La Cebera, paraíso de las aves: los aficionados disfrutan avistando más de ochenta especies en el pulmón verde de Lugones

El parque se ha convertido en hogar y refugio de numerosos pájaros, aunque el cambio climático está haciendo que cambien sus hábitos

El parque de La Cebera, en Lugones, no sólo es un pulmón verde lleno de especies de árboles singulares y rincones de vegetación exuberante. Además, y gracias a ello, se ha convertido en lugar de paso y de refugio para numerosas aves, autóctonas y migrantes, que encuentran en este espacio un oasis de paz. Para los aficionados, el parque es poco menos que un santuario, con jornadas en las que se han llegado a avistar hasta 80 tipos diferentes de pájaros.

Tárik Vázquez es el organizador de los paseos ornitológicos por este entorno, que cuentan periódicamente con un buen seguimiento, porque los visitantes saben que es fácil ver una gran cantidad de aves. "La Cebera es muy interesante en lo que se refiere a su conservación, por la gran variedad de vegetación que tiene y en la que se combina lo local con especies de fuera que se han adaptado sin llegar a ser invasoras. Con ello, se ha generado un lugar único, con un mantenimiento poco intrusivo, en el que la mayoría del propio arbolado que muere se deja en la zona simulando al máximo un bosque salvaje", explica Vázquez, responsable también de la asociación para la conservación Biodevas.

Es el marco ideal para que en esta "mancha verde" de Lugones recalen especies como cuervos grandes, cercetas comunes, busardos ratoneros, arrendajos euroasiáticos, carboneros garrapinos, aviones roqueros, mosquiteros comunes, chochines paleárticos, estorninos pintos, ánades azulones, pitos ibéricos, picapinos, reyezuelos, trepadores azules, bisbitas pratenses, águilas calzadas, papamoscas grises, fochas, andarríos, silbones europeos, escribanos palustres, gavilanes, cernícalos y hasta una cigüeña blanca, entre muchas otras variedades que los aficionados registran rigurosamente en cada salida.

El efecto de la actividad humana se ha notado en este espacio verde en los últimos años. "En general se ven bastante menos número de individuos por especie", explica Vázquez, aunque La Cebera sigue gozando de una gran variedad de aves a lo largo del año. También depende de la época en la que se lleven a cabo las salidas. "Parece que durante el invierno se puede observar un mayor número debido a que tienen una mayor cantidad de alimento disponible en la zona respecto a otros lugares. En este sentido, es una ventaja contar con plantas de fuera y no sólo autóctonas", añade el experto.

De todos modos, hay algunas aves que se ven menos y otras que están empezando a menguar por el efecto del cambio climático y de la subida de las temperaturas. "Las hay que antes bajaban mucho más a estas latitudes, debido al intenso frío de las zonas del norte de Europa, y que ahora no lo hacen porque está más templado. También hay especies que están dejando dejando migrar y que ya se quedan aquí para siempre", detalla Vázquez.

Un recordatorio de la necesidad de cuidar el medio ambiente, para mantener así La Cebera como un espacio lleno de singularidades. "Durante todo el año podemos observar aviones roqueros, ya que se acercan a comer a la zona del río desde las canteras del Naranco y no es algo muy habitual", concluye el responsable de Biodevas.