Asturias combina la mortalidad más baja en 9 años con un mínimo histórico de partos

La diferencia entre nacidos y fallecidos resta 24 habitantes al día | Agosto fue el mes con más muertes por calor desde que hay registros

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Fuerte descenso de la mortalidad en Asturias que coincide con el retroceso del covid. En los primeros ocho meses del año, la región registró un total de 8.668 muertos, casi 900 menos que en el mismo periodo de 2022. Sin embargo, esta caída no se traduce con tanta nitidez como cabría esperar en una mejora del balance vegetativo, dado que los nacimientos siguen en tendencia decreciente: entre enero y julio han sido 2.539, lo que representa una caída de 299 con relación a los siete primeros meses del año pasado y la cifra más baja de la serie estadística. Se rebaja la diferencia entre nacidos y muertos, pero sigue por encima de los 5.000, a un promedio aún complicado de 24 al día. Un dato significativo es el relativo a las muertes derivadas del calor. En el trimestre junio-julio-agosto de este año fallecieron por calor en el Principado 70 personas, más del triple de las 21 contabilizadas en ese mismo intervalo del año pasado.

El ritmo de muertes en Asturias parece haber retornado a los niveles previos a la llegada de la pandemia de covid-19, en marzo de 2020. En los siete primeros meses de este año se han computado 7.631 fallecimientos, una cifra muy inferior a las de 2020 y 2022, los años en los que el coronavirus más incrementó la mortalidad en la región. El dato de este año también está por debajo del computado en 2021 (año de tregua del coronavirus) e incluso del de 2019, un ejercicio que había concluido con una cifra de fallecidos anormalmente reducida. De hecho, el nivel es el más reducido a estas alturas del ejercicio en los últimos nueve años, desde los siete meses iniciales de 2014.

Los datos sobre los que este periódico elabora este análisis proceden de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI). Para los datos de defunciones más recientes en el tiempo, y para las cifras de muertes por calor, la fuente disponible es el sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MoMo), que tiene en marcha el Instituto de Salud Carlos III, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.

En cuanto al calor, llaman la atención los 41 muertos registrados el pasado mes de agosto, cifra mensual más elevada en Asturias desde que el MoMo realiza estos rastreos sobre el efecto de las temperaturas. En junio se atribuyeron a las temperaturas 17 defunciones y en julio, 12. En 2022 habían sido en total 21: de ellas, 3 en junio, 14 en julio y 4 en agosto. El mes con mayor volumen de muertes imputadas a las temperaturas –en este caso, al frío– en lo que va de año fue febrero, con 59.

La contracción de la mortalidad, y su retorno a niveles más alejados de las grandes explosiones registradas durante la pandemia, maquilla los efectos demográficos de una natalidad que sigue, sin embargo, en caída libre. Los 2.539 computados por SADEI entre los meses de enero y julio de este año son casi trescientos menos de los contabilizados en el mismo periodo de 2022 y la comparación empeora cuanto más se retrocede: son mil menos que en el recuento de julio de 2017 y cerca de la mitad de los niños que nacían en Asturias en 2009. La cifra de este año es la peor de la serie histórica a estas alturas del año, deshace la mejoría que había experimentado el recuento de partos en 2022 y prepara a la región más necesitada de alumbramientos de España para otro cómputo anual más que mejorable.

La media de nacimientos diarios rebaja por primera vez los doce y al ritmo mensual de apenas 363 la cifra final del año se aproximaría peligrosamente a los 4.000, algo tan anormalmente bajo que el peor ejercicio de la natalidad asturiana hasta ahora –2020– totalizó 4.771. Sucede que Asturias lleva dos ejercicios consecutivos elevando, tímidamente, pero elevando, su cifra final de fin de año, pero también que el Principado se ha mantenido en todo lo que va de este 2023 a la cabeza del descenso de los nacimientos en España. El parón se hace evidente en cada actualización mensual de una estadística en la que, pese a su descenso, las muertes siguen triplicando a los nacimientos. La resta de población por motivos vegetativos –por la diferencia entre nacidos y muertos, sin contar los saldos migratorios– es la más baja desde 2019, pero aún supera los 5.000 habitantes, a una media de 24 al día.

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