El CMAE acoge una antológica de esculturas de Amador Rodríguez

La exposición se completa con una colección de retratos del artista asturiano que hizo hace veinte años José Ferrero

Amador

Amador / José Ferrero

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Amador Rodríguez Menéndez era asturiano, aunque en su carné de identidad figurase como natural de Ceuta. Asturiano de Cangas del Narcea, pero también de Salinas, un asturiano de las montañas y de las orillas. Falleció en 2001. En 2005, el Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE) de Avilés acogió una exposición en su memoria que inauguraron al alimón el expresidente Vicente Álvarez Areces y el exalcalde Santiago Rodríguez Vega. Se llamó "Amador, presencia / ausencia" y estuvo coproducida por el Instituto Leonés de Cultura, el museo Evaristo Valle y el propio CMAE.

Un conjunto escultórico de Amador, en el CMAE.

Un conjunto escultórico de Amador, en el CMAE. / Saúl Fernández

Ahora, veintitrés años después, la obra de Amador regresa a la sala de Llano Ponte. La exposición que se inaugura esta tarde (19.00 horas) se llama "Amador entrañable", la organiza el artista Francisco Redondo, se basa en "Amador, de vuelta", que se vio en Cangas del Narcea entre febrero y marzo pasados, y permanecerá abierta hasta el próximo 29 de agosto en horario vespertino.

La nueva exposición del CMAE está compuesta por una treintena de esculturas. Abarca casi toda su trayectoria estética y de investigación formal. Además, se completa con imágenes realizadas por el fotógrafo Marcos Morilla. Además el fotógrafo avilesino Jose Ferrero aporta una serie de retratos que realizó de Amador y de su mujer. Muchas de estas fotografías ya las recogía el catálogo de la última exposición de Amador en Avilés, la de 2005.

La obra escultórica de Amador Rodríguez Menéndez, según destaca el artista y divulgador artístico Ramón Rodríguez, corre pareja, en Asturias, con la de Joaquín Rubio Camín y José María Navascués: los dos primeros nacieron a mediados de los años veinte del siglo pasado mientras que Navascués lo hizo en 1934. Amador comenzó su carrera artística como pintor a finales de los cincuenta. En los sesenta encuentra el trabajo de Jorge Oteiza y cambia su perspectiva.

En 1981 –hace más de cuarenta años– expuso por primera vez en Avilés. Fue en la antigua Casa de Cultura. Su carrera ya era larga en aquella época: había participado en dos ocasiones en la Bienal de Venecia (1968-1972), en la de Sâo Paulo, en Brasil (1971), en la Trienal Europea de la Escultura de París (1978). Cuando murió, Rodríguez Menéndez había sellado más de 250 exposiciones individuales.

Parte de sus obras están en museos tan conocidos como el Centro de Arte Reina Sofía, el de Arte Moderno de Barcelona y, asimismo, en el de Sevilla; en el de Bellas Artes de Asturias y también en el de Bilbao, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y, en el extranjero, en Amberes o en Helsinki, en Finlandia.

Amador Fernández veraneó muchas veces en Salinas. Era cliente asiduo del hotel Esperanza y es que vivía en Madrid.

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