aqualia.

Los beneficios de la colaboración público-privada se perciben especialmente en poblaciones de mediano y pequeño tamaño, donde estas alianzas permiten ofrecer a la ciudadanía tecnología y servicio con unos estándares de calidad propios de una gran ciudad, y que no serían financieramente soportables para estos núcleos de población si no existiesen sinergias derivadas de la capacidad y experiencia de la empresa que presta el servicio.

Precisamente uno de los principales retos a los que se enfrenta el sector del agua en Asturias y en España es el reto de la inversión.

Cada vez es más necesario acometer obras que nos permitan optimizar nuestras redes de abastecimiento, incrementar la regulación de recurso y cambiar el paradigma de consumo de agua por el de uso del agua, donde a un mismo agua se le pueda generar más de un uso antes de su devolución al medio natural del cual fue captada. El sector tiene por delante unos retos apasionantes y de gran envergadura:

•La renovación de las infraestructuras derivadas del envejecimiento y obsolescencia.

•Mayor regulación sanitaria como es por ejemplo el impacto del nuevo RD 3/2023, de 10 de enero, que establecen los nuevos criterios técnico-sanitarios de la calidad de agua de consumo.

•Concienciar a la población de que el agua más saludable, con mayor control y con menor huella de carbono es el agua del grifo. Sólo el agua embotellada genera 600.000 millones de envases de plástico. Bien es cierto que en el mapa de consumo de agua embotellada aparece Asturias como la región de España donde más agua del grifo se consume y, consecuentemente, se utiliza menos agua embotellada.

•Consecución de los ODS 6, garantizando la disponibilidad de agua y saneamiento con una gestión sostenible.

•Mayor innovación en el sector.

•Independientemente del modelo de gestión del ciclo integral del agua, bien sea gestionado directamente por un ayuntamiento o empresa pública o bien a través de empresa mixta o concesión a una empresa privada, siempre se está prestando un servicio público, al cien por cien, donde las infraestructuras son y seguirán siendo públicas, donde la potestad de la aprobación de los precios es exclusivamente de los ayuntamientos y donde el objetivo, independientemente del modelo de gestión, debe ser buscar la mayor eficiencia en la prestación del servicio y al mejor precio posible, incorporando los retos descritos anteriormente y no dando lugar a que las infraestructuras se encuentren tan estresadas que no se pueda garantizar un servicio de calidad.

Éste es sólo uno de los múltiples retos a los que se enfrentan los ayuntamientos asturianos, que son los que contribuyen día a día a que los ciudadanos se sientan orgullos de las localidades y ciudades en los que habitan, por los servicios que se prestan.

La clave se encuentra en adoptar medidas que aporten una mayor sostenibilidad en una triple dimensión: medioambiental; económica y social. El Plan Estratégico de Sostenibilidad de Aqualia define cinco líneas prioritarias: la emergencia climática, las personas, la tecnología, el impacto social y la ética.

Aqualia en Asturias. Aqualia tiene presencia en Asturias desde la década de los 80, prestando algún tipo de servicio en 45 de los 78 concejos, dando empleo a 410 personas.

Aqualia es una compañía que invierte y crea valor en el territorio. En Asturias, la empresa ha invertido cerca de 100 millones de euros. Sirva como ejemplo que el laboratorio más importante de la empresa se encuentra en Oviedo, donde llegan muestras de agua de toda España y que da trabajo a 18 personas sólo en este centro de trabajo.

La empresa también apuesta firmemente por la innovación en el Principado, con el objetivo de que las depuradoras de aguas residuales se puedan convertir en biofactorias donde rentabilizar los subproductos obtenidos, que antes eran considerados residuos. Un buen ejemplo es el proyecto Re-Carbón, que aprovecha los fangos desecados para generación de biochar, carbones activos, fertilizantes y otros recursos.