El sobrepeso ya afecta al 30% de los niños asturianos... y los padres no terminan de ver el problema

El 70% de los progenitores de los afectados no detectan el riesgo para la salud de sus hijos y los expertos reclamaron en Oviedo "concienciación"

España tiene un problema con la obesidad y el sobrepeso al que Asturias no permanece ni mucho menos ajena. Según un estudio publicado en 2021 por la Universidad de Oviedo, tres de cada diez niños asturianos (un 30%) padecen al menos uno de estos dos males. Una proporción lógica teniendo en cuenta otro alarmante dato arrojado por la misma investigación: solo la mitad sigue una dieta mediterránea.

Este miércoles, en ocasión del Encuentro de Salud Pública 2023 impulsado por el Principado y celebrado en el Palacio de Congresos de Oviedo, se puso sobre la mesa una cuestión tan acuciante como aparentemente imperceptible, a juzgar por el proceder elusivo de muchos padres de jóvenes con sobrepeso: el 70% de ellos ignoran que su hijo tiene un problema, describe Mercedes Sarmiento, pediatra del centro de salud de La Corredoria y secretaria de la Asociación Asturiana de la Pediatría y la Atención Primaria. "No hay suficiente concienciación. Muchas veces, preguntas a los padres de un niño con obesidad sobre su peso y les parece normal. Es como el tema del alcohol: el médico te pregunta cuánto bebes y tú respondes que lo normal, pero es que generalmente lo normal ya es demasiado", tercia José Ignacio Altolaguirre, director de la Agencia de Seguridad Alimentaria, Sanidad Ambiental y Consumo.

Los números brutos son preocupantes. En el cómputo general de la población española, Altolaguirre sitúa la tasa de personas con sobrepeso y/u obesidad en más del 50%; es decir, más de la mitad de los españoles están por encima de su peso ideal. Una proporción, explica Altolaguirre, mucho menor que en Estados Unidos, en la media de los países de nuestro entorno e inferior a la de los países nórdicos. "En los últimos 40 años –especifica–, hay tres veces más niños con problemas de peso".

En Asturias, la cosa ha ido "a peor" en la última década, advierte Sarmiento. La tasa de obesidad severa entre los niños asturianos alcanza el 4%, indica Rocío Quince, responsable de Unidad Territorial del Área Sanitaria VI de la Agencia de Seguridad Alimentaria Sanidad Ambiental y Consumo del Principado (ASAC). No obstante, el exceso de kilos suele ir asociado a la clase social: los estratos más bajos padecen casi el doble de complicaciones de esta naturaleza que las personas más pudientes, subraya Altolaguirre. En otras palabras: comer saludable "es caro".

Los factores que explican el exponencial incremento de los problemas vinculados al peso entre la juventud son, a grandes rasgos, dos. Por un lado, opera el evidente cambio en los hábitos de vida. La proliferación de modos de entretenimiento sedentarios, como el móvil o las consolas, disuaden a los niños de jugar en la calle. "El uso de pantallas tiene una relevancia importante, cada vez se hace menos ejercicio", incide Altolaguirre, que entra de lleno en el otro gran porqué: la pérdida de calidad de la dieta. "Hemos ido abandonando la dieta mediterránea y cada vez consumimos más bebidas azucaradas", lamenta.

Asimismo, el confinamiento contribuyó a agravar la situación. "Hay un estudio de la Asociación Asturiana de la Pediatría y la Atención Primaria que analiza el estado nutricional de los niños antes y después de la pandemia –desgrana Sarmiento–, en el que nos encontramos con que se duplicó el exceso de peso infantil, sobre todo en los menores de cinco años, por la falta de actividad física y el aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados". Sin embargo, puntualiza Sarmiento, las tasas de sobrepeso y obesidad han mejorado con respecto al momento posterior al encierro, revirtiéndose "parcialmente" el daño.

¿Cuáles son los efectos inmediatos del exceso de peso en el niño que lo sufre? Los enumera Sarmiento: "Falta de autoestima, tendencia al aislamiento, a la depresión y a la ansiedad, más propensión a sufrir trastornos de la conducta alimenticia…". A largo plazo: "Dolores articulares, más posibilidades de sufrir diabetes, problemas cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer…". Además, "un niño obeso será probablemente un adolescente obeso, y en el 80% de las ocasiones un adolescente obeso se convierte en un adulto obeso".

El consenso entre los ponentes sobre cómo abordar la cuestión es casi total: todo pasa por educar, prevenir y, en última instancia, convencer. Porque, remata Charo Olmos –jefa de sección de Educación para el Consumo de ASAC–, "se trata de que la gente se dé cuenta de que se hace daño a sí misma". Esa autoconsciencia es la clave, dice Olmos, "porque no funciona obligar a nadie a seguir un determinado estilo de vida; las personas tendemos a rebelarnos contra las imposiciones".

Suscríbete para seguir leyendo