Opinión

Todos tenemos una historia

"El lápiz de la memoria", el viaje de José Junquera en busca de otras vidas para disfrutar de la existencia propia y encontrarse

Todos los pueblos, también los pequeños, tienen historia y rivalidades con sus vecinos. En ellos siempre crece alguien que los ensalza o los demoniza. Sin embargo, la inmensa mayoría de sus habitantes nunca alcanzan protagonismo literario.

Para Pepe Junquera todos tenemos una historia que, aunque no sea muy edificante, merece ser recordada. Su desafío es contarla bien y, sobre todo, con sentimiento. En su obra, Pepe no solo perfila bien los personajes, también muestra abiertamente sus sentimientos.

Aunque no se lo confesó a su maestro, Argüelles, ese minúsculo punto en el mapamundi sería siempre su ancla.

Allí comenzó su interés por las vidas que le rodeaban y allí regresaría de sus viajes para soñar con otros mundos y con otras existencias. Está escrito que en el Paraíso todo está permitido excepto la curiosidad. Aunque Pepe no vivió en el Paraíso por unos cuantos metros, sus artículos nos muestran a un escritor que siempre ha vivido en la curiosidad y que siente la necesidad de compartir sus sentimientos.

Su obra denota también una gran generosidad, en donde todo lo que le rodea merece ser resaltado. Para él todas las vidas tendrían que dejar huella en la historia.

Incluso trata con delicadeza aquellas historias y personajes que va conociendo en sus cada vez más frecuentes entradas en el paraíso y que le producen perplejidad e inquietud.

Historia tras historia, Pepe muestra su sensibilidad. Derrocha conocimientos, cariño por la música, por la naturaleza y manifiesta sus sentimientos hacia las personas con quien ha convivido con absoluta naturalidad. Nos arrastra a su singular territorio personal, un espacio propio desde el que teje los relatos con maestría.

En resumen, Pepe nos presenta un viaje en busca de otras vidas para vivir la propia y lo cuenta para encontrarse.