Dando la lata

Muertes silenciosas

Subtítulo opinión xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Ricardo V. Montoto

Ricardo V. Montoto

Lo ves cada día en la calle: el trabajo por cuenta propia se muere, los autónomos van cayendo, asfixiados por un sistema que cuando no los mantiene abandonados los machaca aún más.

La luz también se encareció para ellos, el incremento del precio de sus alquileres motivado por una inflación desbocada no está limitado como sí ocurre con las viviendas, lo del salario mínimo no va con ellos y en la mayoría de los casos la pensión que quedará tras una vida de trabajo alcanzará únicamente para sobrevivir muy modestamente.

Hoy muchos de los que aún permanecen en pie lo están haciendo a base de consumir unos ahorros pensados para complementar la raquítica jubilación. Pero a cientos de miles de autónomos no les queda otro remedio que bajar definitivamente las persianas. Porque los costes de explotación devoran los beneficios.

Los que jamás enferman, los que no conocen el significado de términos como moscoso, griposo, asuntos propios, paga extraordinaria, baja laboral o vacaciones remuneradas, hoy caen como moscas, por miles, agotados y olvidados.

El colectivo de los autónomos está compuesto principalmente por millones de motorcitos económicos que sumados resultan una fuerza básica para el sostenimiento de un país. Son esos que siempre están ahí, con la puerta abierta, sin cita previa ni contestador automático, y que hoy van directos a la ruina. Muertes silenciosas, cadáveres a los que nadie vela, españoles ignorados y despreciados que pagan muy caro no haber sido capaces de unirse. Porque el que no llora no mama. Y el autónomo gimotea cuando nadie le ve. Para ellos no hay manifestaciones ni huelgas. Tan sólo el intento desesperado de resistir.

Adiós a la sastrería, al zapatero, a la relojería y a la tiendina de toda la vida que siempre te sacaba del apuro. El fotógrafo ya desapareció, al abogado se lo están comiendo los grandes despachos capitalinos mientras la mercería, la tienda de deportes y la librería pelean como gato panza arriba contra los gigantes de internet.

Negocios moribundos, locales vacíos. Descansen en paz los autónomos españoles.

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