Pasado imperfecto

El generoso legado del doctor Soto Torres

Francisco Palacios

Francisco Palacios

Las Jornadas de Teatro de Langreo cumplen cincuenta años. Las inaugura este año el grupo "Kumen", con cuatro décadas plagadas de éxitos y galardones. Y siendo una referencia a nivel nacional.

Creo que no se entendería el origen de estas Jornadas (al principio Semanas) sin el impulso que el doctor Fulgencio Soto Torres imprimió a la actividad teatral langreana en tiempos difíciles. Por eso aprovecho está efeméride para rememorar los rasgos biográficos de una persona encomiable.

Soto Torres llegó a Langreo a mediados de los años cincuenta del siglo pasado procedente de Zafra (Badajoz). Durante casi tres lustros fue titular de la especialidad de neuropsiquiatría de la Seguridad Social en Langreo.

Al margen de su profesión, le apasionaba el teatro. Por eso organizó pronto un grupo teatral juvenil en Sama. Ya había dirigido una obra de López Rubio cuando me enteré por un amigo de que buscaba un actor para el papel principal de una obra suya que estaba ensayando: "Destino: Pepe". Me presenté en su casa. Me propuso leer en voz alta algunos párrafos, y pasados unos minutos me dijo sonriente "el destino es tuyo". La comedia se estrenó con éxito en el desaparecido Teatro de la Victoria de Sama, que estaba ubicado en la calle que ahora lleva el nombre del doctor.

Admirador de autores ligados a la revista "La Cordorniz", como Tono o Mihura, las obras de Soto Torres representadas, y que él mismo dirigió, oscilan entre la irónica e hilarante crítica social de "Destino Pepe", con la quedó finalista del Premio Nacional de Teatro "Lope de Vega", y el carácter más intimista y reflexivo de su pieza "Humo encerrado", estrenada también en el Teatro de la Victoria.

En 1999, con la presencia de familiares y amigos, se presentaba en la Casa de la Cultura de Sama el libro que reúne sus tres obras de teatro: "Humo encerrado", "Destino Pepe" y "La cabeza en la arena". Un libro patrocinado por Cajastur y el Ayuntamiento de Langreo. Dejó además varios relatos y algunas novelas inéditas.

Conversador infatigable y de aguda inteligencia, Soto Torres era una persona de inquietudes diversas. Fue un asiduo colaborador del diario "Hoy" de Badajoz cuando vivía en Extremadura. Y siguió siendo corresponsal desde Langreo algunos años más. Asimismo participó activamente en distintas sociedades langreanas: desde el Unión Popular de Langreo (del que fue vicepresidente) al Centro de Iniciativas. Y tuvo un especial preocupación por las cuestiones sociales, interesándose particularmente por los problemas de los jóvenes marginados.

Y en colaboración con su amigo y colega José Luis Mediavilla realizó un meritorio trabajo de investigación: "Introducción al estudio de las neurosis, el alcohol y las actitudes ideológicas en la cuenca minera del Nalón". Un ensayo considerado de gran valor en el campo de la medicina sociológica.

Y por sus interesantes aportaciones a la comprensión de las psicosis maniacodepresivas, Soto Torres fue galardonado por el Consejo General de Colegio de Médicos. Según el propio Mediavilla, además de un gran profesional, era "un clínico práctico y, sobre todo, un hombre lleno de honradez y ternura, cualidades imprescindibles para su profesión de psiquiatra".

Por último, Soto Torres deseaba disponer de un teatro público donde ensayar y estrenar sin ninguna traba. Un día me pidió que le acompañara para hablar con uno de los jefes de la Casa Sindical de Sama. Le propuso ampliar el escenario del cine para que fuera posible representar obras de teatro de forma estable. Las gestiones resultaron infructuosas. Muy decepcionado, me dijo a la salida: "Palacios, no hay nada que hacer. La cultura les interesa un carajo. Estoy cansado: seguid vosotros que sois jóvenes". Efectivamente, siempre contamos con su desinteresada ayuda durante los ensayos de la "Tercera palabra", de Alejandro Casona, que estrenamos en el Teatro Rozada de Sama a finales de los sesenta. Tiempo después, aquel grupo juvenil inicial pasó a llamarse "Soto Torres".

El doctor Fulgencio Soto Torres murió en Langreo el 26 de marzo de 1971. Tenía sólo 52 años. Dejó un fecundo y generoso legado cultural y humano. Y el inolvidable recuerdo de un amigo culto, leal y entrañable.

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