Adela sabe servir una buena ración de optimismo

"Tenemos que hacer de esto una ciudad guapa para que la gente venga"

ASTURIANOS EN LANGREO: Adela Alonso

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Adela Alonso Noriega, cocinera, propietaria de Casa Adela. Es de Lada, tiene 57 años y en Lada abrió en el año 2000 su restaurante, que se ha convertido en una de las referencias gastronómicas de la Cuenca del Nalón. Adela es, para muchos que la conocen, un ejemplo de mujer emprendedora y, además, una cálida fuente de optimismo en un entorno, el concejo de Langreo, donde precisamente no abunda.

"Nacer, nací en el hospital, en Oviedo. Pero soy de Lada. Siempre viví aquí, aunque durante unos años viví y tuve un negocio en Sama. Preescolar e infantil lo hice en Lada, estuve luego en las dominicas de Sama y en el instituto Jerónimo González; después fui a la Universidad. Unos años hice Filología Francesa pero no llegué a acabar por que, con el que entonces era mi novio y luego mi marido, abrimos en Sama un café para jóvenes con la decoración de un cafetón antiguo, centenario, con escayolas en el techo y mesas de mármol y forja. El plan era poner música, sin televisión ni pinchos. Básicamente, cafés y copas. El Café Colonial se llamaba".

"Trabajábamos la noche. Al principio lo enfocamos a la gente joven pero venía todo tipo de públicos. Funcionamos unos años y tuvo mucho éxito, la verdad. Desde el primer día funcionó muy bien. Se abrió en el año 90 estuve ahí cinco o seis años. Ahí luego me separé y entonces ya fue cuando vine para aquí, para la casa donde tengo el restaurante".

–Un inciso. Cómo se nota el declive al pasear por Sama....

–Sí, es una pena cómo está quedando. Yo no me explico por qué está como está. No me explico lo que pasó porque en Sama ahora puedes comprar un piso medio regalado, más barato que en La Felguera, y allí tienes todos los servicios. La Felguera creció, creció. Tengo 57 años y cuando yo salía por La Pomar, aquello era nada, cuatro casas y dos chiringos. Luego ya se empezó a construir allí y mucha gente se fue a vivir a La Felguera. Y Sama a menguar, a menguar.

–¿Cuando abrió Casa Adela?

–Abrí el restaurante en Lada en el 2000. Lo abrí en la casa familiar, que es un chalet de los años setenta. Arriba tenemos la vivienda y abajo era donde teníamos un gran salón y fue el que dediqué a restaurante. Empecé de cero. Tenía 33 años cuando me metí en esta aventura, ya tenía un crío de tres años. Mi familia nunca había tenido nada de hostelería, pero a mí siempre me gustó mucho la cocina y la idea de tener un restaurante pequeño, con pocas mesas, para atenderlo personalmente. Mis padres y mi hermana me ayudaron muchísimo. Mi padre, que trabajó de albañil, hizo la obra. Lo hicimos todo entre todos. Al principio sólo tenía ocho mesas. Luego, poco a poco, con la terraza también, fue agrandándose.

"Era un proyecto familiar. Ni estudio de mercado ni nada de nada. Empecé con mi madre en la cocina, que me echaba una mano y luego con una camarera. Luego ya vas metiendo a más gente… Ahora, conmigo, ya somos seis".

"Cuando empecé siempre pensaba que no iba a funcionar durante la semana. Lo enfocaba, sobre todo, al fin de semana. Pero funcionó por semana también gracias a la gente de empresa. Entonces estaban Duro, Felguera Melt... Ahora funciona de otra manera, hay más turismo y por las redes sociales te conocen. Pero por la semana sigo funcionando bien. Con las empresas antes se iba a la carta. Desde hace diez años se va más a menú. Te vas adaptando a lo que te demandan".

"Cuando la crisis última, de hace diez años por decirte algo, cerraron muchísimas empresas en el polígono que eran clientes mías. Pero siguen formándose empresas. Yo soy una persona de nacimiento optimista, de las que siempre ve el vasu medio llenu. Para mí todo el mundo a priori ye agradable. De vez cuando me doy alguna torta por pensar así, pero sigo manteniendo mi forma de ser. Entonces es lo que te digo: tú tienes que pensar que cerraron muchas empresas y que te da muchísima pena perder contacto con gente que eran clientes tuyos y medio amigos ya, pero se crearon otras empresas nuevas. Yo creo que aquí sigue habiendo empresas que siguen funcionando muy bien".

"Mira, yo tenía muchos clientes de la central térmica de Lada y algunos sigo teniendo porque siguen trabajando desmantelándola. Pero dentro de tres o tres o cuatro años ahí va a haber árboles y un prau y sé que no vamos a tener más trabajo ahí, pero esperemos que venga gente a vivir y haya otro tipo de empresas. El desmantelamiento de la central es también una oportunidad para hacer otras cosas. Toda esa zona de La Felguera, la del Nitrógreno, donde están todas esas naves que me parece que tienen tirar porque están contaminadas, pues ahí se podría hacer una zona de viviendas, de adosados, de chalecinos, como empezó La Fresneda. ¿Que había en La Fresneda? No había nada".

"Hay gente que es como muy pesimista, muy derrotista. Pero tenemos que tener un poco en mente que a ver si hacemos de Langreo una ciudad que sea guapa y apetecible para que la gente venga a vivir aquí. Para que, en vez de gastarte cien mil euros en un piso en Oviedo te lo puedas comprar aquí por cincuenta mil. Y vives aquí. Hay que hacer un entorno guapo para que la gente venga a vivir. Tenemos que embellecer las ciudades, hacerlas más apetecibles. Y entonces a ti te dará igual vivir en Oviedo que en La Felguera si tienes de todo. Una vez que la gente venga a vivir luego esto ya pide otras cosas. Yo no soy nada derrotista, siempre pienso que todo va a ir bien".

"Aunque creo que necesitamos más transporte público, es que estamos a media hora en tren de la calle Uría de Oviedo. Tenemos varias autopistas para llegar a Oviedo y a Gijón. No una, tenemos varias. Uno tiene que mirar lo bueno que tiene esto. No lo vemos porque vivimos aquí y no lo vemos".

"Quizá la gente de fuera se imagine las Cuencas de otra manera, pero llegas aquí y ves mucho campo, ves una zona rural que está bastante decente en algunos sitios, aunque en otros en otros esté muy abandonado. Tienes el parque de Redes aquí al lado. Y luego la gente de la Cuenca somos muy afables y muy acogedores. Aunque, bueno, hablando a veces seamos un poco brutos (risas)".

"Yo tengo clientes de fuera de España que acabaron comprando piso en Sama. Les pareció increíble los precios que tenían. Y en una zona con todos los servicios. Son cosas que nosotros no vemos porque lo damos por hecho. Pero esta gente lo ve y le entonces les llama la atención la calidad de vida que tienes aquí".

"Yo siempre pienso que todo va a ir a mejor y que siempre va a venir gente con mejores ideas. Hay cosas que tienen que cambiar y tampoco creo que sea tan difícil de hacerlo. Bueno, no lo sé, para mí sí porque yo me dedico a guisar cabritu y eses coses. Pero, bueno, cada uno que ponga su granito de arena".