Oviedo, en su salsa

Carlos Cuesta

Carlos Cuesta

La capital asturiana es una ciudad condimentada por un salsamento afecto, animoso, artístico, hospitalario, universitario, musical y culinario, realidades que la convierten en un centro idóneo para la habitabilidad bien entendida y el recreo cotidiano.

Es urbe ociosa, cosmopolita, próxima y universal en toda su piel geográfica y municipal. Y con toda esa fuerza adjetival busca con ahínco alcanzar el premio de Capital Española de la Gastronomía, en competencia con Antequera, en la provincia de Málaga, Castellón y Alicante. Desde la concejalía de Turismo del ayuntamiento han trabajado con intención y deseos de lograr ese galardón nacional que sitúe a esta vieja urbe de historia y abolengo en referencia directa del significado del arte de comer bien. La culinaria de aquí, con base matriarcal, brilla con luz propia y los restaurantes y casas de comidas cada día se esfuerzan más por avanzar en el universo de los fogones y con la enorme despensa regional –campo y mar– ofertar la tradición más sublime con las nuevas técnicas coquinarias de lúcidos profesionales para deleite del personal más exigente.

Oviedo, en esencia, aboga por la calidad, una enseña con mucho de filosofía que marca identidad y conforma espacio. Y por estos lares capitalinos el disfrute de un buen pote, una deliciosa fabada, carne gobernada, una merluza a la sidra, callos de altura, quesos únicos, sidra escanciada, amén de viandas imposibles en ese abanico diverso y gustoso, supone gratas sensaciones y evocaciones íntimas de notables preparados en cocina.

En todo este mosaico gastronómico, junto a la dulcería excelsa y caprichosa, la Vetusta clariniana, la Lancia de Palacio Valdés o Pilares de Pérez de Ayala, persigue demostrar la raíz primigenia de su cocina ancestral y auténtica para definirse con razón verdadera como un entorno donde la estupenda culinaria es pasión, idiosincrasia y marbete. Y Oviedo tiene mimbres suficientes y categóricos para ser una excelente Capital Española de la Gastronomía, una iniciativa loable de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET) con el apoyo de la Federación Nacional de Hostelería. La capital asturiana, en su tercer intento, busca con decisión ese galardón que la refrende como una ciudad donde las cosas del comer son parte indisoluble de su carácter y de su historia antañona. Y para muchos viajeros amantes de la buena vida, Oviedo lo tiene todo y con el AVE a punto de convertirse en realidad mucho más. Un óptimo reclamo para ahondar en un turismo cultural y gastronómico tan necesario para ganar con creces la modernidad.

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