A contracorriente

Ausencia sentida

En recuerdo de José María Gonzalez, maestro y concejal de Laviana

Carlos Cuesta

Carlos Cuesta

En ese horizonte de sueños vaga tu sombra alargada y sentida. Es la sombra de una ausencia imposible e irreal. Caro amigo y compañero Chema, con tu partida para ese más allá de nunca más en una noche fenecida de enero, has convertido nuestras vidas en desiertos fríos e ignotos, en torbellinos errantes, en música sin violines. Ya nada será igual. Y tú bien lo sabes…

En la Sociedad La Pegarata, que tú tanto anhelabas y disfrutabas entre cuitas y viandas de ayer, vive el llanto dolorido y amargo por una muerte de silencio y despedida. Y ese llanto nos devora, nos arrastra a una duda racional descarada y arrojada contra el suelo. Nos gustaría en verdad que estas palabras de querencia tuvieran el eco apetecido de la razón humana y sirvieran para despertar muertos y que regresaras al reino de la luz terrena. Ya nada será igual…

En todo este tiempo de palabras, encuentros e ilusiones estaba el secreto de la vida, tus deseos de persona viajera y culta, tus paseos por ese universo de naturaleza pródiga, tus gestos de hombre amante y feliz.

Frases elegíacas envueltas en sonidos de hoy entre la bruma y el frío de un momento invernal que marcó tu destino.

Y en este paisaje de lamento y tristeza, a buen seguro que, por tu estilo de hombre campechano y tranquilo, encontrarás en ese infinito de historia un océano de estrellas que iluminarán tu deambular eterno. Misterio, estupor, enigma… en este sermón de agua pensamos en memoria desbordada que has muerto para vivir.

Que tu partida rodeada de un amor comprendido inunde el firmamento de gozo y sensaciones. Y lo peor de todo es tu ausencia. Ya nada será como antes… Una vida vacía en una Babel de incomprensión. Hay cansancio de melodías y nos toca llorar el sueño de la digestión.

Adiós, adiós… cierra la puerta. Tu huella indeleble será nuestra historia… Recibe el abrazo fraternal y recuerda, no te olvides de los bartolos, mañana a las tres…

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