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Compras hasta final de año y en todos los comercios: el plan para salvar el programa “Mi barrio”

Servicios Sociales se plantea ajustes en el programa de ayudas ante el bajo nivel de ejecución a un mes de que finalice la convocatoria

Un comercio adscrito al programa "Mi barrio". Marcos León

Trasladar el fin del programa del fijado 31 de mayo a finales de año y ampliar la opción de poder hacer esas compras en todo el comercio local y no sólo en los establecimientos adheridos son algunas de las variables que se plantea la Fundación Municipal de Servicios Sociales para intentar solventar los problemas de ejecución en “Mi barrio”, y de las que ayer se habló en comisión a preguntas del Partido Popular.

“Mi barrio” sirvió para transferir cerca de un millón de euros –dinero de una convocatoria no realizada de la renta social que estaba en el presupuesto de 2020– a las cuentas de un millar de familias en situación de máxima vulnerabilidad para que hicieran compras. A un mes de su fin oficial, las compras facturadas superan levemente los 300.000 euros y hay más de 400 beneficiarios que no han hecho gasto alguno.

Una situación denunciada desde la oposición municipal y la Unión de Comerciantes, que se encarga de la parte comercial como ya hizo con la renta social, donde el pago se hacía con tarjeta.

Los cambios se decidirán en base a un informe que, explicó la edil socialista Natalia González, se está elaborando llamando a todos los beneficiarios que aún no han hecho gasto para “conocer la situación concreta de cada persona”. Son muy diversas, desde quién nos dice que ya no vive en Gijón y devolverán las ayudas a quien no sabe cómo gastarlo y les estamos explicando lo que tienen que hacer”. También se han detectado casos de beneficiarios cuyos bancos usaron esos ingresos para cubrir impagos pendientes o quien ha gastado el dinero en facturas de luz o alquiler. El pliego de condiciones de las ayudas deja claro que lo no gastado o gastado indebidamente debe devolverse.

Ampliar el plazo sería una fórmula de facilitar que se complete el gasto. Y posibilitar que las compras se hagan en más comercios que los adheridos es la fórmula que se maneja desde la Fundación ante las críticas de algunos beneficiarios sobre la escasez de algún tipo de negocio, sobre todo, de alimentación, o los elevados precios de algunas de las actuales firmas. González, tanto en el reajuse del programa como en sus opciones de futuro, tiene claro que “el objetivo es ayudar a las personas en situación de vulnerabilidad. No lo olvidemos nunca”.

Ángeles Fernández-Ahúja, la edil del PP que llevó el asunto a comisión, no sólo afea que ese informe aún no esté terminado cuando, oficialmente, el programa termina en un mes. Su mayor crítica tiene que ver con que “no admitan que se ha fallado. No vale culpabilizar al comercio. El problema es de quien elaboró y cerró ese programa municipal”. Y se plantea una gran duda: “¿Qué va a pasar con quienes aplicaron ese dinero a otros gastos, quizás por no estar bien informados? ¿Tienen que devolverlo, cómo lo justifican”.

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