En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: El clásico horror

Si este año que está a punto de concluir nos ha dejado una enseñanza es la de cómo un entrenador le puede cambiar la cara a un equipo agonizante

Marlon Brando, en "Apocalypse now"

Marlon Brando, en "Apocalypse now" / LNE

Pablo González

Pablo González

Si este año que está a punto de concluir nos ha dejado una enseñanza es la de cómo un entrenador le puede cambiar la cara a un equipo agonizante. Lo hizo Cervera, cuando todavía era el Almirante y no el culpable de todos los males azules, tras suplir a Bolo, que está encantado en Burgos. Y lo acaba de hacer no hace mucho Luis Carrión tras suplir al propio Cervera, al que le montaron un equipo que poco o nada iba con su inamovible idea de ver el «fúrgol».

En Gijón la cosa fue un poco distinta. La familia orlegiana aguantó la presión popular y mantuvo en el cargo a MAR, con #hashtag o sin él, a pesar de que en sus primeros meses en el banquillo de los de El Molinón «brilló» más por sus ruedas de prensa, algunas de ellas lisérgicas, que por los resultados y el juego del equipo. El entorno del canario se quejaba de que quedaban demasiados viuditos y viuditas del Pitu Abelardo. ¡Vaya usted a saber! Meses después, y tras unos vaticinios que situaban al Sporting entre los candidatos a bajar a Primera Federación, los de MAR han vivido instalados entre la promoción y el ascenso directo. Por eso ya los hay que preparan la propaganda para exigir la renovación del técnico. Todo un clásico. Ya iremos viendo cómo evolucionan los acontecimientos.

Por lo demás, en las próximas horas los dos grandes de la madreñina volverán al tajo. Habrá entrenamientos de puertas abiertas para que las criaturas puedan ver de cerca a sus ídolos, que seguro que lo seguirán siendo pase lo que pase de aquí al verano. Igual para entonces lo serán un poco más o un bastante menos. El «chou» del balón es así. Y que dure, que el tito Floren y los suyos nos dicen que está en crisis para tratar de colar la Superliga. «El horror, el horror» que mascullaba Marlon Brando en «Apocalypse Now». Otro clásico, ¿oyisti, güey?

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