Opinión

El alma de nuestras bandas

La muerte de Yolanda Pérez, directora de la Real Banda de Gaitas "Ciudad de Oviedo" y de la Banda de Gaitas "Vetusta", deja a ambas huérfanas, porque durante 25 años ejerció como verdadera madre de todos cuantos han hecho posible que estas dos formaciones se hayan convertido en un auténtico símbolo de Oviedo.

"Yoly", como le gustaba que la llamasen, fue desde el primer momento, en marzo de 1999, el alma de estas dos bandas y se ocupó y preocupó, mucho más allá de la vertiente técnica, de todos los integrantes de ambas, con una especial dedicación hacia los niños y niñas que fueron creciendo, musical y personalmente, dentro de las bandas de gaita Vetusta y Ciudad de Oviedo.

Siento mucho su pérdida porque siempre aprecié su cercanía, su capacidad de empatía, su forma alegre de funcionar y su destreza para "gobernar" las bandas, como decía antes, con alma de madre. Era alegre, vital, excelente profesional, una maestra de la vida y entregada a la música y a quienes la compartían con ella.

Se nos ha ido muy joven, pero dejando tras de sí una gran herencia de un trabajo muy bien hecho que se enriquece día a día con la propia progresión de quienes fueron sus alumnos y sus amigos en la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo y en la Banda de Gaitas Vetusta, dos formaciones que, sin ella, no sería tan magníficas como hoy son.

La historia de Oviedo está llena de grandes y, la mayor parte de las veces, anónimas personas que, con su trabajo y entrega, enriquecen el patrimonio cultural y social de esta gran ciudad. Y, sin duda, Yolanda Pérez tiene un lugar de honor entre ellas.

Descanse en paz.

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