Así es el gran vergel de la finca Los Molinos de San Justo, una de las principales joyas botánicas de la región

El recinto creado por Juan Luis Díaz y su mujer sorprende por su riqueza y ya recibe las primeras visitas guiadas

Alicia García-Ovies

Enmarcado en el valle de San Justo (Villaviciosa), el jardín botánico Los Molinos es un paraíso que, hasta el momento, pocos han tenido el privilegio de descubrir. En sus ocho mil metros cuadrados de terreno se encuentran algunas de las plantas más llamativas, inusuales y especiales que pueden observarse hoy en Asturias. Juan Luis Díaz es el artífice, junto a su mujer, de una finca única en la región y que este fin de semana se abrió por primera vez al público con una visita guiada organizada por Nike García, de "No solo jardines".

Un manto de colores marrones, naranjas y amarillos recibió a la docena de visitantes que tuvieron la oportunidad de participar en la primera visita. El jardín comenzó a tomar forma hace poco más de cuarenta años, cuando Díaz comenzó con una plantación de kiwis, inexistente a día de hoy, a la que siguió otra de manzanos. El jardín no tuvo un diseño previo, por lo que las distintas plantas se extienden a lo largo de la finca sin un orden concreto, atendiendo a una decisión personal de su propietario. "Está plantado sin arte ni concierto", reconoce. Aún así, en su saludo a los visitantes dejó claro que "espero que os guste y que podáis disfrutar".

El gran jardín maliayés luce en San Justo

Juan Luis Díaz, en la finca. / Alicia García-Ovies

El recorrido comenzó por los helechos, la especie predilecta de García. El guía preparó un itinerario teniendo en cuenta la vegetación destacable según la época del año, por lo que animó a los visitantes a regresar el próximo verano para ver cómo los colores y la imagen de la finca cambian por completo. Durante más de hora y medio explicó y profundizó en las diferentes plantas, sus peculiaridades y el trabajo que Díaz ha realizado para poder reunir algunas de las especies. "No conozco otro jardín que tenga cinco araucarias distintas", destacó.

La finca cuenta con veinte tipo de cítricos, casi cuarenta hortensias, más de sesenta magnolias, un centenar de arces y más de doscientos tipos de camelias (la especie más numerosa), aunque Díaz está constantemente incorporando nuevas plantas. Buscando la más especial, la que más le gusta y le transmite. Su especie favorita son las coníferas. "Me gusta el sonido del viento cuando pasa a través de sus hojas", precisa.

Si bien los kiwis fueron el inicio del jardín botánico, la realidad es que la primera planta ornamental que se plantó fue una palmera canaria procedente de Gijón y que la mujer de Díaz trajo de una excursión cuando ejercía como maestra. "El resto de su familia está en el paseo de Begoña", comentó bromeando García, que entregó dos pequeños ejemplares a los dos niños del grupo, con la condición de que en un año le enviasen fotografías para ver cómo habían crecido.

A la palmera canaria le siguió el primer grupo ornamental de coníferas, integrado por un cedro del Himalaya, un ciprés del cementerio de Zaragoza, un abeto del Cáucaso y una imponente secuoya californiana. Con el paso de los años el número de árboles, helechos y flores fue aumentando, creándose en la finca un impresionante jardín botánico particular como no hay otro en la región. "No podamos mucho, los árboles hay que dejarlos crecer a su aire. Quizás, a veces, alguna rama cuando es necesario", indicó Díaz.

Su pasión por la naturaleza se refleja en cada rincón del jardín, digno de ser fotografiado por todo aquel que cruza sus puertas y se pierde entre sus rincones, sus luces y sus sombras.

El gran jardín maliayés luce en San Justo

Una de las participantes en la visita. / Alicia García-Ovies

Además, entre hojas y flores pueden verse distintos animales. Cuenta con más de cuarenta ejemplares, entre faisanes, rabadillas rojas, periquitos, colines de California, patos, ocas, gallinas inglesas y pitas pintas asturianas. Se trata de una afición que García heredó de sus tías, Rosalía y Ángeles, y de sus abuelos Ramona y Senén.

La de este fin de semana fue la primera de una serie de visitas guiadas que se mantendrán durante el próximo año. La idea de García es hacer al menos una al mes, siempre que haya interés. La siguiente se realizará a mediados de enero. Quienes deseen acudir pueden inscribirse a través de las redes sociales del proyecto "No solo jardines", donde el guía irá publicando todas las fechas y detalles.