Avilés despide a Bershka entre la indignación de los clientes: "El centro se queda sin ambiente"

La tienda del grupo Inditex en Doctor Graíño baja la persiana definitivamente en la villa: "Han sido unos años muy bonitos"

Lorena Landázuri

Lorena Landázuri

"Da pena cómo se está quedando el centro de Avilés. Sin ambiente ni opciones para la gente joven", lamenta María Dolores López, vecina de la villa y cuyas palabras recogen un sentir generalizado sobre el cierre de Bershka, la última tienda del imperio Inditex que quedaba abierta en Avilés tras el cierre de otras marcas insignia del gigante textil gallego como Massimo Dutti, Zara o Pull & Bear.

Ayer, a las 20.30 horas, la tienda ubicada en la calle Docto Graíño bajó la persiana dejando al centro de la ciudad sin una de las pocas opciones de moda destinada al público joven que aún resistía en la villa. Un cierre que se conocía el pasado mes de septiembre pero que a muchos ha pillado igualmente por sorpresa. Es el caso de Marta González, una de las clientas que apuraba las horas para que Bershka dijera adiós definitivamente mientras ojea algunas prendas. "Es una lástima porque Avilés se está quedando sin tiendas de ropa y creo que son necesarias. Además, yo soy más de comprar en tienda física que por internet y ahora me tocará ir hasta Oviedo y eso es una faena", cuenta.

La opción de la venta online es una de las alternativas que quedará a las clientas habituales de la marca. Sin embargo, hay a quienes esta vía no les acaba de convencer. "Se están cargando el comercio de Avilés. Puedes pedir online pero no es lo mismo que ir a una tienda en persona donde te puedes probar la ropa y saber qué te queda bien", indica Natalia Fuertes, mientras recorre la tienda por última vez con dos amigas. Precisamente, el ocio compartido de dar una vuelta por el centro y parar a tomar algo tras un tiempo de tiendas es uno de los entretenimientos que muchos dicen echar en falta en Avilés ante la espantada de tiendas de moda de la villa.

El equipo de trbaajadoras de Bershka, aplaude a las puertas del local, ayer, tras el cierre. | Miki López

El equipo de trbaajadoras de Bershka, aplaude a las puertas del local, ayer, tras el cierre. | Miki López / L. Landázuri

"No siempre salimos a comprar, muchas veces es por dar una vuelta. Yo voy muchas veces de tiendas con mi madre y a ella no les vas a decir que pida online o que se desplace hasta Parque Principado", añade María Fernández.

La marcha de Bershka de Avilés no solo la lamentan las clientas habituales, sino también aquellas madres cuyas hijas son asiduas a vestir prendas de la marca. "Nuestras hijas y nietas compran es esta tienda y nos están dejando sin nada opciones. Las tiendas dan vida y ahora nos toca ir a Oviedo, Gijón o Parque Principado y a veces no nos apetece desplazarnos", explica Violeta Fernández.

A la una de la tarde, la reconocible música siempre presente en los locales de Bershka seguía sonando como si fuese un día más, sin embargo, según pudo saber LA NUEVA ESPAÑA por fuentes cercanas a la plantilla, las últimas horas en la tienda se vivieron con sensación de extrañeza.

"Han sido unos años muy bonitos para todas y queremos que esta etapa se cierre bien. Somos como una familia y el balance es inmejorable", indicaban, al tiempo que confirmaba que la tienda aún mantendrá actividad hasta el día 15 con las tareas de desalojo pero no de venta al público. La opción de reubicar a las empleadas de la tienda fue puesta sobre la mesa por parte de la empresa, sin embargo esta oferta solo fue aceptada por una de las dependientas.

La noticia del fin de Bershka en Avilés fue valorada en su momento por el presidente de la Cámara de Comercio, Daniel González, como una circunstancia negativa, al igual que cuando se produce cualquier cierre en nuestro tejido empresarial de cualquier sector. Sin embargo, añadió que "se abre una ventana de oportunidad para el comercio local en el sector textil que puede ocupar ese hueco de mercado, bien sea con tiendas multimarca o franquicias".

Al cierre del negocio hubo flores paras las trabajadoras, que salieron entre aplausos de la tienda, y después bajó para siempre la persiana.

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