En territorio comanche

La opinión sobre el VAR, el Oviedo y el Sporting: Mongolia, Jehová y los árbitros

Los árbitros amenazan con una revuelta juvenil en Mongolia. Ellos se sienten perseguidos como el pueblo de Jehová. Es la semana de las persecuciones enraizadas en la historia. La de los trencillas, la del Barça de Laporta etcétera…

ACTO ENTREGA DE DISTINCIONES A SOCIOS DEL SPORTING DE GIJON QUE CUMPLEN 50 AÑOS.

ACTO ENTREGA DE DISTINCIONES A SOCIOS DEL SPORTING DE GIJON QUE CUMPLEN 50 AÑOS. / JUAN PLAZA

Pablo González

Pablo González

Los árbitros amenazan con una revuelta juvenil en Mongolia. Ellos se sienten perseguidos como el pueblo de Jehová. Es la semana de las persecuciones enraizadas en la historia. La de los trencillas, la del Barça de Laporta etcétera… El "caso Negreira" ha venido a caldear aún más el asunto. Bueno, eso y las ganas que tiene el padrino Tebas de quitarle al honesto Rubiales, por ejemplo, el control del arbitraje. La guerra de LaLiga con la Federación Española vive otro de sus capítulos. Y ya no se sabe cuántas batallas van.

Por el medio, la polémica que jornada tras jornada genera el VAR. Ya saben, amiguinos y amiguinas, que el último en sufrir el mal ojo de los encargados del videoarbitraje ha sido el Sporting, que con el desembarco de Orlegi se ha vuelto muy beligerante, al menos de puertas hacia fuera, con el colectivo. La tecnología aplicada al arbitraje llegó para hacerlo todo más justo y acabar con los errores y los descarados tratos de favor a los grandes. Pero ni con esas. Si no se pone en duda el grosor de las líneas del fuera de juego, se duda del protocolo o de los largos tiempos en tomar una decisión. Es la vieja historia pasada por la cirugía de la modernidad millennial.

El Valencia bajará por culpa de los de negro y no por culpa de una gestión nefasta, y el Sporting no va a entrar en play-off por las decisiones tomadas a escondidas en la penumbra de la sala del VAR. La estrategia del victimismo elevada a categoría de política de Estado. Solo queda esperar por los futuros acontecimientos y ver si los árbitros cumplen su amenaza de parar todas las competiciones, con el grave perjuicio que eso supondría para un calendario a punto de reventar. Por lo demás, y en lo que respecta al Oviedo, el Almirante Cervera ha invitado a sus muchachos a unas sidras, unas costillas y unos criollinos. Todo lo que haga falta para fomentar el buen rollo, ¿oyisti, güey?

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