Entrevista | Miguel Sánchez Rodríguez Exentrenador de fútbol, ayudante de Vicente Miera en la selección olímpica que logró el Oro en Barcelona 92

"Sabíamos que íbamos a ganar el oro olímpico; el equipo era espectacular y el ambiente maravilloso"

"Soy contrario al VAR: antes se erraba en un penalti o un fuera de juego y ahora, con todos esos medios, pasa lo mismo porque se utilizan mal"

Miguel Sánchez sostiene la fotografía del equipo campeón olímpico en Barcelona, con las firmas de los jugadores.

Miguel Sánchez sostiene la fotografía del equipo campeón olímpico en Barcelona, con las firmas de los jugadores. / Mara Villamuza

Miguel Sánchez Rodríguez (La Caridad, 6 de enero de 1947) empezó como atleta, pero fue el fútbol el que le dio la medalla de oro olímpica en Barcelona 92, como segundo de Vicente Miera. Tiene perfectamente documentada su experiencia en la gran cita del deporte mundial, igual que el resto de su trayectoria ligada a la competición. En su casa de La Caridad guarda un amplio material que incluye desde el uniforme olímpico a un trozo de la bandera que se utilizó en la inauguración de los Juegos Olímpicos o las zapatillas que calzó cuando era atleta o cuando entrenó al Real Oviedo.

Infancia

"Nací en La Caridad. Fui el tercero de cuatro hermanos. Mi padre tenía negocios, entre ellos una ferretería, y se dedicó también a vender motos, de las marcas Lube y Lambreta, y bicicletas. Entonces se vendían muchas motos, un camión lleno todas las semanas".

La escuela

"Primero iba a un maestro particular, que se llamaba Rubichi, con el que fuimos a clase todos los niños del pueblo. En La Caridad había una academia, el Liceo, y también la escuela nacional. Fui al instituto a Tapia de Casariego, pero en el año 1964 mis padres, Antonio y María Teresa, decidieron que fuésemos a estudiar a Oviedo y estuvimos internos en el colegio Loyola. Nos marchamos mi hermano Ito, un primo nuestro y yo junto a un grupo del occidente".

Miguel Sánchez sostiene la fotografía del equipo campeón olímpico en Barcelona, con las firmas de los jugadores. | Mara Villamuza

Miguel Sánchez (a la derecha) ganando, con 19 años, la carrera de 400 metros en la final de los Juegos del Cantábrico / .

Colegio Loyola

"Allí conocí a Luis Norniella, que era, cuando llegué, profesor de Educación Física. Fue mi primer entrenador de atletismo y el que me inculcó toda la base del deporte. Le estoy tremendamente agradecido porque me dio un enfoque muy importante en mi vida. En el colegio llegué a dar clase de Educación Física ocupando la plaza que dejó Luis Norniella cuando se retiró. Estando en el colegio conocí a Vicente Miera en un curso de entrenadores en Madrid".

Interno en el colegio

"La educación era distinta entonces. Al principio teníamos 30 camas en la misma estancia y un baño grande para todos aunque después se pusieron habitaciones individuales. No podías hablar en el comedor ni por la noche en las habitaciones. Hice muchos amigos en el colegio Loyola, a los que veo de vez en cuando en las comidas que se organizan".

Ocio en la época de estudiante

"Estando en el Loyola solo teníamos libre la tarde del jueves, sustituida más adelante por la del sábado. Como estábamos internos, solo íbamos una vez al mes a casa. Únicamente podíamos salir para comer, si iba la familia, o para entrenar. Los que estábamos en el equipo de atletismo íbamos al Cristo. Después, cuando fuimos mayores, me acuerdo de los guateques del Centro Asturiano y del Ágora y de salir a pasear y tomar algo en el Campo San Francisco".

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El exentrenador (cuarto por la izquierda en la fila de abajo) con integrantes de la selección olímpica de fútbol en la ceremonia inaugural de Barcelona 92 / .

Los inicios en el atletismo

"Empecé corriendo carreras de cross, que se organizaban en Tapia de Casariego para la zona occidental. En la primera quedé el tercero y la segunda la gané. Estuve becado en la residencia Joaquín Blume, pero tuve que dejarlo debido a una hepatitis. Volví a Asturias y seguí haciendo atletismo. Corrí campeonatos de Asturias y de España por muchas pistas como en Riazor, Barcelona, Anoeta... Pero tras una pequeña molestia en el menisco lo dejé y empecé a jugar al fútbol. Estuve en el Andés, en el Luarca y en el Universitario. Fue entonces cuando saqué el título de entrenador juvenil y me puse a entrenar al Universitario".

Premios

"Fui campeón de Asturias durante varios años de 400 y de 800 metros y campeón de los juegos del Cantábrico y de los juegos militares en esas mismas distancias. En categoría juvenil logré el récord de Asturias de 800 y fui subcampeón de España escolar de 400, 800 y 4x400. Corrí muchas veces con la selección asturiana. Y todo eso con Luis Norniella de entrenador".

Los entrenamientos

"El atletismo me encantaba. En el colegio Loyola entrenábamos a las ocho de la mañana, lo que hacía que no tuviésemos que ir a rezar el Rosario. También es verdad que el recreo de la tarde no lo teníamos porque entrenábamos en un gimnasio pequeño que tenía el centro. El del Loyola era un equipo muy bueno. En Asturias los equipos más fuertes eran los del Loyola y la Universidad Laboral de Gijón. Entre mis compañeros estaban Pepín Teverga, Ángel Llanos o Marcos Pons, entre otros. Empecé enfocándome en el atletismo, pero después pasé al fútbol".

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Miguel Sánchez junto a su esposa Carmen y su nieto, Pablo / .

La familia

"Me casé en 1973. Mi esposa, Carmen, falleció hace 12 años a causa de un cáncer que le detectaron 22 años antes. Tengo dos hijos. Miguel es economista y tiene una hija, Inés, de 4 años, y Bárbara, abogada, tiene dos niños: Pablo, de 16 años, que hace triatlón y lo acompaño a las carreras, y Carmen, de 14, que juega al baloncesto".

Primera experiencia como entrenador

"Fue en el Universitario Juvenil antes de pasar al Club Deportivo Ensidesa, el Club Deportivo Praviano, el Siero –que quedó campeón de Tercera División una de las temporadas y otra subcampeón– y el Unión Popular de Langreo. Después estuve en el Navia y el Luarca. En el Oviedo entrené al Vetusta, que fue campeón de Tercera División, ascendiendo a Segunda B. Allí, a los porteros les ponía a hacer los mismos trabajos que los jugadores de campo, controles, conducciones, pases… De ahí fue cuando marché con Vicente Miera a la selección".

Primera temporada en el Oviedo

"Cuando el Oviedo ascendió a Primera División (en la temporada 1987-88), tras haber jugado la promoción de ascenso en Mallorca, yo entrenaba al Luarca y me llamaron del Oviedo para que fuese a trabajar con Vicente Miera. El primer año hice de delegado del primer equipo y, a su vez, estudiaba a los rivales. Viajaba a ver al equipo al que se enfrentaría el Oviedo y tras entregarle el informe a Vicente ejercía de delegado en el Tartiere. Cuando se marcha del Oviedo y firma con el Tenerife quiere que me vaya con él, pero es cuando le detectan a mi mujer la enfermedad y no acompañé a Miera".

Vicente Miera

"Después de haber tenido a Luis Norniella como educador deportivo me encontré con Vicente Miera, un grandísimo profesional y muy serio. Hacia él tengo mucho respeto, admiración y cariño porque me dio muchas cosas que no habría alcanzado si no lo hubiese conocido. Primero, haber sido olímpico, pero también haber trabajado con tantos jugadores importantes, como Míchel, Butragueño, Zubizarreta o Manolo Sanchís. Cuando llegué a la selección nacional era un desconocido. Entrenaba al Vetusta, que estaba en Segunda B, y pasé a la selección absoluta".

Del Meres a la selección

"Tras estar en el Loyola dando clase, me fui al colegio Meres como profesor de Educación Física y director de deportes, lo que compatibilizaba con el fútbol. Cuando a Vicente lo nombran seleccionador nacional de fútbol, me llama para que me incorpore como su mano derecha, el segundo entrenador. Hablo entonces con el colegio y cuando le expongo la situación a Luis Valera, que era el director del centro, me dice que es un orgullo que un profesor de su colegio vaya a la selección absoluta y a unos Juegos Olímpicos, y que cuando deje la selección tengo mi plaza allí para volver. Al final no volví porque me enfoqué en el mundo del fútbol".

Atletismo o fútbol

"No podría elegir entre ambos, porque fueron épocas distintas. Cuando hacía atletismo, en 1965, me hizo una entrevista ‘El eco de Luarca’ y dije que quería ser olímpico en los Juegos de México (en 1968), pero no lo conseguí. Después lo fui en Barcelona 92, con un oro, en otra especialidad distinta, como es el fútbol. La época del atletismo fue maravillosa. Recuerdo cuando era niño pasar el puerto con nieve en aquellos autobuses que tenían unas ventanillas muy pequeñas, sin calefacción y sin aire acondicionado. Salía de mi pueblo y viajaba a ciudades como Barcelona o a Madrid para las competiciones. Conocí mundo. Después, en mis años de entrenador en el Ensidesa Juvenil de Liga Nacional íbamos desde Avilés hasta Orense en aquellos autobuses DAF por la carretera antigua de la costa. Tardábamos nueve horas en llegar".

Entrenador nacional de los dos deportes

"Cuando fui a Madrid para sacar el título nacional de fútbol, los jugadores que habían sido profesionales llegaban ya con ocho puntos, mientras que los demás, para alcanzar esa misma puntuación, teníamos que llevar entrenando ocho años. Yo los cumplía. Antes había hecho el curso nacional de atletismo. Para conseguir éste, antes había que sacar un título de monitor regional y cinco años después, y siempre que hubieses entrenado, ibas al curso nacional, haciendo tres cursos en tres veranos. En el temario había sistemas de entrenamiento y carreras el primer año, saltos y carreras el siguiente y lanzamientos en el tercero. Para ser entrenador nacional teníamos que sacar una nota media de más de seis. Cuando estaba en el Loyola participamos en el programa de televisión ‘Camino del récord’, llegando a la fase final en Sevilla".

La selección española.

"Tengo recuerdos imborrables. Cuando llegué, jugábamos en Oviedo contra Uruguay. Estábamos convocados en Madrid, en la Federación, y nos alojamos en el hotel Alameda, en Barajas. Cuando Vicente Miera me presenta a los jugadores les dice: ‘Es mi segundo, seguro que no lo conoceréis’. Había muchos entrenadores que podían ser nombrados y yo era un desconocido. Cuando termina la presentación, se acerca a mí Míchel, que era uno de los capitanes de la selección, y me da ánimos y me dice ‘míster, quiero que sepas que si estás aquí, si te ha traído el entrenador, es por méritos propios. Cuenta conmigo y con el equipo para lo que necesites’. A Míchel le guardo un cariño tremendo y sigo hablando con él con frecuencia".

El combinado absoluto y el olímpico.

"A la selección llegué en 1991. Fui al preolímpico de Asunción (Paraguay) y estuve 20 días para ver a los rivales, porque teníamos que jugar contra Colombia y Paraguay, y redactar los informes para entregárselos a Vicente. Entonces la selección olímpica jugaba el día anterior a la absoluta en una ciudad próxima, por ejemplo, la primera en Vigo y la segunda en Santiago, o una en Valencia y otra en Castellón. Nosotros íbamos con la absoluta, pero estábamos en el palco viendo a la olímpica, que en aquellos partidos estaba dirigida por Santisteban y Kubala. La fase de preparación ya la hicimos Vicente y yo con Kubala. Estuvimos en Cervera de Pisuerga. Entre la concentración y los Juegos fueron 54 días. La fase de preparación la organicé yo, y en Cervera de Pisuerga estábamos los dos".

Expectativas.

"Sabíamos que íbamos a ser oro por el equipo que teníamos. Era un grupo espectacular y un ambiente entre los jugadores y el equipo técnico maravilloso. Antes de los Juegos nombraron seleccionador de la absoluta a Javier Clemente. Por esta y otras razones, Vicente nos dice que no va a los Juegos y lo tenemos que convencer para que continúe. Le dijimos: "Después de lo que hemos trabajado… Vamos a salir de la Federación con la medalla de oro, por la puerta grande’".

La inauguración de los Juegos Olímpicos.

"No íbamos a ir a la ceremonia porque estábamos en Valencia y habíamos empezado a jugar antes de ese día, ganando 4-0 a Colombia, y a los cuatro días teníamos otro partido. Había dificultades para ir, pero la Federación nos fletó un avión para poder acudir y volver ese mismo día a Valencia. Estuvimos en la villa olímpica y en el desfile. Fue una experiencia impresionante. La final la jugamos en el Camp Nou y estábamos hospedados en el hotel Juan Carlos I".

El estadio olímpico.

"En la ceremonia de inauguración sentí una emoción enorme. Salí del túnel entre Guardiola y Cañizares, y se oía un griterío enorme. Yo había llevado la antorcha olímpica en el occidente de Asturias en bicicleta y verla allí, en las manos de Epi, y luego el encendido del pebetero con el arquero Rebollo fue muy emocionante. El ambiente en Barcelona era espectacular".

El grupo.

"Había muy buenos jugadores. Estaban Guardiola, Mikel Lasa, Roberto Solozábal, Juanma López, Cañizares, Toni… Y tres asturianos: Luis Enrique, Abelardo y Manjarín. Y había también una figura muy destacada en el cuerpo técnico al que los futbolistas querían mucho: Chus García Barrero, que junto a Rosana Llames eran los psicólogos. Fueron muy importantes. Ningún equipo de la Federación había tenido psicólogo hasta entonces".

La final contra Polonia.

"Fue lo máximo. Empezamos perdiendo y ganamos en el descuento, prácticamente en el último córner. Me fundí en un gran abrazo con Vicente Miera".

Repercusión del triunfo.

"Fue enorme. Una vez que terminaron los Juegos me vine a casa, a La Caridad. En aquel momento salir a Viavélez, a Puerto de Vega o a Tapia a comer con la familia y los amigos suponía que tardaba una hora en unirme a ellos. Era agosto, con mucha afluencia en la zona, y nos encontrábamos con mucha gente que me quería saludar y felicitarme".

El Burgos.

"Cuando acaba la etapa en la selección ficho por el Burgos, donde estuve las temporadas 1992-93 y 1993-94. Fue una experiencia buena, aunque había muchas dificultades porque no había dinero. El equipo estaba en Primera División, pero descendió y desapareció por impagos".

Racing de Santander.

"Allí estaba Vicente Miera (que estuvo de entrenador las temporadas 1994-95 y 1995-96) y fui con él de segundo. Cuando lo dejó, yo tenía un contrato de cinco años y Vicente me pidió que continuase. Estuve de segundo entrenador con Marcos Alonso y con Nando Yosu y después pasé a director deportivo. En total, estuve nueve temporadas".

El retorno al Oviedo.

"Después volví al Oviedo, donde ya había sido coordinador de los equipos inferiores y delegado del primer equipo con Vicente Miera. En la temporada 2002-2003, siendo director deportivo, sustituí en el banquillo a Vicente González-Villamil, pero al mes y medio caí del andamio cuando estaba podando unos cipreses en casa. Tuve una rotura del tendón rotuliano y no pude seguir entrenando. Cogió entonces el equipo Antonio Rivas, que no tenía todavía el título nacional de entrenador y tuve que mandar un escrito a la Federación Española para que pudiese entrenar hasta que obtuvo el título. Me jubilé entonces".

El fútbol de antes y el de ahora.

"La diferencia es total. Ya no es el fútbol que era y no me entusiasma como el de antes. Además, soy totalmente contrario al nuevo sistema del VAR, que está muy bien para saber si un gol es legal o no, pero que con todas las herramientas que tienen que fallen tanto… ¿Es una herramienta positiva para el fútbol? Sí. Pero en casos concretos. Antes se erraba en un penalti o en un fuera de juego, pero sigue pasando lo mismo con todos esos medios porque se utilizan mal. Lo que es un penalti en un campo en otro no lo es, y en ocasiones vuelven la mirada atrás en una jugada no sé cuánto, pero en otras no".

Cómo ha cambiado la labor del entrenador.

"Hay muchas diferencias con mi época porque ahora hay muchos más medios. Ahora cuentas con la informática, pero antes para conocer a un rival o ibas a verlo o te hacías con un vídeo. Un día, estando en la selección española, vino un día a verme un chico que traía vídeos de equipos del extranjero. Era Julio Maldonado, Maldini. Empezamos a comprárselos. Antes, en la selección, hacía una plantilla para cada equipo con todos los jugadores y todas las jornadas reflejando si jugaba, cuánto tiempo o si estaba lesionado".

Los equipos a los que sigue.

"Son tres: el Oviedo, el Racing de Santander y el Burgos. A nivel nacional soy merengón, porque es el mejor equipo en cortesía y amabilidad con la gente de los que he conocido. El trato en el Bernabeu conmigo fue siempre extraordinario. Me gustaría poder ver el estadio tras la remodelación y también el nuevo San Mamés".

De un deporte a otro.

"Llevo ligado al deporte toda la vida. Ahora juego al golf y soy pescador. Uno de mis grandes hobbies es ver toda la Segunda División. Veo todos los partidos de la jornada por mi yerno (Pablo Lago, exfutbolista y segundo entrenador del Burgos), y parte de los de Primera".

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