Óscar Quijano | Vocalista y bajista de «Café Quijano», actúa en agosto en Luanco

"A veces discutimos, pero ser hermanos es lo que nos ha hecho salir adelante", dice Óscar Quijano

"El deporte y la naturaleza han sido una buena válvula de escape, son nuestro remanso de tranquilidad para no enfrascarnos en el trabajo", asegura el vocalista

Los hermanos Quijano en un concierto pasado en Asturias.

Los hermanos Quijano en un concierto pasado en Asturias. / IRMA COLLIN

Christian García

Entre tequilas nos contaron quién era Lola, revelaron los secretos de la taberna y se confesaron "mujeriegos" desde Brasil. Su estética y videoclips, que evocan a las noventeras películas ambientadas en Miami, dieron forma al "sonido Quijano" del que merecidamente presumieron en su segundo disco y que llegó a su máximo esplendor en 2001, con la salida de "La taberna del Buda", que quisieron homenajear con su nuevo disco "Manhattan": Manuel, Óscar y Raúl, los tres hermanos Quijano, que actuarán el 13 de agosto en el festival "Luanco al mar", ahora cuentan con 25 años de carrera y conforman una de las bandas más reconocidas del panorama español.

–¿Por qué Manhattan?

–Hemos residido durante mucho tiempo en Miami y viajamos con frecuencia a Nueva York. En una ocasión, con el pintor Domingo Zapata, fuimos al cabaret "The Box". Nos lo pasamos genial grabando el disco, el local define muy bien la canción y de ahí salió.

–¿Qué tienen los bares para ustedes?

–Cualquier contexto de la vida es susceptible de ser reflejado en una canción. Los bares y las discotecas quizás lo son más. Son lugares donde la gente va a disfrutar y puede liberarse del qué dirán. En casos extremos, hasta se dan situaciones rocambolescas que dan pie a escribir sobre ellas.

–Vuelven a "La taberna del Buda", a los orígenes.

–Siguen siendo historias que contamos, pequeños cortometrajes. Estamos muy contentos los tres porque cada vez que tocamos, percibimos que si bien es una segunda parte, es algo novedoso. Nos gusta tocarlo en directo.

–¿Qué tal les va la gira?

–Está yendo muy bien. Allí donde vamos intentamos poner toda la carne en el asador. Es una delicia poder vivir de algo que para nosotros ha sido un hobby. La gente se contagia de ese sentimiento y de cara a los conciertos sigue habiendo esa comunión con el público.

–¿Cómo les fue el "tour" por París, Londres y Dublín?

–Fue una buena toma de contacto y esperamos repetir en septiembre u octubre. Tocar en otras ciudades, en sitios más pequeños y con el público más cerca, te hace disfrutar aún más de la gente.

–¿Compartían gustos musicales?

–Bueno, nos llevamos dos años cada uno, y claro, teníamos intereses personales. Pero a la hora de hacer la música siempre componemos, revisamos si nos gusta y si nos convence, seguimos para adelante.

–¿De dónde nacen sus influencias?

–Desde pequeños hemos tenido mucho contacto con la música de Estados Unidos, pero sobre todo con la de América Latina. Nuestro padre fue profesor de música y nos inculcó los grandes tríos mexicanos y cubanos: Los Panchos, Armando Manzanero... Pero también somos gente de nuestra época y escuchamos la música norteamericana. Esa mescolanza y diversidad nos ha dado un estilo personal.

–¿Cómo fue tener un padre músico?

–Hizo que la música formase parte de nosotros desde muy pequeños. Tenía un despacho donde daba clases privadas, y además dio clases de guitarra en casi todos los colegios de León. Es un "personaje" de la cultura musical de la ciudad después de tantos años. Nos inculcó la cultura musical y empezamos a tocar con él en su bar.

–¿Ahí nació Café Quijano?

–En ningún momento nos planteamos tener un grupo. Nunca nos lo pudimos imaginar. Surgió de forma natural con el tiempo. Llegado el momento, tocando en el bar, Manolo propuso montar un grupo y dijimos "pues vamos a hacerlo". Nuestro padre nos decía que estábamos locos, porque no sabíamos cantar.

–¿Cómo es la relación entre los hermanos tras 25 años trabajando juntos?

–No nos queda otra, no nos vamos a matar. Es un privilegio dedicarte a lo que más te gusta. Lo hemos convertido en nuestro trabajo y tenemos muy claro lo importante que es. Cuando empezamos éramos más impulsivos, discutíamos por la forma de hacer las cosas, pero ahora ya no. Ahora discutimos de vez en cuando, porque es una relación profesional pero también fraternal y siempre hay opiniones confrontadas. Aún así, tenemos una empresa por la que hay que aunar esfuerzos para sacarla adelante. El hecho de ser hermanos es lo que nos ha facilitado estar juntos.

–¿Cómo trabajan la presión, el estrés y la carga de trabajo?

– La salud mental lo es todo, no sirve de nada una salud física perfecta si no prestamos atención a nuestra cabeza. No existe una fórmula mágica. Para nosotros, el deporte y la naturaleza han sido una buena válvula de escape. Es nuestro remanso de tranquilidad para no estar enfrascado en el trabajo.

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