Informática y Enfermería, dos títulos contra los prejuicios: los que menos chicas y chicos tienen

El grado de la Politécnica apenas cuenta con un 15 por ciento de alumnas y la Facultad de Cabueñes, sólo llega al 16% de varones

Pablo Ferreiro, a la izquierda, y Luis Miguel Rodríguez, en la Facultad de Enfermería. |  Á. G.

Pablo Ferreiro, a la izquierda, y Luis Miguel Rodríguez, en la Facultad de Enfermería. | Á. G. / C. M. Basteiro

María González se lo piensa un poco. “¿Un referente femenino de la informática? Me resulta asombrosa la vida de Mary Kenneth Keller, una monja que creó el lenguaje BASIC de programación”. Asombrosa y prácticamente desconocida. La falta de referencias sobre personajes femeninos en esta especialidad es, a su juicio y el de su compañera Raquel Matos, una de las razones por la que la tasa de mujeres en Ingeniería Informática es tan baja: solo 15 de cada 100 alumnas que lo estudian en la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI) de Gijón son chicas. Un porcentaje aún más bajo al de chicos que se matriculan en la Escuela de Enfermería en el municipio (un 16%). “Aún quedan algunos estereotipos sobre las profesiones relacionadas con los cuidados”, coinciden Pablo Ferreiro y Luis Miguel Rodríguez, estudiantes en el centro de Cabueñes.

“A mí, en mi entorno, hubo gente que me dijo; ‘María, ¿cómo vas a estudiar eso? Mejor algo sanitario, ¿no?’”, sonríe González. Pero ella hizo el Bachillerato de Ciencias de la Salud. Iba para Medicina. “Pero, al final, aquí estoy”, apunta. No escuchó a los que insinuaban que no podía y se matriculó dos veces en la EPI: en Ingeniería Informática y en Ingeniería de Datos: “Estoy en segundo, curso las dos a la vez porque tienen muchas asignaturas en común. De momento, lo llevo bien”.

Raquel Matos, ya ingeniera informática y actualmente cursando el máster en Ingeniería Informática en la EPI, también llegó del Bachillerato de Ciencias de la Salud. “Además de la falta de referentes femeninos, están los estereotipos relacionados con el sector... El chico informático que es ‘friki’, que solo vive mirando ordenadores. Es algo totalmente alejado de la realidad, pero que aún está ahí, en el imaginario social”, apunta ella. “Las dos íbamos por el Bachillerato sanitario, aunque luego nos matriculamos en informática... Quizás porque el cuidado siempre se asocia más a las mujeres”, añade.

La mujer, cuidadora y enfermera. “Sí, es cierto que esta profesión sigue viéndose como una profesión femenina”, apunta Pablo Ferreiro. Es alumnos de cuarto curso: “En mi generación somos diez hombres en una clase de ochenta personas”. Casi la tasa media masculina de la titulación: 15 por ciento. Ferreiro se matriculó en Enfermería, ahora está muy contento, aunque no era su primera opción: “Yo iba más por Fisioterapia”.

María González, a la izquierda, y Raquel Matos, en el campus de la EPI de Gijón. |  J. P.

María González, a la izquierda, y Raquel Matos, en el campus de la EPI de Gijón. | J. P. / C. M. Basteiro

Lo tenía más claro Luis Miguel Rodríguez: “Yo ya trabajaba en el sector, me matriculé porque otro amigo lo estaba haciendo y me recomendó esta escuela de Gijón. No me arrepiento, tengo mucha vocación”. Ya ha hecho algunas prácticas y se siente cómodo en un mundo de mujeres: “He estado muy agusto en el trabajo”.

Raquel Matos y María González no están preocupadas sobre su futuro laboral: “Hay trabajo en el sector y, aunque somos pocas mujeres, no nos hemos sentido nunca discriminadas por serlo”. A las dos les gustaría especializarse en el ámbito de la programación. Y eso que, al menos en el caso de María González, al principio el código fue una preocupación: “No he sentido ‘síndrome de la impostora’ -el síndrome que, según las expertas, pueden sentir mujeres en un mundo socialmente masculinizado-, siempre me he visto capaz. Pero es cierto que, cuando llegué, había muchos chicos que tenían más interés en campos como la programación, y que llevaban tiempo haciéndolo. Y eso sí me preocupó”.

“En algunas clases estás sola tu de chica. Es un poco raro al principio, pero siempre estuve cómoda. Y sigo estándolo, ahora en el master”, apunta Raquel Matos. A pesar de esto, tanto a María como a Raquel Matos les gustaría que la presencia de mujeres se incrementara en los próximos años: “Yo les diría a las chicas que se lo están pensando, que lo importante es que te guste la informática. Da igual que no haya muchas mujeres, si lo que estudias te gusta estarás cómoda igual”. Otro mensaje desde la Escuela de Enfermería: “Lo importante es la vocación, las profesiones no entienden de género. Si tienes vocación, tienes que hacerlo”. Palabra de Luis Miguel Rodríguez, futuro enfermero.

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