Los secretos de la casa de los Hevia: así es el inmueble en el que se alojó Carlos V en 1517 y así son los planes para potenciar su atractivo

Recuperar los muebles originales y modernizar la exposición, entre los objetivos para reforzar a Villaviciosa dentro del turismo histórico ligado al emperador

J. A. O.

La casa de los Hevia es uno de los principales alicientes turísticos de Villaviciosa por haber servido de alojamiento al futuro Carlos V tras el inesperado desembarco en Tazones del 19 de septiembre de 1517 a causa de las adversas condiciones de la mar. El joven Príncipe llegaba de Flandes para tomar posesión de los reinos de sus abuelos, Isabel y Fernando. Tras ser recibido en el pequeño puerto pesquero maliayés, tanto él como su séquito se habrían dirigido a la antigua Puebla de Maliayo para pasar la noche. El futuro emperador se quedó cuatro días en la Villa, donde fue agasajado hasta con una corrida de toros. Se alojó en la casa de los Hevia, un conjunto residencial perteneciente a uno de los linajes más importantes del territorio. Incorporado en 2019 como centro de interpretación adscrito a la Red de Museos y Centros de Interpretación de la Red de Rutas del Emperador, el inmueble que acogió a Carlos, muy modificado, cuenta hoy en día con una planta dedicada a aquel histórico hecho. Precisamente, donde estuvieron sus aposentos, de los que apenas se conserva hoy parte del tabicado de madera. Además de varios paneles explicativos sobre las circunstancias que rodearon el desembarco y sus relaciones históricas a nivel local y regional, así como réplicas de trajes de época, el reducido espacio museístico incluye una reproducción de la cámara en la que se alojó Carlos, incluyendo la cama y el escritorio. Recuperar los originales de estos muebles, que fueron cedidos en 1854 por la familia al Museo del Ejército, es una aspiración municipal para consolidarse definitivamente como destino turístico vinculado a la historia de España y de Europa.

El escritorio que realmente utilizó el futuro emperador durante los cuatro días de septiembre de 1517 en los que permaneció en la casa, y que a mediados del siglo XIX aún permanecía en la Villa, fue depositado en el Museo del Ejército, con sede actual en el Alcázar de Toledo, por Vicente Fernández de Castro. Su mujer envió desde Gijón la cama en la que durmió.  El hecho de que en su momento se eligiese la fórmula del depósito entre particulares ha posibilitado que ambas piezas nunca hayan pasado a ser propiedad directa del Estado, por lo que no cabe una compra, sino un acuerdo de traslado para que vuelvan a Villaviciosa.

Además del regreso de estas dos piezas, lo que conllevaría un indudable reforzamiento del atractivo de Villaviciosa y de la casa de los Hevia dentro del turismo histórico y cultural, el Plan de Sostenibilidad Turística de la Comarca de la Sidra reserva una partida para dotar al inmueble de elementos tecnológicos y expositivos de última generación.  En concreto, se trataría de la renovación y reestructuración de los espacios, con soportes tecnológicos y digitales tales como realidad aumentada, sensorización, audiovisuales o experiencias inmersivas. El objetivo de esta iniciativa de la mancomunidad es “reafirmar la imagen histórica de Villaviciosa, antigua Puebla Maliayo, en el panorama turístico asturiano, potenciado igualmente por la figura del Emperador Carlos V, especialmente ligado con esta tierra y referente turístico de la misma".

Los Hevia eran una de las familias principales de la Villaviciosa del siglo XVI, tanto en lo que se refiere al ámbito del poder como al inmobiliario, destacando las propiedades del Torrexón de Tazones (derribado en el siglo XIX) y la casona palacio ubicado en el centro de la Villa, entre las calles Mayor y del Espadañal. Tal y como recoge Álvaro Solano en un estudio publicado en la revista Cubera, cuando acogió al futuro Carlos V se trataba de un “conjunto residencial cerrado por un muro con una huerta en su parte trasera, donde se ubicaría una casa de servicio, así como al menos dos hórreos y una serie de árboles frutales, entre los que por su singularidad destacarían los naranjos". La casona en sí era un edificio de planta cuadrada y tres alturas. En el segundo piso, destaca un corredor con balaustrada de madera con tres vanos adintelados, culminando la composición con un gran alero de madera. En la actualidad, y por lo que concierne al interior, únicamente se conserva de la distribución original, poco más que la escalera de piedra y parte del tabicado en madera de nogal de la última planta, donde se ubica la estancia en la que se habría alojado el joven Carlos. “Es apenas un recinto de poco espacio y techado en madera, con una sobria decoración en molduras que, según un informe del siglo XVII, es un aposento cerrado de tablas de madera y con muchas molduras y otras diferentes y el cielo de dicho aposento a modo de bóveda con diferentes pinturas y dibujos, todo ello a la moda antigua", escribe Solano.

La casa de los Hevia fue reformada por completo en el siglo XIX, debido a la apertura de la carretera. En el último cuarto del siglo XX se la sometió a otra restauración.

La ruta histórica entre Tazones y Villaviciosa es hoy una senda de once kilómetros de longitud que parte del puerto pesquero en el que todos los meses de agosto se rememora el desembarco de 1517. El itinerario pasa por Lliñeru, San Martín del Mar y Bedriñana para concluir en la casa de los Hevia.