Varadero de Fomento

El ladrillo milagroso

Tras aparentes inconsecuencias siempre hay casitas

Alejandro Ortea

Alejandro Ortea

La solución para la voracidad azteca de los Orlegui es un consorcio o, peor, una sociedad mercantil, en donde metan al Principado y al Ayuntamiento de nuestra machacada villa marinera. ¿Qué pinta una sociedad mercantil privada en un consorcio o sociedad con dos administraciones públicas? Nada bueno para las administraciones, sin duda. La compañía dueña del Sporting tiene otros intereses diferentes de los deportivos que están ligados al ladrillo. Para obtener dinero están dispuestos a enladrillar hasta el parque, como quedó patente ya en el anterior mandato cuando presentaron unos monos en colores con una urbanización de adosados alrededor del estanque de los patos y unas torrecitas aquí y allá. Tal es el modelo de colaboración público privada que plantean. Esperemos que tanto los ediles resistan las tentaciones y no se dejen caer en las tentaciones en forma de mordida a la que tan acostumbrado está el sector y más en el Estados Unidos de México.

No faltan otros asuntos a resolver en la ciudad, por ejemplo, el impresentable apeadero de autobuses que funciona como estación en la ciudad y que es de propiedad privada, ocupando un estupendo solar que sus propietarios, los del Alsa, quieren dejar libre de tal uso cuando antes para, también, poner a su vez otras casitas. La anterior corporación, la que llevaba incrustado a aquel nefasto concejal comunista Aurelio para la movilidad, ideó poner los autobuses en torno a las aceras de El Humedal. Lo llamaron atrevidamente intercambiador. Vecinos y comerciantes se subieron por las paredes y los ciudadanos quedaron entre patidifusos unos u otros con la mosca detrás de la oreja. Unas marquesinas y unos mordiscos a los carriles de circulación en el primer tramo de la avenida de la Costa y "tutti contenti": el centro estropeado, los sufridos usuarios acabarán acostumbrados y a esperar otros cuantos lustros más con paciencia por la estación intermodal, junto a la futura de los trenes que también va para largo. Se quedarán contentos los Cosmen y fastidiados todos los demás. Es curioso que antes de las elecciones, los de Foro, entonces en la oposición, pusieron el grito em el cielo con la operación de El Humedal, pero hubo arte de magia: una entrevista entre la cirujana con varita de mando y el hombrín lavianés en Suárez de la Riva desencalló el asunto: como ambos no pueden ver a los mandos del socialismo gijonés, enseguida encontraron el acuerdo y el peculiar intercambiador pasó a figurar en la agenda de la actuaciones urbanísticas en la ciudad: nada hay que una más que un odio común. Tendremos otro horror más y la ventaja de que conoceremos los nombres y las razones de tal engendro: a los protagonistas poco importa mostrar tanta desfachatez.

Suscríbete para seguir leyendo